Juan Cruz Cigudosa, secretario de Estado de Ciencia: “Vendrán millones de personas a España a ver el eclipse de 2026”
El presidente de la comisión que agrupa a 13 ministerios para organizar la observación del fenómeno astronómico advierte de que es un reto de seguridad pública muy complejo e invita a las comunidades a coordinarse para afrontarlo

España se prepara para recibir un trío de eclipses inédito en la historia moderna, entre 2026 y 2028. A falta de justo un año para el primero de ellos, el total del próximo 12 de agosto, el Gobierno ha puesto en marcha una comisión que movilizará a 13 ministerios. Según advierte Juan Cruz Cigudosa, secretario de Estado de Ciencia, Innovación y Universidades, será un reto organizativo sin precedentes que requerirá coordinar a todas las administraciones para atender la afluencia masiva para observar el fenómeno astronómico a lo largo de toda la banda de totalidad del eclipse. Este investigador en genética humana y biotecnología es alto cargo en el Ministerio de Ciencia desde diciembre de 2023. En una conversación con EL PAÍS por teléfono, advierte también de que la imprevisibilidad del tiempo meteorológico “hará que muchos ciudadanos puedan querer cambiar su lugar de observación en las últimas horas”.
Cigudosa (San Adrián, Navarra, 61 años) es el presidente de la comisión interministerial recién creada. Ha convocado su primera reunión para este 28 de agosto y promete nuevos encuentros mensuales con altos representantes de cada uno de los ministerios implicados, así como iniciar de manera inmediata contactos formales con todas las comunidades autónomas afectadas. Millones de visitantes adicionales en una época que ya es de alta saturación turística, además de riesgo extremo de incendios y de muy habituales olas de calor, han llevado al Gobierno a establecer como prioridad “garantizar que la observación del eclipse se desarrolle de manera segura y ordenada”.
Pregunta. ¿Por qué un eclipse total es un reto de seguridad que requiere movilizar a 13 ministerios para prepararlo?
Respuesta. Primero, es en pleno agosto, cuando en España ya estará un enorme volumen de turistas. Además, vendrá muchísima gente con un gran interés por la ciencia, que se va a movilizar hacia zonas con mejor visibilidad, que van a coincidir además con la España vaciada, con espacios de campo, praderas, límites de bosques... en un periodo en el que, como estamos viendo estos días, el riesgo de incendio es importantísimo. Esa gente se va a desplazar, va a llevar coches, probablemente coman cerca de allí, generarán cierto tipo de residuos que tendrían que recoger, pero no estamos seguros de que así vaya a ocurrir. Además, el eclipse del próximo 12 de agosto coincide con que al día siguiente será la noche del máximo de la lluvia de estrellas de las Perseidas, con lo cual estimamos que mucha gente vaya a quedarse a ver las dos cosas. Eso supone muchísimos movimientos. Hay que tener en cuenta que la banda de totalidad del eclipse no toca ni grandes urbes como Madrid y Barcelona, ni tampoco gran parte de la costa que más turismo concentra.
P. Cuando hablamos de muchísima gente y muchísimos movimientos, ¿de qué magnitudes estamos hablando?
R. Sería arriesgado por mi parte decir un número. Y tenemos pocos precedentes; pero el último que tenemos así, vamos a decir, comparable con nuestra situación, es el eclipse total que hubo en Francia en el año 1999. Algunas estimaciones sostienen que hubo entonces tres millones de turistas adicionales durante el día del eclipse. Son unas aproximaciones bastante groseras desde el punto de vista numérico, pues en otros sitios hemos leído que fueron 10 millones. Y eso que ese eclipse se veía en otros países también. En este caso, el único país del mundo que va a tener la opción de observarlo desde territorios habitados es España. Estaremos, al menos, en ese tipo de horquillas de Francia en 1999: vendrán millones de personas a España a ver el eclipse total de 2026, eso lo tenemos muy claro.
P. Durante el anterior eclipse total, en abril de 2024, en EE UU se declaró el estado de emergencia en muchos condados y en algunos estados enteros, tras los incidentes registrados en la ocasión anterior: en 2017 hubo allí atascos monumentales, aumento de muertos en las carreteras, desabastecimiento de combustible en gasolineras y cortes en las redes de telecomunicaciones. ¿Contemplan medidas de emergencia como esa?
R. Aquí no estamos en ese escenario. Recordemos que España es un país acostumbrado a grandes movimientos de personas durante todo el verano. Y ya hay un cuerpo administrativo y normativo suficiente en nuestro país para intentar prevenir en la medida de lo posible lo que nos puede ocurrir, sin recurrir a la declaración de un estado de emergencia. Nuestro país está acostumbrado a manejar situaciones de riesgo para incendios, con lo cual esto va a suponer que el día del eclipse —y los anteriores y siguientes— probablemente habrá que tener todavía un refuerzo mayor, sobre todo por los movimientos que va a haber.
En un sistema como el nuestro, donde existe un respeto absoluto por las libertades de todas las personas, lo que haremos —llegado el momento y vista la probabilidad de que exista un riesgo añadido— será tomar las medidas que establezca nuestro código civil para proteger todo el medioambiente y las personas que viven a él.
