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Los grandes países de la UE se oponen al objetivo de reducción de emisiones para 2040

Francia, Alemania, Italia y Polonia rechazan la propuesta de la Comisión Europea de recortar un 90% la generación de gases de efecto invernadero

Tráfico delante de la central eléctrica de Schkopau (Alemania), el pasado 3 de septiembre.
María R. Sahuquillo

La agenda verde y la política climática de la UE es cada vez más un campo de batalla político. Pese a la urgencia que marca la crisis por el calentamiento global que afecta severamente a Europa, los grandes países de la Unión, Francia, Alemania, Italia y Polonia, han rechazado la propuesta de la Comisión Europea de reducir las emisiones de efecto invernadero en un 90% para 2040 en relación con los niveles de 1990, según revelan varias fuentes diplomáticas. Su oposición retrasa el avance de un tema clave y puede lastrar la postura y la imagen de Europa en un asunto en el que ha ido a la vanguardia y es la guía para otros.

El plan del Ejecutivo comunitario, que los representantes diplomáticos de los 27 Estados miembros han estado negociando duramente bajo la batuta de Dinamarca —que preside el Consejo de la Unión este semestre—, introduce cierta flexibilidad en el cumplimiento del objetivo climático y abre la puerta, por ejemplo, no solo a compensar las emisiones fuera de la UE sino también a almacenar CO2, según los borradores de la legislación a los que ha tenido acceso EL PAÍS.

Esa laxitud, no obstante, no es suficiente para los detractores de la propuesta de Bruselas, que aseguran que una regulación estricta y un abandono rápido de los combustibles fósiles —principales responsables de las emisiones de efecto invernadero— dañarían su economía, perjudicarían a su industria y derivarían en contestación social.

Polonia, Italia, Hungría, Eslovaquia y República Checa se habían opuesto a la propuesta presentada por el holandés Wopke Hoekstra, comisario de Clima, y la vicepresidenta comunitaria para una Transición Justa, Limpia y Competitiva, Teresa Ribera. Pero lo que ha terminado de descabalgar la propuesta, que estaba prevista para su debate en la reunión de ministros de Medio Ambiente de esta semana, ha sido la oposición de Francia, sumida en una profunda crisis política y donde el presidente, Emmanuel Macron, se enfrenta a duras presiones para flexibilizar sus ambiciones políticas, y después de Alemania, pese a que la propuesta de Bruselas se alinea con la política climática del Gobierno alemán.

Mientras el debate sobre las ambiciones verdes de la UE arrecia y ciertos sectores, como la ultraderecha, han hecho de la crítica y la oposición a las políticas climáticas un mantra, la realidad es tozuda: Europa es el continente que más se calienta, según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Los riesgos climáticos amenazan la seguridad energética y alimentaria, ecosistemas, infraestructuras, recursos hídricos, la estabilidad financiera y la salud de las personas, según las evaluaciones de la AEMA.

Sin acuerdo diplomático, el tema pasa ahora a la mesa de los líderes de los Estados miembros, que lo debatirán en la cumbre de finales de octubre. Esa patada hacia adelante dificulta aún más el acuerdo, ya que entonces deberá pactarse por unanimidad en una sala en la que tiene a grandes opositores, como Polonia y Hungría, remarcan varias fuentes comunitarias. Lo sucedido también puede complicar que la UE llegue en buenas condiciones y con una postura común sólida a la decisiva cumbre del clima de noviembre en Brasil, la COP30.

La pelea política y la indecisión en Europa, el área del mundo que está en una posición más avanzada en la reducción de emisiones, influye en el resto del globo, porque países como China esperan a ver qué hace la UE, y el resto aguarda a ver qué hacen ambos gigantes.

El plan para fijar un nuevo objetivo climático para 2040 tras el marcado para 2030 (una reducción de al menos el 55% de las emisiones) y a medio camino de la meta para 2050 (cero emisiones netas), busca establecer la trayectoria de la Unión para los próximos 15 años en un acuerdo que llegaría casi una década después del histórico acuerdo de París, que comprometió a los países a mantener el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.

Sin embargo, alcanzar un nuevo pacto en la UE está resultando muy complicado, ya que los socios están divididos. Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia e Italia han pedido que se abra la mano y se permita alcanzar el objetivo de emisiones con más compensaciones internacionales (ahora, la propuesta de Bruselas plantea que esa compensación pueda ser solo un 3% del objetivo para 2040).

El borrador de legislación que ha presentado la presidencia danesa también propone que se añada en las próximas evaluaciones de impacto la situación geopolítica, el impacto en las industrias con un alto consumo energético, cómo afecta a los costes energéticos y las necesidades de inversión en los Estados miembros. “El expediente es complejo y políticamente delicado”, dice el borrador de la propuesta modificada sobre el que trabajan los Estados miembros que ha podido leer este diario, “en particular cuando se trata de cuestiones relacionadas con el marco y las flexibilidades propuestas”.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.
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