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Las olas de calor asfixian Europa

De la cumbre del Mont Blanc a las calles de Sevilla, Berlín y Roma, un repaso por países de cómo las temperaturas extremas muestran la cara más feroz del cambio climático

Dos turistas buscan refrescarse en una fuente en Roma.
El País

Con buena parte del continente bajo una persistente ola de calor, Europa se abrasa. Desde los picos del Mont Blanc en Francia hasta las laderas quemadas del Vesubio, al sur de Italia, las temperaturas extremas están causando muertes por golpe de calor, como la de un trabajador agrícola este martes en Lleida y están cebando incendios en España, Portugal, los Balcanes y Turquía. Tampoco se libran países del norte como Alemania, poco acostumbrados a previsiones de 38 y 39 grados para los próximos días, ni el Reino Unido, donde van por la cuarta ola de calor del verano.

Las imágenes de calles vacías en las grandes ciudades europeas solo recorridas por esforzados turistas en busca de alivio, como en Roma, se mezclan con las de las llamas en España en los bosques o a las puertas de poblaciones como Tarifa y Tres Cantos, al lado de Madrid.

En España, la ola de calor, la segunda del verano, dura ya 11 días y es posible, según la última previsión de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que se prolongue hasta el lunes 18 de agosto. Si los días han sido salvajes con temperaturas de 45,5 grados este martes en la ciudad de Badajoz y los 43,9 del lunes en Híjar, en Teruel, el horario nocturno tampoco ha dado tregua para el sueño en buena parte de la península, ni tampoco en Canarias, donde la ola de calor empezó el fin de semana y ha sido excepcionalmente intensa, con mínimas de 31,9 grados en La Suerte, en Gran Canaria.

Una mujer busca refrescarse en el Coliseo en Roma.

Los Balcanes, con alertas por temperaturas de hasta 39 grados en Albania y Montenegro, Grecia y el oeste de Turquía también sufren el azote de unas olas de calor cada vez más duraderas, más intensas y más frecuentes. Detrás de estos fenómenos extremos está el cambio climático, que muestra con ellos su cara más feroz y más evidente a los ciudadanos y los políticos. Desde 1975 se han producido 75 olas de calor en la Península y Baleares (sin incluir las dos de este verano), y 57 en Canarias. Solo cuatro de ellas duraron 11 o más días. En el vecino Portugal, las altas temperaturas que soporta, sobre todo el interior, desde hace días están alimentando múltiples incendios, y en Francia, con 29 zonas en vigilancia por riesgo de incendio, la alerta es máxima en Aude, cerca de la frontera con España, donde aún no se ha logrado extinguir el enorme incendio desatado la semana pasada, el peor del siglo en el país vecino.

A continuación, un repaso a la situación en el resto de Europa por países:

Francia, temperaturas insólitas de hasta 42 grados

Raquel Villaécija, París

Todo el mapa de Francia, a excepción del extremo superior izquierdo, está estos días teñido de naranja o rojo, bajo vigilancia por temperaturas extremas. El país sufre una ola de calor histórica, la segunda del verano, con temperaturas que alcanzan los 42 grados, algo nunca visto incluso en un mes de agosto. Este miércoles hay cinco departamentos en alerta máxima (ayer eran 14) y 69 en alerta naranja de un total de 96.

Hay, además, 29 zonas en vigilancia por riesgo por incendio y en Aude, departamento cerca de la frontera con España, la alerta es máxima pues aún no se ha extinguido el megaincendio desatado la semana pasada y que arrasó 16.000 hectáreas en apenas dos días, considerado el peor del siglo en este país. Los bomberos lograron controlarlo este fin de semana, pero se teme que las altas temperaturas puedan reavivarlo.

El calor ha obligado a anular una veintena de trenes entre París y el sur de Francia, la zona más afectada por el calor. El prefecto de Rhône, departamento al que pertenece Lyon, al sur, ha suspendido las obras exteriores a partir de mediodía y las manifestaciones públicas en lugares que no estén climatizados. En el país, son pocos los que lo están.

