Mirada ética de la tragedia

Las imágenes de la vida cotidiana en un Haití devastado por el terremoto que sufrió en enero de 2010 comparten espacio desde el pasado día 21 con puestos de fruta o de embutidos. Son las instantáneas que el fotógrafo Ramón Espinosa (Barcelona, 1968) ha tomado durante estos dos años en el país caribeño, que se exponen en su lugar preferido, el Mercat Central de Valencia: “Cada vez que vuelvo a la ciudad me paso por aquí, hago la compra y me voy a casa de algún amigo a cocinarla”, comenta el autor, que participó ayer en el festival de fotoperiodismo Photón 2012.

Bajo el título de No te olvides de Haití, los visitantes del mercado pueden palpar y sentir el día a día de los habitantes de esta nación, la más pobre de América Latina, a lo largo de 23 instantáneas. Unas imágenes que muestran la dignidad de un pueblo que lucha diariamente por la supervivencia: “Nosotros no habríamos durado ni un mes”, reflexiona, “pero ellos saldrán de esta”, sentencia.

“No son fotos molestas o dañinas”, explica el ganador del 14º premio Internacional de Fotoperiodismo Ciudad de Gijón, en 2010, “porque siempre intento plantearme ciertos interrogantes éticos a la hora de tomar cada foto”. “En el momento de trabajar”, añade Espinosa, “se saltan unas barreras que luego necesitas pasar por algunos filtros morales para que no lleven a lecturas erróneas”, señala. Por eso, lo que se ve mientras se pasea por estos corredores no son ilustraciones que muestren el caos o la muerte que desató la catástrofe, sino estampas llenas de colorido: un hombre tocando la guitarra frente a una catedral en ruinas, una banda impoluta acompañando un sepelio o grupos de escolares jugando con jabón: “Me asombra el orgullo con el que cuidan lo poco que tienen”, aclara.

Espinosa fue a Haití por primera vez en 2005 y, poco tiempo después, se trasladó de forma permanente. Allí trabaja para la agencia Associated Press. En estos dos años que han transcurrido desde el seísmo, el fotógrafo ha visto el progreso de unos momentos “marcianos” a una actualidad que, “si se hubiera atendido mejor, se habría solucionado en un mes”.

Espinosa, que lleva más de dos décadas ejerciendo en medios como, entre otros, Diario 16 o EL PAÍS, reconoce valorar el esfuerzo de la foto, los lazos sentimentales que se crean entre los protagonistas de la imagen y el que dispara: “Hay que mantener un diálogo, un respeto con el objetivo”, expone.

El fotógrafo mezcla un relato tierno sobre la cruda coyuntura del país con las diferentes técnicas que utiliza a la hora de ilustrar esta realidad. Explica cada detalle como si estuviera de nuevo frente al retrato. Pero, eso sí, destaca que lo que más le gusta de Haití son “la luz y los niños”.