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ópera
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Giulio Cesare’ de Handel vuelve al Liceu, tan humanista como ‘kitsch’

Otra producción irregular de Calixto Bieito, apenas compensada desde el foso por el legendario William Christie, al frente de la orquesta del teatro barcelonés con instrumentos de época y un sólido reparto encabezado por Julie Fuchs como Cleopatra

Vista general de la escenografía de Rebecca Ringst con vídeos de Sarah Derendinger para ‘Giulio Cesare’ de Handel, el pasado 25 de mayo en el Liceu.
Pablo L. Rodríguez

A William Christie le habría gustado preguntar a George Frideric Handel aquello que intriga a todo ser humano: ¿qué hay después de la muerte? Si ha estado allí arriba o allá abajo todo este tiempo y, en el caso de que no hubiera vida después de la muerte, entonces si la vida serían sus óperas. Lo confiesa en un vídeo promocional del regreso de Giulio Cesare al Liceu el pasado domingo 25 de mayo, tras más de veinte años de ausencia, y en una coproducción de Calixto Bieito estrenada en Ámsterdam hace dos años. Era el debut del legendario director estadounidense de Les Arts Florissants de 80 años en el teatro barcelonés frente a la orquesta titular, que utilizaba por primera vez instrumentos de época. Una oportunidad para disfrutar de su Handel humanista, que también subraya en el referido vídeo: un compositor del siglo XVIII con el poder de retratar de forma atemporal la condición humana y permitir al público actual reconocerse en sus óperas.

Esta idea conecta con la propuesta escénica de Bieito, que traslada la acción de la exitosa ópera de Handel de 1724 desde el Egipto del año 48 a. C. hasta un entorno cercano al Catar actual. La escenografía de Rebecca Ringst, formada por una jaula metálica que se gira y eleva por uno de sus lados hasta evocar el pabellón de Arabia Saudí en la Expo 2020 de Dubái, cuenta con atractivos y coloridos vídeos de Sarah Derendinger. Pero la tensión teatral vuelve a ser un problema para el director de escena español, como ya ocurrió en el arranque de su régie de El anillo del nibelungo wagneriano en París, y cada personaje parece construido improvisadamente a partir de lo que ofrecen sus cantantes. Un bajo nivel teatral que contrasta con la brillantez escénica vista en otras producciones actualizadoras de Handel, como Orlando, de Claus Guth, y Theodora, de Katie Mitchell. El insustancial vestuario de Ingo Krügler, que no distingue entre romanos y egipcios, tampoco ayudó. Y fue un lastre la división de la ópera en dos partes muy extensas, que diluyen la división en tres actos y utilizan sin razón de peso la vengativa aria de Sesto L’angue offeso mai riposa como cesura.

El contratenor Xavier Sabata cantando el aria ‘Empio, dirò, tu sei’ de ‘Giulio Cesare’ de Handel, el pasado 25 de mayo en el Liceu.

La falta de ideas escénicas provocó que la primera parte, con casi dos horas de duración, afectara a la música. Christie arrancó con nervio la obertura e impulsó las primeras escenas con solemnidad, intensidad y preciosismo. Pero todo se fue diluyendo en una corrección más o menos anodina, como quedó claro en el recitativo acompañado Alma del gran Pompeo o en el aria Va tacito e nascosto, donde la orquesta tapó al solista, aunque remontó en momentos puntuales, como en el bello dúo entre Cornelia y Sesto que cierra el primer acto Son nata a lagrimar. Las decisiones sobre la partitura de Handel fueron, en general, acertadas, con comprensibles tijeretazos en los recitativos y algunas sorpresas, como la supresión del aria de Cleopatra Tu la mia stella sei, donde muestra su cariz más humano y menos pragmático, en favor de la insustancial aria del eunuco Nireno Chi perde un momento, que Handel escribió para la reposición de 1725, pero no para un contralto castrato, sino para una soprano.