En el sur, los termómetros han reventado las estadísticas, con casi 42 grados en Burdeos, Bergerac o Saint Emilion, o 40 en Toulouse, Dijon o Lyon. En París la temperatura máxima es de 36 grados. Según Méteo France, la agencia de meteorología, esta ola de calor durará al menos toda la semana. La de principios de verano duró casi dos semanas y está entre las tres más largas que ha tenido Francia.

Un dato que muestra lo excepcional de la situación: para alcanzar temperaturas negativas en el Mont Blanc, la cumbre más alta de Europa, situada en Alta Saboya, en la frontera francoitaliana, hay que ascender 4.600 metros, según la agencia de meteorología local. El pico tiene 4.806. En un país donde el aire acondicionado es poco habitual, los franceses se refrescan como pueden. El calor es tal que en Chelles, municipio en la región de París, los vecinos se han bañado en el río, a pesar de que está prohibido por la contaminación del agua. Igual ocurre en París, que ha abierto este mes tres espacios aptos para el baño en el río Sena. Hace una semana habían pasado por allí un total 35.000 bañistas. El lunes, la cifra era de más de 53.000.

Alemania, más días con riesgo de incendio que en los últimos 30 años

Almudena de Cabo, Berlín

Alemania se enfrenta también a una ola de calor, después de un mes de julio lluvioso en muchas partes del país. Este martes las temperaturas subieron ya hasta los 36 grados en muchas zonas y se espera que se incrementen en los próximos días, especialmente en el sur y el suroeste del país. El Servicio Meteorológico Alemán (DWD) informó que el miércoles y el jueves las temperaturas podrán alcanzar los 38-39 grados, acompañadas de humedad y “calor extremo”.

Con el calor aumenta también el riesgo de tormentas, en algunos casos intensas, con posibilidad de lluvias torrenciales en algunas regiones, como es el caso de Baviera, donde el DWD alertó de que se esperan tormentas con granizo y ráfagas huracanadas debido a temperaturas que pueden subir hasta los 39 grados en este estado federado.

En Berlín, donde las temperaturas llegarán hasta los 35 grados, un grupo de manifestantes aprovechó la nueva ola de calor para volver a solicitar este martes que se levante la prohibición de bañarse en el río Spree, que atraviesa el centro de la ciudad, y que está vigente desde hace 100 años.

La ola de calor llega tras varias semanas de lluvias. Sin embargo, a pesar de estas precipitaciones, hay que tener en cuenta que la primavera fue especialmente seca, y el riesgo de incendios forestales en algunas partes como la zona de Mannheim volvió a alcanzar niveles críticos. De momento, este año ya ha habido más días con riesgo de incendios forestales en Alemania que la media de los últimos 30 años, y la temporada de incendios forestales no termina hasta octubre. Pero a pesar de los incendios registrados en lo que va de 2025, solo el 0,01% de la superficie total de Alemania se ha visto afectada.

Un peatón en una fuente pública se vierte agua en Berlín.

Italia, colas de turistas en las fuentes y audiencias del Papa en el interior

Lorena Pacho, Roma

La mayor parte de Italia está en alerta naranja o roja esta semana por las altas temperaturas que están abrasando el país transalpino. Esta nueva ola de calor está afectando particularmente a la zona norte y central, donde se prevé que el mercurio alcance los 40 grados los próximos días. En Roma el martes y el miércoles se registraron picos de 38 grados y en Milán se alcanzaron los 37 grados. El meteorólogo Giulio Betti ha explicado que este episodio de calor extremo está dejando temperaturas entre 4 y 7 grados superiores a la media para este periodo.

