‘Teoría y práctica de La Habana’: la ciudad oscurece y se hace gay
Autobiográfica en gran parte, el libro de Rubén Gallo es un telón de fondo de lo que ya se sabe qué es la realidad de Cuba: un país empobrecido que jamás ha perdido las ganas de bailar

Hace medio siglo, leímos Tres tristes tigres, la imponente novela de Guillermo Cabrera Infante, y desde entonces no había sentido tanto la alegría de La Habana como ahora, que he leído Teoría y práctica de La Habana, de Rubén Gallo (Jus Libreros y Editores). Autobiográfica en gran parte y gay siempre, este viaje al fondo de la noche habanera te agarra por el humor y por aquella alegría de las palabras que había en Tres tristes tigres, y es un telón de fondo de lo que ya se sabe qué es la realidad de Cuba: un país empobrecido que jamás ha perdido las ganas de bailar.
Es como si hiciera de noche y, en esta novela, La Habana se hiciera gay. Todo lo que ocurre es posible. Es un homenaje implícito a Cabrera Infante, el escritor que introdujo el humor (y el amor por las palabras) en la novela en español del siglo XX, una huella indeleble en la escritura que viene del boom pero que siempre viajó por su cuenta.
Gallo es una figura sorprendente: especialista en Freud (en la escritura de Freud), en Marcel Proust y en Mario Vargas Llosa (su libro Conversación en Princeton, editado por Alfaguara, donde recoge el diálogo de sus alumnos en esa universidad con el Nobel peruano), es un docente muy querido, un investigador de renombre, que cuando se quita las corbatas de la docencia es un hombre ocurrente y alegre, de cuya mente y de cuya vida ha salido esta novela, de la que habla ante las cámaras de EL PAÍS.
Yo no me perdería lo que dice en la entrevista. Y tampoco me perdería esta novela en la que revive el magisterio de Cabrera Infante y resaltan figuras literarias radicalmente cubanas como Severo Sarduy o Antón Arrufat.
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