Ir al contenido
_
_
_
_

Los manuscritos de los maestros literarios de Miguel Hernández

Un libro desvela las huellas que autores clásicos y modernos dejaron en el proceso de creación del poeta de Orihuela

El poeta Miguel Hernández visita el cementerio de su ciudad natal de Orihuela, donde se encuentra enterrado su amigo, el también escritor Ramón Sijé, (fotografía sin fecha, hacia 1936).
Ginés Donaire

Pocos poetas del siglo XX como Miguel Hernández sintieron de forma tan aguda La ansiedad de la influencia, según tituló el crítico litearario Harold Bloom uno de sus libros canónicos. Esta ansiedad, junto a su genio, le llevó en poco más de diez años de ser un aprendiz a situarse a la cabeza de la poesía de su tiempo. “En este proceso tuvo una serie de maestros literarios, tanto clásicos como modernos, que leyó y transformó de la manera que mejor se adaptaba a su cosmovisión lírica”, explica el catedrático Rafael Alarcón, que ha coordinado la obra Llamo a los poetas: Miguel Hernández y sus maestros literarios, editada por la Universidad de Jaén (UJA). En esta provincia se conserva el legado del poeta de Orihuela (Alicante) que la Diputación de Jaén adquirió en 2014 (una parte se conserva en Quesada, de donde era Josefina Manresa, la esposa del poeta) y que consta de más de 5.000 documentos, manuscritos y objetos personales del autor, entre otras obras, de El rayo que no cesa.

La publicación pasa revista a la relación de Miguel Hernández con los grandes modelos literarios, desde la tradición clásica a los maestros modernos, a los que tuvo que enfrentarse, entre ellos San Juan de la Cruz, Lope de Vega, Góngora, Quevedo, Juan Ramón Jiménez, Gabriel Miró, Ramón Sijé, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre y Pablo Neruda.

Carmen Alemany Bay, de la Universidad de Alicante y una de las principales estudiosas de la obra hernandiana, ha analizado más de 170 borradores del poeta de Orihuela que hacen referencia al insistente y voluntarioso proceso de creación con el que elaboraba sus versos. “Es en la etapa de la formación del poeta donde se aglutinan las huellas de sus maestros porque entre los manuscritos va intercalando vocablos, versos, que proceden de sus intensas lecturas; Miguel Hernández elabora páginas y páginas en las que se entrevé la voluntad de elaborar un estilo propio, una lucha incansable en la que se conjugan referencias recientemente adquiridas y que él trasmuta para convertirlas en propias”, expone Alemany. Entre el centenar de manuscritos se conglomeran los rastros de Luis de Góngora, Rubén Darío, Gabriel Miró, Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén o los simbolistas y parnasianos franceses. Carmen Alemany alude también a la influencia que se convertiría en decisiva, y todavía no suficientemente estudiada, de Ramón Gómez de la Serna, Federico García Lorca y también san Juan de la Cruz.

Jaén, verano 1937, el poeta Miguel Hernández con su esposa, Josefina Manresa.

En una segunda etapa las influencias comienzan a disiparse, pero todavía sobrevuelan en los escritos hernandianos referencias clásicas como las de Garcilaso de la Vega y Quevedo, o Pablo Neruda y Vicente Aleixandre, que dejaron en él una profunda mella en los tiempos de redacción de El rayo que no cesa. “Durante el periodo bélico la voz de Miguel Hernández tiene claras miras hacia la poesía comprometida, los versos del poeta se liberan casi por completo de los ecos, aunque en estos bocetos podemos encontrar muestras interesantes de cómo concibe lo poético, y el arte en general, en tiempos de guerra”, expone Alemany.

Francisco García Jurado, de la Universidad Complutense de Madrid, plantea el alcance que la tradición, entendida como un proceso de afinidades electivas, tiene en el proceso de la creación literaria: “Hablar de una tradición clásica en Miguel Hernández tiene mucho de quimera, como demuestra en el magnífico análisis de un par de sonetos del oriolano, que transforman varios tópicos clásicos en torno al motivo de la rosa”.

Por su parte, Aitor L. Larrabide, de la Fundación Cultural Miguel Hernández de Orihuela, se detiene en la relación de amistad y de pupilaje intelectual de Ramón Sijé, seudónimo literario de José Marín Gutiérrez (1913-1935), sobre Miguel Hernández. “Una entrañable amistad unió a los dos escritores oriolanos, por encima de diferencias ideológicas y estéticas, y de la distancia”, apunta Larrabide sobre Sijé, que, a su juicio, “le tenía asignado a perpetuidad a Hernández el papel de poeta campesino del imperio”. Con todo, se muestra partidario de “desterrar prejuicios ideológicos” y revisar la producción literaria de Sijé, que murió con 22 años.

El catedrático de la Universidad Complutense Emilio Peral Vega profundiza en la influencia que el teatro de García Lorca pudo ejercer sobre el posterior de Miguel Hernández. “Podríamos detenernos en resonancias precisas, tales como el triángulo amoroso de El labrador de más aire, de sabor lopesco y, por añadidura, lorquiano (Bodas de sangre), y la forma expresionista de denominar a los personajes que Miguel Hernández acoge en Los hijos de la piedra (Pastor, Minero…), que también remite a la citada tragedia lorquiana; o, incluso, en procedimientos dramáticos concretos para los que, a buen seguro, Hernández se miró en espejos lorquianos”, indica Peral.

Sin embargo, destaca que Hernández aprende sobre todo de García Lorca el recurso a los romances de ciego, “una forma arcaica y, en ocasiones, truculenta de poesía popular, que algunos dramaturgos renovadores incluyen en sus piezas como un elemento añadido en la pretendida reteatralización de la escena o, dicho en otros términos, la recuperación de todos los recursos de la carpintería teatral clásica, con la intención de apartarse de los discursos dramáticos veristas que habían dominado la segunda mitad del XIX”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ginés Donaire
Corresponsal de El PAIS en Jaén desde septiembre de 1999. También soy colaborador de la Agencia Efe y, desde 2021, responsable del medio digital 'Alma de Pueblos' sobre el Reto Demográfico y el medio rural. Especializado en la información agraria. Asociado del Colegio de Periodistas de Andalucía. Graduado en Derecho por la UNED.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_