Chile solidifica su estrategia comercial para hacer frente a la guerra arancelaria de Trump
El Gobierno de Gabriel Boric y los principales gremios empresariales trazan un plan centrado en la diversificación y la vía diplomática para lidiar con el gravamen del 10%


Más de la mitad de las exportaciones chilenas van hacia China (37%) y Estados Unidos (16%). Por eso la guerra arancelaria iniciada por el presidente estadounidense Donald Trump y la ofensiva del gigante asiático -”no deseamos pelear, pero tampoco tememos hacerlo”- ha empujado a Chile a elaborar una estrategia frente a las nuevas reglas del comercio internacional. Una mayúscula delegación empresarial ha acompañado esta semana al presidente chileno Gabriel Boric en su visita de Estado en Brasil para intensificar las inversiones entre ambos países y diversificar la oferta con el objetivo de no depender tanto de las dos superpotencias. Esto, en paralelo a las conversaciones que la Administración de izquierda sostiene con Washington luego de que le impusieran el mínimo base del 10% para que se respete el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado en 2004, que no contempla gravámenes.
Boric, que ha defendido en Brasilia la autonomía estratégica comercial de Chile en el mundo, “sin tener que elegir entre uno y otro” país, se reunió el lunes para abordar la guerra arancelaria con su ministro de Hacienda, Mario Marcel, su canciller, Alberto Van Klaveren y representantes de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) y la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA). “Somos los gremios más afectados”, sostiene Rosario Navarro, presidenta de la Sofofa, que participó del encuentro y quien encabeza la delegación de empresarios chilenos en Brasil. Navarro explica a EL PAÍS que para enfrentar el complejo escenario comercial se ha establecido una agenda de trabajo nacional y otra internacional.
La primera busca empujar la inversión local y hacer que la permisología sea más ágil para que los proyectos entren en operación. La internacional se levanta sobre dos pilares: la diversificación de exportaciones y abrirse a nuevos mercados, y otra diplomática para hacer valer el TLC vigente con EE UU. La subsecretaria de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei), Claudia Sanhueza, ya se reunió para tratar el tema con el representante comercial de EE UU, Jamieson Greer, y el ministro Marcel se encuentra en Washington donde, además participar en las reuniones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, sostendrá encuentros con el Departamento del Tesoro y el Departamento de Comercio estadounidense.
Navarro aboga por que la arista diplomática sea con “la prudencia suficiente y el pragmatismo”. Sobre la reunión de Sanhueza con Greer, señala que fue con la intención de seguir fortaleciendo las relaciones bilaterales, pero también escuchar cuáles eran las inquietudes de Washington y saber por qué le pusieron el arancel al país sudamericano. “Dijeron ‘a todo el mundo fue igual, no nos preocupa nada muy en particular en Chile’. Frente a eso, ya tienes más o menos herramientas para establecer una ruta de cómo negociar”, afirma la presidenta de la Sofofa.
Con la presión arancelaria en la espalda, Navarro comenta que las mega tendencias para el desarrollo industrial y empresarial señalan la agro-industria, donde Chile puede ser un aporte no solo por la diversificación de productos para Brasil, sino también porque tiene una fruta “mucho más protegida”, donde se usan menos pesticidas. El segundo es la industria energética. “Tanto en Brasil como Chile estamos diversificando nuestra matriz, donde hemos avanzado mucho más que otros países en tener una más verde, entonces se pueden tener sistemas interconectados. Ahí es donde vimos que hay oportunidad. Si se nos cae la luz podríamos nutrirnos de Brasil y viceversa”, apunta.
El corredor bioceánico vial que pretende conectar los océanos Atlántico y Pacífico con una red de carreteras de 2.400 kilómetros que conecta los puertos del sur de Brasil con los del norte de Chile, pasando por el chaco paraguayo y las provincias argentinas de Salta y Jujuy, también ha tenido un papel protagónico en la visita de Boric a Brasilia.
Uno de los productos exentos del arancel del 10% impuesto por Washington es el cobre, que se encuentra bajo una investigación especial del Departamento de Comercio de EE UU. El 41% de las exportaciones de Chile a Brasil son de este metal. Máximo Pacheco, presidente de Codelco, la principal productora de cobre del mundo, señala a EL PAÍS en Brasilia que la empresa estatal exporta un millón de toneladas de cátodo de cobre al año y prácticamente el 10% va a Brasil. “El comercio internacional está cambiando las reglas del juego y eso nos obliga a fortalecer nuestra diversificación en los mercados y tener más flexibilidad. Hemos ido adaptando nuestra estrategia comercial a esa nueva realidad y por eso Brasil es un mercado tan importante para nosotros. Básicamente vamos a fortalecer nuestra presencia aquí en materia de ventas de cátodo”, afirma.
Sobre el tema arancelario, Pacheco afirma que esos asuntos son entre gobiernos. “Nosotros tenemos conversaciones con nuestros clientes y efectivamente están sintiendo ese nerviosismo, esa incertidumbre, esa preocupación por todo lo que estaba sucediendo. Y, evidentemente, están tratando de asegurar que Codelco va a seguir hasta abasteciéndoles de cobre en EE UU, un país con que tenemos una historia de larga data”, añade.
La política proteccionista de Trump remece directamente a industrias chilenas como las del salmón, las frutas frescas y el vino, que se enfrentan al riesgo de perder competitividad frente a los productores locales y a otros mercados internacionales que consigan ser eximidos de los mal llamados aranceles recíprocos.
Victor Catán, presidente de Fedefruta, también presente en Brasilia, afirma que los nuevos aranceles los tienen “preocupados y ocupados”. “Más que pagar el arancel en EE UU, que ya es duro, los cítricos, por ejemplo, con este arancel están fuera de línea de flotación”, afirma. “Ahora se está desarrollando la campaña de la cosecha, entonces, entre más se demore en resolver este problema, los productores están viendo perjudicada su temporada y eso nos preocupa porque el precio de venta no alcanza a suplir los costos”, agrega. Por esto, Catán sostiene que buscan en Brasil potenciar la exportación de carozos, cerezas, manzana, fruto que no produce el gigante latinoamericano y que, debido al transporte terrestre, puede llegar en cuatro días a Sao Paulo.
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