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Cambio climático

Un recreo blindado contra el calor: el colegio público de Madrid modelo de adaptación climática

El CEIP Navas de Tolosa derriba un muro de hormigón y se une al bosque colindante con sombras y juegos de agua. Varios centros educativos empiezan las reformas para imitar su iniciativa

CEIP Navas de Tolosa
Sara Castro

Los alumnos del colegio Navas de Tolosa en San Cristóbal de Los Ángeles, perteneciente al distrito de Villaverde —en el extremo sur de Madrid—, despiden este viernes un curso diferente, un año académico en el que no han sufrido las cada vez más intensas y frecuentes olas de calor. Los días en los que el termómetro se ha disparado han salido al recreo con bañador y crema solar dispuestos a disfrutar de los juegos de agua recientemente instalados en el centro educativo, que ya la pasada primavera derribó el muro de hormigón de cinco metros que rodeaba las aulas para integrar el patio en el entorno natural que lo rodea, el parque de la Dehesa Boyal, repleto de praderas, arbustos, pinos y ardillas.

El gran bloque de cemento se ha sustituido por una valla permeable baja, casi transparente, para meter el bosque en el colegio, todo por un mismo objetivo: “Crear un oasis climático en los meses más calurosos”. Así lo explica Manuel Alméstar, el coordinador del proyecto, que trabaja en el Centro de Innovación en Tecnologías para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid.

Su entidad ha conseguido que el colegio Navas de Tolosa, el Sagunto y el Antonio de Nebrija, todos ubicados en Villaverde, uno de los distritos con más alto índice de vulnerabilidad social, climática y económica, formen parte de un proyecto piloto de la Unión Europea para la renaturalización de patios escolares con un presupuesto de medio millón euros, que han conseguido ampliar con ayudas públicas. Madrid, Lovaina (Bélgica) y Cracovia (Polonia) son los escenarios del programa de adaptación urbana al cambio climático People-Driven: Adapting Cities for Tomorrow (LIFE PACT).

“El centro requería con urgencia soluciones para mitigar las altas temperaturas”, reconoce la directora del colegio, Carmen Rubio. Su principal inquietud residía en garantizar que las obras no interrumpieran el normal desarrollo de las actividades educativas, algo que finalmente se logró con éxito, a su juicio.

“Los estudiantes, los profesores y las familias han diseñado su patio, durante medio año han realizado prácticas de escritura creativa, dibujos y hasta un documental, posteriormente interpretado por arquitectos, para conseguir el recreo perfecto”, explica Alméstar. Incluso, han organizado simulacros de distintas situaciones habituales en un colegio para ver qué necesidades surgían en el aprovechamiento del espacio público.

“Los alumnos están encantados con el nuevo patio. Les gusta especialmente el espacio más fresco y las zonas de juego con agua, que hacen que el recreo sea más agradable y divertido”, cuenta Rubio. Lo que más reclamaban los estudiantes del Navas de Tolosa eran las sombras. “Tenían un gran espacio abierto donde el hormigón primaba. Por la inercia térmica alcanzaba mucha temperatura y se producía el efecto isla de calor, dejando a los menores sin resguardo”, comenta Alméstar.

Ahora han plantado casi 70 árboles y han propiciado espacios frescos con pérgolas vegetales. Las nuevas gradas de las pistas de deporte son bancos de gaviones, un material que combina piedra y madera y que absorbe menos calor que el hormigón. “Los niños necesitan más sombra y menos cemento”, defiende el coordinar del proyecto.

“Hemos diseñado otro tipo de mobiliario escolar para implantarlo en los pliegos de contratación, algo que beneficiará a todos los centros educativos”, expresa. Una de las novedades introducidas son los juegos de agua en el patio para refrescar a los más pequeños. Se activan con pulsadores y los alumnos pueden apretar el botón un máximo de tres veces cada día. El suelo es permeable para evitar que se encharque y el agua se reutiliza para el mantenimiento de los jardines.

