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Las Médulas, un paisaje cultural que modelaron los romanos, golpeado por las llamas

La Junta de Castilla y León todavía no ha informado del alcance de los daños en el paraje

Un monte en llamas en la localidad de Las Médulas, en la comarca leonesa de El Bierzo, este lunes.
Esther Sánchez

El incendio de Las Médulas (León) “no ha afectado a un monumento natural, sino a un paisaje cultural”, que nació de la actividad humana, de la explotación de la mayor mina de oro a cielo abierto que excavó Roma en todo su imperio, clarifica Javier Sánchez-Palacios, profesor ad honorem del CSIC y una de las máximas autoridades en el lugar. “Todo el entorno ha sufrido: la mina, los depósitos de agua, los canales en su último tramo, los castaños ...”, mantiene. Le produce “vergüenza” que algo así pueda haber sucedido en 2025, casi 30 años después de la declaración del lugar como patrimonio Mundial por la UNESCO, en 1997.

Alfonso Fernández Pacios, alcalde de Carucedo, localidad a la que pertenecen Las Médulas, asegura que es un “desastre”. “Acabo de pasar y está todo negro, también las zonas de castaños e incluso los picachos de las médulas. Ha habido algún fuego años atrás, pero este ha sido voraz”, asegura. Las llamas han acabado con“ese paisaje que impresionaba del barro mezclado con el verde”.

La Junta de Castilla y León no aclara todavía la magnitud de los daños debido a que se continúa con las labores de extinción del fuego. Y asegura que iniciará “inmediatamente” la recuperación del patrimonio cultural perdido.

De momento se sabe que el fuego ha dañado infraestructuras turísticas emblemáticas como el Aula Arqueológica de Las Médulas, donde se proporcionaba información al visitante sobre el lugar y el método de explotación usado por los romanos y el mirador de Orellan, una atalaya para contemplar la zona arqueológica, cuya recuperación se considera prioritaria. También ha afectado a cinco viviendas de la localidad y a naves agrícolas y gallineros y castaños centenarios.

Las Médulas no es un espacio cualquiera, “es la mayor transformación antrópica de la antigüedad”, recalca Sánchez-Palacios su importancia. Los romanos modificaron 1.200 hectáreas para crear esta mina a cielo abierto y se removieron más de 100 millones de metros cúbicos de tierra, fundamentalmente con agua. “Crearon así la red hidráulica más extensa de su mundo, de 800 kilómetros, mayor incluso que la de Roma”, explica.

La vegetación que se ha perdido, sobre todo de castaños centenarios ―cultivo introducido por los romanos y que han pervivido hasta nuestros días― es la que da soporte al espacio protegido de 2.100 hectáreas, confiere estabilidad a los suelos e impide su erosión. “La combinación de mina romana y castaños forma ese paisaje que no es natural, es cultural”, insiste el investigador. Sin ese soporte vegetal “la roca permanece, pero ¿qué va a pasar con las infraestructuras cuando lleguen las primeras aguas?”, se pregunta Sánchez-Palacios. En la actualidad, de los 32 canales identificados en un estudio realizado por encargo de la Junta de Castilla y León y codirigido por Sánchez-Palacios, solo el 30% es visible, mientras que el resto del trazado queda oculto o se ha perdido por la erosión.

La mina modificó tanto el entorno que propició la aparición del primer lago antrópico de la antigüedad, el de Carucedo. Los estériles (restos de la extracción del mineral) acumulados a pie de la explotación acabaron cerrando el valle y allí se formó el lago. “Que no ha ardido, porque es agua”, ironiza el investigador, que visitó el paraje por primera vez en 1978, cuando era “totalmente virgen”. Lo visitaban unas 6.000 personas al año y no había ni infraestructuras hoteleras. Ahora se ha convertido en el epicentro turístico de El Bierzo, con una afluencia de unas 200.000 personas al año.

El alcalde de Carucedo solicitará la declaración del paraje como zona catastrófica. Una visión que comparte Óscar Fernández, propietario del Mesón el Lago abierto desde hace 28 años. “Ahora mismo aquí ya no hay peligro [por ayer por la tarde], pero está todo abrasado, no sé quién va a venir aquí”, se lamenta. El local está situado a 150 metros del lago Carucedo, el que se formó con los escombros que salían de la mina romana.

No solo les afectará a ellos, sino a todas las personas que se dedicaban a recoger las castañas. Recuerda el desconcierto con la evacuación y el fuego llegando a las puertas de las viviendas, y repite la queja de otros muchos vecinos: “Llevamos años diciendo que son necesarias labores de limpieza, una mayor prevención”.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.
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