Bonmatí, presidente de SDDR para España: “Tener un sistema de retorno de envases para 2026 es inviable, lo sabe todo el mundo”
El representante de esta organización presentada este martes en Madrid explica las peculiaridades del nuevo sistema de residuos que debe ponerse en marcha para mejorar las tasas de reciclaje


Este martes se presenta en Madrid la Asociación SDDR para España, la organización creada por representantes de la distribución y fabricantes de bebidas para cumplir con la obligación legal de poner en marcha un sistema de depósito, devolución y retorno para envases en el país. Su presidente es José María Bonmatí (Barcelona, 64 años), economista que lleva más de 20 años como director general de Aecoc, entidad que agrupa a fabricantes y distribuidores de la alimentación, que insiste en la gran complejidad de montar un SDDR para que los consumidores paguen un depósito al comprar determinadas bebidas y lo recuperen cuando entreguen el envase vacío.
Pregunta. ¿En qué punto está la creación de un SDDR en España?
Respuesta. Nosotros, de momento, hemos hecho lo que marcaba el real decreto español, que es constituir una asociación independiente y presentar una solicitud como entidad operadora. Está en el rol de la Administración analizar las propuestas recibidas y también el desarrollo normativo que dé todas las garantías a un montaje como este. Nuestro compromiso es total, pero no nos olvidemos, el objetivo no es crear un SDDR [Sistema de Depósito, Devolución y Retorno], sino cumplir con unos objetivos muy ambiciosos de recogida separada de envases. Tenemos que llegar a 2029 con un 90% de recogida separada [para su reciclaje] de los envases que se ponen en el mercado.
P. ¿Esperan cumplir el plazo de dos años para su puesta en marcha marcado por la ley?
R. Este sistema se basa en que un consumidor compra una bebida en un establecimiento y puede devolver el envase en cualquier otro sitio, por lo tanto hay que darle una solución que funcione en todo el país. Eso requiere un desarrollo normativo también muy importante antes de tomar decisiones. Nuestro SDDR va a ser el más complejo que se ha montado nunca. Esto es así porque va a afectar a 18.000 millones de envases cada año, un volumen importantísimo. Pero también porque este es un país con 94 millones de turistas que consumen muchas bebidas y que llegan a un mercado que no conocen. Porque tenemos una presencia de la hostelería enorme, con consumo de bebidas en más de 500.000 puntos. Y porque tenemos 8.000 municipios, de los cuales, en un 60% cuentan con menos de 1.000 habitantes.
P. ¿Pero considera factible llegar a noviembre de 2026?
R. Tener un sistema de retorno de envases en España para noviembre de 2026 es inviable, lo sabe todo el mundo. No hay seguridad jurídica todavía y hay que montar un modelo totalmente diferente que está por definir. Hay que ver dónde se tienen que poner las máquinas, cómo va a funcionar la plataforma, dónde hay que registrarse... Todos los productos que se incorporen a este sistema deberán ir con un símbolo, con lo cual vamos a tener que cambiar el packaging de todos ellos.
P. ¿Qué fecha considera viable?
R. Entre el 2026 que marca la legislación española, y que está en revisión, y el plazo en vigor del reglamento europeo que es antes del 1 de enero de 2029. Nosotros creemos que nos adaptaremos más a los plazos europeos. Vamos a poner la directa, pero no hay que relajarse, la complejidad es extrema. También hay que ponerse de acuerdo con el modelo portugués, si no vamos a tener un problema de tráfico de productos de un país a otro.
P. ¿Por qué con el modelo portugués?
R. Francia todavía no tiene SDDR y Portugal, sí. Pero además con Portugal tenemos muchos productos comunes y con doble etiquetado español-portugués. De todos los modelos de Europa que estamos mirando, en esto nos estamos fijando en el de los países bálticos, con tres países que se intercambian productos.
P. Ahora mismo lo que dice la legislación española es que el SDDR debería introducir un depósito de al menos 10 céntimos para las botellas de plástico, las latas y los briks de agua, zumos, refrescos y bebidas energéticas y alcohólicas. ¿Qué opina?
R. Ahí hay otra discrepancia entre la normativa española y europea y es que la normativa española incorpora el famoso tetrabrik, aunque no para productos lácteos. Creemos que eso va a distorsionar la implantación del sistema, podemos confundir al consumidor, pues si no están los lácteos esto solo afectaría a un 10-12% de las bebidas en tetrabrik. A nosotros nos gustaría que estos envases no estuvieran.
