El incendio forestal de La Vall d'Ebo arrasa 1.715 hectáreas
Dos medios aéreos y varios terrestres se encuentran refrescando la zona este sábado
Un total de dos medios aéreos y con varios medio terrestres se encuentran refrescando la zona del incendio forestal declarado el jueves en una zona escarpada de La Vall d'Ebo (norte de Alicante), que ya ha calcinado más de 1.700 hectáreas.
Según fuentes del Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat, en la zona hay seis brigadas de bomberos de los Consorcios provinciales de Alicante y Valencia, una sección de la Unidad de Militar de Emergencias (UME) del Gobierno formada por unos 50 militares, y dos helicópteros.
El incendio forestal, hasta ahora el mayor del año en España, se encuentra sin llama desde ayer por la tarde y ha evolucionado favorablemente durante la noche, tras haber quemado alrededor de 1.715 hectáreas.
A primera ahora de la mañana se han desplazado a la zona un total de cinco medios aéreos, que han realizado vuelos de reconocimiento y varias descargas sobre puntos calientes, pero tres de ellas ya se han retirado y quedan dos helicópteros, junto con los medios terrestres.
El fuego se declaró en la mañana del jueves a causa de una quema de rastrojos en una zona de pendiente conocida como Solana del Garrofar, que se descontroló accidentalmente.
Dicha quema estaba totalmente prohibida al haberse decretado el nivel 3 de riesgos de incendios forestales por las condiciones climatológicas de esa jornada: calor en torno a los 40 grados centígrados (la máxima detectada en la zona fue de 41,5) y aire de poniente muy seco.
El supuesto causante, un vecino de la localidad, fue detenido el mismo día y posteriormente fue puesto en libertad con cargos ya que se consideró que no había habido intencionalidad en provocar daños en el entorno.
El calor y el viento condujo a que el fuego derivara en varios focos lo que, unido a la complejidad orográfica del terreno, ha dificultado sobremanera las tareas de extinción.
Los trabajos se han centrado en tres focos activos: uno en la zona oeste (en el Castell de Benirrama), otro en el suroeste, próximo al Barranc de l'Infern, y el último entre los términos municipales de Pego y l'Atzúvia.
Cerca de una veintena de medios aéreos han llegado a trabajar en la zona junto con alrededor de 300 efectivos terrestres.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
La crisis humanitaria que la paz total no pudo parar: los ataques y desplazamientos vuelven al Catatumbo
Trump justifica su ataque a Nigeria por la masacre de cristianos, pero las víctimas del yihadismo son de todas las confesiones
Nvidia supera los 140.000 millones de dólares en inversiones y acuerdos con ‘start-ups’ en 2025
Eurobonos gracias a ley de la gravedad
Lo más visto
- Acuerdo en Villamanín por el Gordo sin repartir: la comisión de fiestas cede más de dos millones por la paz del pueblo
- Maisa Hens, cantante: “Gracias al anuncio de El Almendro no tuve que volver a hacer un ‘casting”
- Junqueras avisa de que la recaudación del IRPF es “imprescindible” para negociar los presupuestos de Sánchez e Illa
- Timothy Morton, activista: “Estados Unidos es un gigantesco campo de concentración”
- La obsesión de Trump por poner su nombre a todo carece de precedentes en Estados Unidos




























