Todo mejoró en la segunda parte y especialmente en el tercer acto donde Christie manejó con precisión la retórica fundamental del aria da capo, con esa secuencia que define como inizio-confutatio-confirmatio. Lo demostró en el magistral acompañamiento del aria de Cleopatra, Piangerò la sorte mia. La Orquesta del Gran Teatre del Liceu brilló con instrumentos de época: una cuerda dúctil y tupida, buenas maderas y cuatro poderosas trompas naturales, que se lucieron en la sinfonía con la que se abre el epílogo. La dirección escénica de Bieito, a cargo de Astrid van den Akker en esta reposición, también encontró más chispa y dinamismo en la segunda parte, donde afloraron ideas más reconocibles en Bieito: sangre, helados baratos, la batalla que vence Tolomeo convertida en un campeonato de boxeo de los siete cantantes y el final feliz kitsch con ostentosos váteres de oro. Todo ello ocurrencias que no elevaron el nivel teatral ni la construcción psicológica de los personajes.

La soprano Julie Fuchs cantando el aria ‘Da tempeste il legno infranto’ de ’Giulio Cesare’ de Handel, el pasado 25 de mayo en el Liceu.

La gran triunfadora de la noche fue Julie Fuchs, que interpretó a Cleopatra. La soprano de Meaux exhibió su desparpajo escénico desde la primera intervención y convirtió el aria Da tempeste il legno infranto, que canta en el tercer acto llena de júbilo tras su reencuentro con Giulio Cesare, que la salva del suicidio, en lo mejor de la noche, acompañada por otro destello desde el foso de Christie. Sin embargo, la cantante francesa no brilló tanto en los momentos más emotivos del personaje escrito por Handel para Francesca Cuzzoni, como en el recitativo acompañado del segundo acto y el aria Se pietà di me non senti. El contratenor catalán Xavier Sabata asumió con solvencia el reto de interpretar el papel protagonista, escrito para el castrato Senesino, y arrancó los primeros aplausos de la noche tras su exhibición técnica en el aria Empio, dirò, tu sei. Sin embargo, su meliflua versión de Giulio Cesare no ahondó lo suficiente en la psicología del personaje para elevar los números más destacados de la ópera, como el recitativo acompañado y el aria Dall’ondoso periglio.

Por el contrario, el contratenor Cameron Shahbazi, que debutaba en el Liceu, imprimió un efectivo tono siniestro al inconsistente y malvado Tolomeo. Se trata de otro personaje originalmente escrito para contralto castrato, que el canadiense de ascendencia iraní elevó en su primera aria L’empio, sleale, indegno. Otra debutante muy aplaudida fue la mezzosoprano británica Helen Charlston en el papel de Sesto, que destacó en el aria Cara speme con exquisitas fluctuaciones musicales, un leve tono tostado y atractivas ornamentaciones. Su colega italiana Teresa Iervolino fue una Cornelia tan austera como elegante, y el barítono murciano José Antonio López fue un convincente malo como consejero Achilla. El reparto se completó con el contratenor gallego Alberto Miguélez Rouco, que resolvió con solvencia la referida aria del eunuco Nireno, y el joven barítono barcelonés Jan Antem, que participó en los recitativos como tribuno Curio, pero también en los coros, oportunamente convertidos en conjuntos vocales, tal y como se indica en la partitura de Handel.

Giulio Cesare

Música de George Frideric Handel. Libreto de Nicola Francesco Haym (basado en el libreto homónimo de Giacomo Francesco Bussani).

Xavier Sabata, contratenor (Giulio Cesare); Julie Fuchs, soprano (Cleopatra); Cameron Shahbazi, contratenor (Tolomeo); Teresa Iervolino, mezzosoprano (Cornelia); Helen Charlston, mezzosoprano (Sesto Pompeo); José Antonio López, barítono (Achilla); Jan Antem, barítono (Curio); Alberto Miguélez Rouco, contratenor (Nireno).

Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu.

Dirección musical:  William Christie.

Dirección de escena: Calixto Bieito. Reposición: Astrid van den Akker.

Gran Teatre del Liceu, 25 de mayo. Hasta el 7 de junio. 

 

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Sobre la firma

Pablo L. Rodríguez
Zamorano residente en Zaragoza, es doctor en Historia del Arte y Musicología. Colabora en EL PAÍS como crítico de música clásica desde 2013. Tuvo un pasado como violinista, pero finalmente se decantó por la teoría. Desde 1999, es profesor del Máster en Musicología de la Universidad de La Rioja, donde también coordina el Doctorado en Humanidades.
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