Vampiros y menstruación
El nuevo trabajo de Jenny Hval 'Blood Bitch' es un disco de folk cósmico y techno suave que resulta provocador

El sexto disco de la noruega de 36 años Jenny Hval es un conjunto de fábulas sobre la corporeidad (sobre el placer y el dolor), en el que se aborda el principio jerárquico-patriarcal de servicio representado en la mujer. “Tengo grandes sueños y poderes sangrientos”, dice. No hay enigma que valga en sus letras, ni tampoco dobles sentidos: se trata de cultivar identidades y de ofrecer una ecología del cuerpo como resistencia, proporcionando imágenes claras, hechas de sonidos y letras. Como consecuencia de todo ello, su música, siempre cinematográfica, se vuelve ahora más misteriosa y fragmentada.
Lo sorprendente es que ella niega el calificativo de proyecto artístico y entiende lo que hace como pop. Antaño crítica cultural en medios de su país, autora de dos novelas y corista ocasional de la diva camp Sussanne Sundførd, es cierto que Hval conoce bien las bases del universo pop y, por tanto, también sabe cómo retorcerlo: si Joanna Newsom satisfacía parte de las fantasías puritanas y etéreas de los indies occidentales, Hval es su pesadilla. Curiosamente, Newsom trabajaba con Jim O’Rourke y Hval lo hace con uno de sus colaboradores, el músico experimental Lasse Marhaug.
Blood Bitch (perra sangrienta) es un disco de folk cósmico y techno suave que resulta provocador no por hablar de menstruaciones o vaginas, sino por plantear el amor como un problema político: “Al igual que el capitalismo / Funciona como el amor no correspondido de esa manera / Nunca descansa”, canta en ‘The Great Undressing’. En ‘Conceptual Romance’, inspirada en el libro Amo a Dick (1997), de Chris Kraus, los beats y el ambiente introspectivo plantean un escenario catastrófico para el encuentro erótico: el orgasmo como el momento en el que más alejados estamos los unos de los otros; la identidad como un ir y volver del enamoramiento al fracaso, que “pueden conectarse y convertirse en todo / todo lo que está desgarrado en tu vida”. Como si lo revolucionario anidara en el desenfreno erótico, y el totalitarismo, en la obediencia sexual.
Jenny Hval Blood Bitch Sacred Bones / Everlasting
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