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La UE pacta una “declaración de intenciones” con un recorte de las emisiones de entre un 66,3 y un 72,5% para 2035

Los Veintisiete, que también han aplazado la aprobación del objetivo de reducción de 90% para 2040, minimizan la gravedad de acudir sin los deberes totalmente hechos a la cumbre de la ONU de la semana que viene

Silvia Ayuso

La Unión Europea acudirá a la reunión de Naciones Unidas la semana que viene con una “declaración de intenciones” sobre el recorte de emisiones para 2035, que contiene un rango de recorte de CO₂ para esa fecha de entre el 66,3 y el 72,5%. Se trata de un acuerdo de mínimos cerrado este jueves en Bruselas por los ministros de medio ambiente de los 27 ante la imposibilidad de llegar a tiempo a la cita en Nueva York con el plan original, que era tener en el bolsillo no solo sus planes de recorte de aquí a 2035 (las denominadas contribuciones determinadas a nivel nacional, NDC), sino también la modificada ley europea del clima, que fija una reducción para 2040 de las emisiones de gases de efecto invernadero de 90% respecto de 1990.

“Tenemos una declaración de intenciones que nos permite llegar a la conferencia de Naciones Unidas con un rango que para cualquier estándar es ambicioso”, ha defendido el comisario para Clima, Wopke Hoekstra. No constituye la NDC europea en sí, sino un compromiso de la “intención de la UE de enviar sus NDC post-2030 antes de la COP30″, señala el Consejo.

El rango, especialmente el valor más alto de 72,5% está “claramente alineado con el Acuerdo de París” y sigue también una trayectoria lineal con el 90% para 2040 que busca fijar la Comisión, lo que significa que Europa sigue en una “trayectoria globalmente muy ambiciosa”, ha insistido ante las críticas de los últimos días ante la incapacidad de cerrar un acuerdo en firme antes de la cita neoyorquina de la semana que viene.

De hecho, para WWF, la declaración constituye una “maniobra diplomática digna de unos juegos olímpicos, una actuación diseñada para evitar la vergüenza de llegar a la COP con las manos vacías”, ha criticado la organización medioambiental nada más conocer el acuerdo.

“Hoy, todos los 27 Estados miembros se han unido en apoyo de la declaración de intenciones para la NDC de la UE”, ha replicado el ministro danés de Medio Ambiente, Lars Aagaard, cuyo país ejerce este semestre la presidencia rotatoria europea. “Continuamos unidos y hablaremos con una sola voz clara en Naciones Unidas. Esto demuestra la voluntad de la UE y sus Estados miembros de encontrar soluciones y promover la acción climática global”, ha agregado al término de una cita que se prolongó bastante más de lo esperado, muestra de lo difíciles que son actualmente las negociaciones climáticas en Europa.

La presidencia danesa de turno del Consejo de la UE se ha fijado una ambiciosa agenda medioambiental para su semestre pese a las crecientes reticencias políticas en una Europa cada vez más escorada hacia una derecha y extrema derecha climatoescéptica. Su objetivo era cerrar los dos grandes dosieres ambientales en esta reunión de ministros, la última prevista antes de las grandes citas en Nueva York y en Belem, Brasil, donde se celebrará la próxima cumbre mundial del clima, la COP30, en noviembre. Pero ya la semana pasada quedó claro que sería imposible, ante las presiones de un grupo de países, encabezados por grandes como Francia, Italia, Polonia y con el respaldo de Alemania, para que la ley que debe fijar el objetivo de 2040 sea discutido previamente en la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la UE de finales de octubre. Algunos, como Hungría, ponen incluso en duda la meta misma del 90% —“Es un objetivo muy ambicioso, sabemos que tenemos que tener ambición, pero esta debe ser realista y pragmática”, había dicho a su llegada a Bruselas su secretaria de Estado de Medio Ambiente, Anikó Raisz, aunque la mayoría de los reticentes lo que buscan son más flexibilidades y concesiones para llegar al objetivo fijado.

Ese es el caso de Polonia. Sus cálculos indican que podría lograr una reducción del 83% “a un gran costo” para 2040 y por eso exige más flexibilidades, entre otros una cláusula de revisión en 2031 o una “exención” para la producción en defensa (Polonia es actualmente el país que más gasta en defensa de la OTAN y acaba de solicitar un préstamo dentro del mecanismo SAFE para compras conjuntas de armas de la Comisión Europea por 43.000 millones de euros).

“Es un tema económico muy importante, por eso tienen que discutirlo los líderes”, ha defendido el secretario de Estado polaco para Clima y Medio Ambiente, Krzysztof Bolesta, en Bruselas. Aunque Alemania ya ha anunciado que respaldará la ley del clima propuesta por la Comisión con el 90% como objetivo, ha aceptado apoyar la petición, liderada también por una Francia que ha dado en los últimos tiempos un fuerte giro en materia medioambiental, de que sean los líderes de los Veintisiete los que discutan primero las “líneas” de la normativa al considerar que Bruselas presentó “demasiado tarde”, a comienzos de julio, una propuesta que, advierte Berlín, tendrá demasiado impacto en toda la vida, desde la parte económica a la social, de Europa, como para que no sea discutida al máximo nivel antes de recibir su visto bueno.

Ante la negativa de varios Estados miembros, de nuevo ante todo Hungría, de avanzar también claramente en las NDC —que al fin y al cabo son un paso intermedio hacia el objetivo final del 90%— antes de fijar por ley la meta de 2040, Dinamarca presentó la semana pasada una alternativa de compromiso: consolidar una “declaración de intenciones” para no acudir a Nueva York con las manos vacías, algo que habría sido un gran revés para un continente que se vanagloria de ser el más ambicioso en materia climática, si bien está claro que a sus palabras no siempre, o cada vez menos, le siguen acciones.

Pese a que España ha sido uno de los países que más presionan para avanzar “lo antes posible” en los compromisos de reducción, la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, ha evitado hablar de “salvar los muebles” con la declaración de intenciones. Eso sí, ha dejado claro que el objetivo debe ser “seguir trabajando para que tanto la ley [del clima] como la NDC sean aprobados antes de la COP de Belem”. Eso, ha subrayado, “sería un buen mensaje” de “compromiso” europeo.

La Comisión espera que, una vez recibidas las “guías” de los jefes de Estado y de Gobierno en su cita de octubre, se pueda convocar lo antes posible un consejo de Medio Ambiente extraordinario para poder dar visto bueno a la meta de 2040 antes de la siguiente cita clave medioambiental, la COP 30 en noviembre.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.
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