P. ¿Cómo es posible preparar un evento así de masivo sin un aumento del gasto público? El real decreto que establece la creación de la comisión interministerial que usted preside es muy claro afirmando que todo se hará “con los medios materiales y personales ya existentes”.
R. Habrá que ejercer la tarea importante de mejorar la coordinación. Nuestro trabajo en este primer trimestre de funcionamiento de la comisión interministerial va a ser, precisamente, centrarnos en que todos los recursos disponibles se ordenen de la mejor forma para que ese movimiento de personas sea lo más seguro posible. Entonces, en principio, yo creo que si al final los recursos no son los suficientes en alguna comunidad, habrá que habilitar algún tipo de movimiento de recursos desde comunidades que no se vayan a ver afectadas por el eclipse y favorecer el traslado. No podemos establecer un marco de aumento de gasto, pero sí de optimización de recursos. Sobre todo porque ningún eclipse total va a afectar a todo el país, afectará a una zona del país.
P. Falta solo un año. ¿No vamos un poco tarde para toda esa labor de coordinación entre administraciones y de un evento que sabíamos hace décadas que se iba a producir? ¿Cuenta el gobierno con que las comunidades autónomas y ayuntamientos afectados pidan fondos adicionales para afrontar las actuaciones que son de su competencia?
R. Hablando no solamente del de 2026, sino del trío de grandes eclipses que pasarán por España en 2026, 2027 y 2028, si las comunidades afectadas para cada uno de los años ven que es necesaria, tendrán que hacer una modificación presupuestaria acorde con esas previsiones. Establezcamos un foro de trabajo en el que podamos ver exactamente cuáles son los recursos necesarios y qué disponibilidad presupuestaria hay. Pero bueno, estamos en tiempo. Todas las comunidades están preparando sus presupuestos para el año 2026.
P. ¿Cuáles serán las cuestiones más urgentes sobre la mesa en la primera reunión de la Comisión Interministerial del Trío de Eclipses 2026-2027-2028?
R. Habrá que hacer una identificación de lugares de observación recomendables, un estudio que nos permita elaborar una lista de sitios de observación donde las medidas de prevención y protección estén aseguradas. Para eso, lo que haremos será contactar de manera inmediata a todas las comunidades autónomas. Hemos tenido ya contactos informales con varias de ellas.
P. Habla usted de medidas de protección. ¿Contempla el Gobierno la compra masiva de gafas para eclipses?
R. De momento no tenemos ningún tipo de previsión en ese sentido. Lo estudiaremos, pero no hay una decisión acerca de esto. Desde mi humilde experiencia, me parece más complicado el tema de la logística y de la prevención de los movimientos de los ciudadanos y ciudadanas. La fabricación y la disponibilidad de las gafas las va a determinar, obviamente, el mercado; pero tutelaremos para que ese tipo de gafas sean las adecuadas. También vigilaremos que no haya gente que haga negocio con gafas que no cumplen los mínimos criterios de protección necesarios, que sí proporcionan las gafas de eclipses homologadas. Se trata de evitar las falsificaciones y la especulación con las gafas de protección [como ha sucedido en eclipses totales anteriores]. Nadie puede observar el eclipse sin gafas homologadas. Y eso es crítico, porque estamos hablando de posiblemente millones de personas que pueden tomar una decisión errónea de no utilizar unas gafas que no estén homologadas.
P. Más allá de garantizar la seguridad, ¿qué otros retos supone la organización de este trío de eclipses?
R. Yo creo que todo será lo más efectivo posible si ejercemos una labor de comunicación a la sociedad clara, transparente, en la que se aborde la parte, vamos a decir, positiva. Lo más importante ahora mismo es establecer todos los criterios que nos van a permitir disfrutar de este fenómeno cosmológico de forma evidente y segura. Lo primero es la comunicación. Desde nuestro punto de vista, desde el Ministerio de Ciencia y Universidades, es prioritario poner en valor —con la divulgación necesaria— qué significa un eclipse, cuáles son sus efectos y su desarrollo, qué aporta a la ciencia.
P. Anteriores eclipses totales de sol en España han supuesto un impulso para la astronomía en nuestro país. El último, que se vio solo en las islas Canarias el 2 de octubre de 1959, provocó la creación del Observatorio Astronómico del Teide, el germen del actual Instituto de Astrofísica de Canarias. ¿Qué espera que quede tras el paso de este trío de eclipses histórico en España?
R. Que la gente de la calle perciba que esto es un fenómeno que ha permitido avanzar la ciencia y que nosotros estamos preparados. Me gustaría que quedase un mayor apoyo en general de la sociedad hacia el mundo científico, hacia la actividad científica y tecnológica. Porque acercándose a la observación de un eclipse total, se puede aprender que también se derivan muchas cosas de esa experiencia. De la observación de anteriores eclipses se han derivado, por ejemplo, mejores sistemas de polarización de cristales para las gafas que usamos en nuestro día a día.
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