En Roma, donde los veranos suelen ser tórridos, en agosto no hay tantos turistas como en otras épocas. Estos días se aprecian más colas de visitantes en torno a las fuentes y a los distribuidores de agua instalados por el ayuntamiento que en la entrada de los grandes monumentos. “Por la calle voy fijándome en las fuentes, si no veo una cerca, me pongo nerviosa, hoy hemos tenido que parar varias veces para refrescarnos, si no sería imposible seguir”, dice Simona Mayer, una turista argentina que está de viaje por Italia con su grupo de amigas, mientras se refresca el cuello en un pequeño manantial en los alrededores del Vaticano. “Ayer se nos derritió la suela del zapato caminando”, dice Estela López mientras muestra el calzado deteriorado. “Necesito un gelato”, apremia su hermana Laura. “¡Qué afa [bochorno]!”, es la frase que más repiten los pocos romanos que hay por la calle estos días. La elevada humedad hace que la sensación térmica sea algunos grados superior.

Debido a las altas temperaturas, la audiencia general que el Papa celebra los miércoles en la plaza de San Pedro se hará esta semana dentro del Aula Pablo VI en el Vaticano.

En el sur, cerca de tres kilómetros de las laderas del monte Vesubio están ardiendo desde el pasado viernes. Según las autoridades, el fuego ha arrasado más de 500 hectáreas de vegetación y aunque el incendio está controlado, los bomberos no han conseguido apagarlo. Las altas temperaturas y los fuertes vientos están complicando las labores de extinción.

Reino Unido: falta de agua en medio del calor

Eva Millán, Londres

En Reino Unido, la cuarta ola de calor de la temporada ha llevado a activar la alerta ámbar, segunda más grave, en parte de Inglaterra, ante la preocupación por el impacto de las altas temperaturas en los servicios sanitarios, o los desplazamientos en tren. Aunque no se prevé que las temperaturas rompan el récord de este año (35,8 grados registrados en el condado inglés de Kent el 1 de julio), sí se mantendrán elevadas durante toda la semana, con picos de 34 grados este martes.

De hecho, el calor ni siquiera es el problema más acuciante, sino la falta de agua, tras la sexta primavera más seca desde que los registros comenzaron en 1836. El llamado Grupo Nacional de Sequía, un organismo integrado, entre otros, por la Oficina de Meteorología, reguladores, Gobierno y compañías de agua, advierte de complicaciones “significativas” a escala nacional, especialmente en Inglaterra.

Como consecuencia, hay ya efectos ambientales y agrícolas severos, con cosechas seriamente afectadas, ríos con caudales tan bajos que están afectando a la fauna y un notable riesgo de incendios. Además, en gran parte del país se han impuesto restricciones como la prohibición del uso de mangueras.

Turquía: no salgan a la calle en las horas de más calor

Andrés Mourenza, Estambul

Desde el pasado domingo, Turquía sufre la segunda gran ola de calor veraniega que ha provocado que las temperaturas superen los 40 grados en amplias zonas del oeste, el sur y el sureste del país, con entre 3 y 6 grados por encima de los niveles habituales en estas fechas, así como con mínimas mínimas que no descienden de los 25 grados ni siquiera por la noche, lo que ha llevado a la Dirección General de Meteorología a pedir que se evite salir a la calle en las horas en que más aprieta el calor. El único consuelo, en la megalópolis de Estambul, es que ha comenzado a soplar algo de viento del norte, lo que rebaja ligeramente la sensación térmica.

En otras zonas del país, en cambio, los fuertes vientos se han convertido en enemigo. Las regiones de Mármara, Tracia y el Egeo (oeste de Turquía) arrastran un año de falta de lluvias, un problema que se ha convertido en especialmente grave durante julio, cuando las precipitaciones se redujeron entre un 70 y 80% respecto a sus niveles habituales. La sequía, altas temperaturas y fuertes vientos son un cóctel explosivo que han agravado diversos fuegos en la costa del Egeo, popular destino de vacaciones.

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