Escucha a John Cage: un diario que suena al futuro por venir
El músico y artista escribió entre 1965 y 1982 uno de sus textos más clarividentes y personales, un inventario de ideas, historias y predicciones que conforman un loco viaje de escritura experimental

Un sí pero no. Una épica del batacazo. Un poema larguísimo de la anticipación. Un collage textual de acumulación distorsiva. Un equilibrio entre fuerzas opuestas. Una contradicción altamente creativa. Un canto al aburrimiento divertido. Hay muchas definiciones posibles de este libro, pero la más genial la dio el propio autor, no sin antes reírse sonoramente de sí mismo: si lo lees durante dos minutos y te sigues aburriendo, inténtalo con cuatro. Si aun así te sigues aburriendo, prueba dedicándole ocho minutos, luego dieciséis, luego treinta y dos, y así sucesivamente. Si resistes hasta el final le habrás dedicado unas cinco horas y 40 minutos a leer este loco viaje de escritura experimental.
Publicado de manera completa en 2015 por Siglio, llega ahora la traducción al español de la mano de la editorial Caja Negra de uno de los textos más clarividentes y personales de John Cage, Diarios: cómo mejorar el mundo (sólo harás que empeorar las cosas). A modo de autobiografía, lo escribió por partes, entre 1965 y 1982, y lo fue publicando también de manera paulatina, como quien se bebe un vaso de agua a sorbitos. A veces lo hacía en revistas y otras veces los leía a modo de conferencia performativa. Tras los ensayos y manifiestos sobre música de los años treinta y cuarenta, Cage había vaticinado un giro en su escritura en 1961, tras la publicación de Silencio, adentrándose en preocupaciones más sociales que musicales.
Empezó este diario con el optimismo de sus 53 años por celebrar el trabajo del arquitecto Richard Buckminster Fuller, su preocupación por las necesidades humanas y los recursos mundiales, y sus exhaustivos diseños para hacer de la vida un éxito inequívoco. Más tarde siguió dándole cuerda a ese mundo lleno de novedades por venir: de la contracultura estadounidense a la descolonización africana, del movimiento hippie a las transformaciones de la China de Mao, de la izquierda revolucionaria latinoamericana a la revolución tecnológica. Cage habla de las minucias domésticas de la vida cotidiana, contempla las consecuencias del capitalismo y augura desastres ecológicos. También mezcla el budismo zen con los beneficios de las legumbres, los champiñones con el ajedrez, y la bomba atómica con los Boy Scoutts.
Dividido en ocho partes, existe una novena parte inconclusa que está sin publicar. Cage quería que su texto hiciera consciente al lector justo del momento de la lectura, sin juicios ni expectativas, y así es como hay que coger este diario tan poco convencional. Él hizo lo propio. Originalmente mecanografiado en una IBM Selectric, utilizó operaciones fortuitas para determinar no solo el número de palabras y el tipo de letra, sino el número de letras por línea, los patrones de sangría, y el color. Las páginas parecen partituras a medida que avanzas en la lectura, y el lenguaje adquiere una presencia casi auditiva. Con un tono que oscila entre el diagnóstico y la utopía más improbable, el texto funciona como un provocativo inventario de ideas, historias y predicciones que funcionan asombrosamente bien en el contexto este siglo XXI. Es uno de los porqués de su interés, pero hay más. Cage habla de un tiempo mientras lo habita acumulando fragmentos aparentemente inconexos para vislumbrar un horizonte posible. El sonido visual de su tiempo que suena al futuro por venir.

Diario: cómo mejorar el mundo
Traducción, notas y prólogo de Gerardo Jorge
Caja Negra, 2025
256 páginas. 23,50 euros
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.