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Júlia López Ventura, de la red c40: “Me preocupa la idea de que está todo perdido contra el cambio climático”

La ingeniera cumple una década como directora regional del organismo, que brinda apoyo técnico a las 100 mayores ciudades del planeta en su lucha contra la crisis ambiental

Miguel Ezquiaga

Las condiciones de vida se recrudecerán en las grandes ciudades cada vez más. Unas aglomeraciones urbanas azotadas por el aumento de las temperaturas y los fenómenos extremos que conlleva. Fundada en 2005 por el exalcalde de Londres Ken Livingstone (Partido Laborista), la alianza c40 cities nació con la certeza de que aún existe cierto margen de acción frente a los malos presagios de la ciencia sobre el calentamiento global. Y brinda apoyo técnico a las 100 mayores urbes del planeta en su lucha contra el cambio climático. La directora regional de este organismo en Europa es una ingeniera en Telecomunicaciones, Júlia López Ventura (Barcelona, 42 años), que acaba de cumplir una arrolladora década en el cargo tras encabezar proyectos internacionales para el Consistorio de su ciudad natal. “Nuestros miembros representan el 23% de la economía global”, precisa en la IE Tower de Madrid, en cuya escuela de Arquitectura y Diseño imparte clase.

Pregunta. ¿Le toca tirar de las orejas a los políticos?

Respuesta. Yo no lo describiría así. Siempre hemos tenido conversaciones muy francas con ellos. Identificamos conjuntamente cuáles deben ser las prioridades de cada ciudad en el marco de los grandes acuerdos internacionales.

P. ¿Los ciclos de la política son un problema a la hora de tomar medidas de largo plazo?

R. Los políticos pueden cambiar, pero la crisis climática no es de derechas ni de izquierdas y seguirá ahí. Cada vez que cambia un equipo municipal, nos reunimos con el nuevo para conocer sus prioridades y asegurarme de que cumple con la ambición climática que esperamos de nuestros miembros.

P. ¿Las administraciones caen en el postureo climático tanto como algunas empresas privadas?

R. El marketing de las ciudades se llama departamento de comunicación. En el caso de c40, hay un compromiso real y apenas nos hemos encontrado con ese problema. Los funcionarios de carrera son muy importantes, a veces llevan dos o tres décadas implementando y evaluando políticas verdes.

P. Colabora con una veintena de ciudades, entre ellas dos españolas: Madrid y Barcelona. ¿Qué están haciendo bien?

R. Me gusta mucho la Escuela de empleo verde de Madrid, donde forman a colectivos vulnerables en oficios vinculados a la transición ecológica. Fomentar el empleo de este tipo es crucial. De Barcelona me quedo con los esfuerzos por combatir la isla de calor con nuevas zonas verdes y una cada vez más amplia red de refugios climáticos.

P. El fantasma del negacionismo recorre Europa. ¿Cómo afecta a su trabajo?

R. Más que el negacionismo, que es minoritario, me preocupa la idea de que no hay nada que hacer contra el cambio climático, que está todo perdido. Es falso y forma parte de muchas campañas de desinformación.

“El multilateralismo debe apoyarse en las ciudades. Los alcaldes son más pragmáticos”

P. ¿Y cuál es la manera de combatir esa tesis?

R. Intentando ganar el relato con datos, con hechos. Uno de los grandes retos de la transición verde es que el ciudadano vea lo beneficiosa que puede ser para él. Formamos a los alcaldes para que estén preparados a la hora de desmontar bulos.

P. Muchas de estas medidas todavía encuentran resistencias entre la ciudadanía. ¿Qué está fallando?

R. Siempre se puede mejorar, pero ya se están haciendo esfuerzos en ese sentido. Es el caso de la Academia del clima de París, una iniciativa personal de la alcaldesa Anne Hidalgo donde explicar la crisis climática a jóvenes y adultos. El edificio está justo frente al Ayuntamiento, un símbolo precioso.

P. Las megaurbes de África, Oriente próximo y el sur de Asia se han vuelto invivibles por el calentamiento global. ¿Hay vuelta atrás?

R. Hace 10 años, hablar de refugiados climáticos se veía como algo extraño, y hoy comprobamos cómo efectivamente grandes masas de población se ven obligadas a desplazarse. Debemos evitar que vaya a peor mitigando los gases de efecto invernadero y mejorando la adaptación de las ciudades.

P. La 30º conferencia climática de la ONU se celebrará en noviembre en Belém (Brasil). Este tipo de citas decepcionan en muchas ocasiones a expertos y activistas.

R. Puedo entender esa frustración. A veces llegar a un acuerdo de mínimos cuesta horas y horas de negociación, pero hay que ser persistentes y no desfallecer. El multilateralismo tiene que apoyarse en actores supranacionales como las ciudades. Los alcaldes tienen una visión más pragmática.

P. Algunos regidores han tenido problemas precisamente por su compromiso.

R. Estamos viendo ciertas fricciones entre ayuntamientos progresistas y gobiernos centrales de tendencia conservadora. El caso de Ekrem Imamoglu, que fue alcalde de Estambul, es el más extremo. Lo encarcelaron solo unos días antes de que fuese proclamado candidato a las presidenciales.

P. Con todo, hay lista de espera para entrar a formar parte de c40.

R. Digamos que siempre hay un importante número de ciudades de todo el mundo que solicitan ser miembros de la alianza, para lo cual deben cumplir unos estándares mínimos. Es una señal fantástica de que el cambio climático ha entrado de lleno en la agenda política.

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Sobre la firma

Miguel Ezquiaga
Es redactor en la mesa web de EL PAÍS. Antes pasó por Cultura, la unidad de edición del diario impreso y ejerció como reportero en Local. Su labor informativa ha sido reconocida con el Premio Injuve de Periodismo, que otorga el Ministerio de Juventud. Cada martes envía el boletín sobre Madrid.
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