P. ¿Qué piensa que debe hacerse con el pequeño comercio?
R. Este punto es importantísimo, por las particularidades de nuestro país. Ya no es solo el pequeño comercio, también tenemos kioscos que venden bebidas, hay mucho consumo que nosotros llamamos on the go, lo compro en un sitio pero luego me lo llevo. Para el pequeño comercio va a haber una exención de recogida hasta determinados metros cuadrados y nosotros vamos a proponer también que tiendas pequeñas puedan agruparse para poner una máquina de recogida común en calles comerciales o en centros comerciales. En otros países, aunque haya exención, algunas tiendas los recogen de forma voluntaria [se puede hacer de forma manual] para que los clientes no se vayan a establecimientos más grandes.

P. Aunque el objetivo europeo de recogida separada de envases para 2029 sea muy ambicioso, lo cierto es que en 2023 se debía alcanzar al 70% para las botellas de plástico y no llegamos ni al 42%. ¿No es muy poco?
R. Nosotros durante mucho tiempo hemos seguido el dato que va publicando Ecoembes [que daba la recogida selectiva del 73,4% de las botellas de plástico de bebida] y el salto con ese 42% del nuevo método de cálculo aplicado por el Ministerio para la Transición Ecológica viene fundamentalmente por lo que llamamos las recogidas privadas o complementarias. Creo que con la mejora de la aplicación de la nueva metodología posiblemente consigamos mejorar esa cifra, pero en cualquier caso estamos muy lejos del objetivo.
P. ¿No considera necesario realizar autocrítica por la baja recuperación como residuos de estos envases puestos en el mercado?
R. A ver, este es un proyecto colectivo, en el fondo la autocrítica debe ser colectiva. Posiblemente, no hemos sido lo suficientemente efectivos para convencer al consumidor de que hiciese el esfuerzo de hacer las recogidas separadas en el hogar, y a lo mejor también hemos confiado mucho en que esas recogidas privadas que se pueden hacer a través de las oficinas, los estadios, los eventos deportivos, las fiestas cumplieran lo que ha marcado la legislación. Podemos hacer más o menos autocrítica, pero lo que es evidente es que, con el SDDR, ya nos han dicho qué es lo que hay que hacer. Y también es verdad que para cumplir ese objetivo se va a seguir necesitando la recogida separada del contenedor amarillo, porque habrá gente que, aunque haya pagado un depósito, seguirá depositando estos envases en el amarillo.
P. ¿Han calculado cuánto puede costar implantar el nuevo sistema?
R. Si se cuentan todos los costes que va a generar, podremos estar en torno a los 600 millones de euros.
P. ¿Y cómo se va a financiar?
R. Por varias vías. Hay una primera que es cuando un consumidor ha pagado un depósito y no devuelve el envase, pues ese dinero se queda en el sistema. La entrada más importante es por la venta del material recogido, que se espera que sea de mucha calidad [porque este método evita que los envases se mezclen con otros residuos]. Además, existen otros ingresos marginales, como la publicidad en las máquinas. En la parte de gastos, hay que pagar la estructura operativa, las campañas de comunicación y un coste de compensación a los distribuidores por el trabajo que van a hacer para esto. El déficit entre ingresos y gastos es lo que la industria envasadora tiene que aportar.
P. Además de la nueva Asociación SDDR para España, también ha presentado una solicitud como operador del SDDR la entidad Ecoembes (que se encarga del contenedor amarillo). ¿Cómo interpreta esto?
R. Ecoembes lo ha presentado porque cuando recibió la notificación de incumplimiento, consideraron que tenían que presentarse, porque si no se podría cuestionar su autorización para residuos domésticos. Lo ha hecho no como presentación de una nueva entidad como marca la legislación, sino como una ampliación de actividades o autorización.
P. ¿Puede haber varias organizaciones en competencia que gestionen el sistema de retorno de envases en España?
R. Bueno, este es uno de los temas que tiene que desarrollar la normativa. Nosotros pensamos que como entidad operadora, como modelo, tiene que haber solo uno. La administración tendrá que responder a las solicitudes que se han presentado y decir si van a ser solo uno o dos.
P. ¿Qué ha sido del rechazo del pasado de parte de las empresas españolas con este sistema de retorno de envases?
R. El debate sobre el SDDR del pasado estaba casi más centrado en Ecoembes y algunas organizaciones por la veracidad del dato. Sobre todo, Greenpeace publicaba regularmente algún informe que contrarrestaba las cifras.
P. ¿Y qué piensa de eso?
R. El ratio [de recogida de envases para su reciclaje] sale al final de un numerador y un denominador. En el denominador hay pocas discusiones, son los envases que se ponen en el mercado, y en el numerador, pues depende de lo que aceptes o no poner. Antes era un dato que se obtenía directamente de los recicladores y, ahora, pues el ministerio lo calcula de otra manera. Creo que, con el sistema de retorno de envases, ese debate ya da igual.
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