El Zinemaldia recuerda a José Luis Borau

El realizador José Luis Borau, fallecido el pasado viernes, "tuvo una especial vinculación con el Festival de Cine de San Sebastián", según señala una nota del certamen con la que rinde homenaje al cineasta. El director estrenó Furtivos en la 23 edición de la cita, celebrada en 1975, un trabajo con el que ganó la Concha de Oro. El galardón le valió la oportunidad de poder estrenar el filme en salas comerciales "tras sus problemas con la censura franquista".

Borau, además, volvió a San Sebastián en 1990, en aquella ocasión como miembro del jurado del Festival. El director, añade el Zinemaldia en su texto de agradecimiento, "siempre mostró su apoyo al Festival de San Sebastián", tanto como presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas y de la SGAE, como "en el plano personal". "El Festival quiere, por tanto, demostrarle todo su agradecimiento y rendir homenaje a su memoria", añade la nota.

Borau dio sus primeros pasos en el mundo del cine con la dirección de varios cortos, hasta que a mediados de los 60 rodó sus primeros largometrajes: Western Brandy (1963) y Crimen de doble filo (1964). Luego llegarían la colección de títulos con los que Borau construyó "su estilo y su insobornable concepción del cine": Hay que matar a B. (1975), Furtivos (1975), La Sabina (1979), Río Abajo (1984), Tata mía (1986), Niño nadie (1996) y Leo (2000), su último trabajo para la gran pantalla.

El realizador, también productor y escritor, obtuvo el Premio Nacional de Cinematografía en 2002, además de ser Académico de Bellas Artes y miembro de la Real Academia de la Lengua.