“Los juegos de agua se utilizan de forma organizada y supervisada para garantizar la seguridad y el disfrute de todos. Los alumnos aprenden a turnarse y a cuidar los recursos. Cada nivel educativo tiene asignado un día determinado. Con anterioridad se les pide a las familias que el día que les toca, traigan una bolsa con una toalla, chanclas y ropa de cambio”, explica la directora.

A los estudiantes de primero y tercero, los cursos menos numerosos, les toca mojarse los lunes. A los de segundo, los martes. Los miércoles se refrescan los de cuarto. Y el final de la semana queda reservado para los más mayores del colegio. Los niños de educación infantil disfrutan del agua en otro horario.

“Sin duda, el nuevo patio ha mejorado la calidad de vida en el centro. Tanto alumnos como docentes disfrutan de un ambiente más fresco y confortable, lo que contribuye a un mejor bienestar y aprendizaje”, expresa Rubio.

Los alumnos de 37 nacionalidades diferentes se sienten felices con su proyecto y su distrito, nos alegra haber fomentado el orgullo de barrio”, celebra Alméstar. Pero las reformas no han terminado en el Navas de Tolosa. El siguiente paso es demoler un edificio del centro en desuso para crear una plaza a la que puedan acceder también los vecinos en horario no lectivo.

“Hay que abrir el cole al barrio y generar sinergias. Los centros educativos no deben ser búnkers”, insiste el coordinador del proyecto, que ya tiene claro su próximo objetivo: “El reto es escalar este proyecto a los 250 colegios públicos madrileños y ampliarlo al resto de España”.

Centros que ya imitan el modelo

Por el momento, varios centros educativos se inspiran en su modelo. Es el caso de los colegios Javier de Miguel, Palomeras Bajas y Manuel Núñez de Arenas, los tres ubicados en el distrito de Vallecas. El grupo cooperativo de transformación ecosocial Tangente, con una iniciativa centrada en la resiliencia urbana llamada Coles en Transición, ha tomado de ejemplo a los alumnos de Villaverde.

A raíz del convenio con escuelas profesionales del programa TándEM de inserción laboral, jóvenes han podido hacer las prácticas de jardinería y electricidad en los centros educativos de Vallecas para instalar más sombras y vegetación. También han reforzado el aislamiento de las paredes con la intención de sobrellevar mejor las temperaturas tanto en invierno como en verano.

El colegio Javier de Miguel ya ha conseguido iniciar un estudio topográfico de los patios e instalar placas fotovoltaicas. “Lo que más faltan son las sombras. Hace muchos años decidieron habitar los patios con cemento en vez de con tierra y vegetación que absorbe el calor y refrigera”, insiste Nacho García, coordinador de Tangente.

Francisco del Pozo, padre de una alumna en el centro Manuel Núñez de Arenas, defiende la importancia de la iniciativa también en los meses de verano. “Somos una escuela de 0 a 12 años y los más pequeños tienen jornada lectiva en julio por lo que es necesario adaptar el centro climatológicamente”, expresa tras contar que ahora el patio cuenta con mayor sombreado y humedad gracias a las plantas trepadoras y los juegos naturales, como un túnel hecho con enredaderas.

También han conseguido instalar el riego automático. Del Pozo celebra que estos avances impidan que los más pequeños no puedan salir al patio, como ha llegado a ocurrir, por no poder hacer frente a las altas temperaturas. Su comunidad educativa defiende que la arquitectura bioclimática favorece el rendimiento escolar, la conciencia ecológica y la convivencia.

El colegio que menos ha podido avanzar este curso por falta de financiación y burocracia es el Palomeras Bajas. Así lo cuenta Inés Llinás, madre de dos alumnos: “Las familias estamos muy preocupadas, las temperaturas son brutales, cada año peor y los niños se apiñan en las sombras del recreo porque escasean. Mis hijos me dicen que no quieren que llegue el verano por el calor. Nosotros también nos merecemos un refugio climático”.

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Sobre la firma

Sara Castro
Escribe en la sección de Sociedad tras pasar por la redacción de elDiario.es y la web de Informativos Telecinco. Cursó el máster de Periodismo UAM – EL PAÍS.
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