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crítica literaria
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Prohibido morir aquí’: una novela extraordinaria sobre la vejez de las personas solitarias

La escritora Elizabeth Taylor es una de las grandes damas de la literatura inglesa del siglo XX y en este libro brilla por la lucidez, humor y compasión para iluminar la decrepitud de sus personajes

Retrato de la escritora británica Elizabeth Taylor.

Es más que notable la calidad media de las novelistas inglesas del siglo XX. Las obras de Rosamond Lehmann, Daphne du Maurier, Margaret Kennedy, D. J. Stevenson, Muriel Spark, Barbara Pym… proceden de la poderosa tradición narrativa de la novela inglesa, son de muy alta calidad, están admirablemente construidas. A las mencionadas sólo las superan las escritoras más grandes, como Jane Austen o Virginia Woolf, o las irlandesas Edna O’Brien y Elizabeth Bowen, otra tradición extraordinaria, la irlandesa.

Entre las inglesas del siglo XX brilla con voz propia Elizabeth Taylor, que se mueve por la clase media británica con novelas tan notables como Angel, Una vista del puerto o esta que llega ahora, Prohibido morir aquí, cuyo título original es Mrs Palfrey at the Claremont.

Mrs. Palfrey es, en palabras de la autora, “una mujer alta, corpulenta, de rostro noble, cejas oscuras y mandíbula de contorno firme. Habría podido ser un hombre apuesto y distinguido y, a veces, cuando se ponía un traje de noche, parecía un general ilustre disfrazado de mujer (...) Aun en sus tiempos de recién casada en Birmania, cuando vivía en condiciones extrañas, por no decir alarmantes, se había mostrado majestuosa, como la vez en que la transportaron en canoa río arriba hasta su nuevo hogar… Pero en la actualidad había perdido dos tercios de su antiguo valor (ya no había marido ni nativos) y la habían destinado a una de las habitaciones traseras donde se alojaba a las ancianas de pocos recursos que se parecía bastante a la habitación de una criada”. El mundo de los jubilados de las habitaciones traseras del Claremont es el caldo de cultivo convincente y variado de esta novela.

En esa parte del hotel se alojaban las personas mayores ante las que le angustiaba presentarse. Mrs. Palfrey se entretiene deliberadamente en deshacer la maleta y cuando termina, antes de acudir al comedor, coge su neceser y se dirige a la puerta rotulada como “Baño de señoras”. Y así empieza una novela extraordinaria sobre la decrepitud de las personas solitarias y necesitadas de no perder lo que les quedara de dignidad.

Elizabeth Taylor posee una mirada comprensiva que le permite hacer un retrato soberbio de la clase media inglesa y la convierte ya en una creadora certera de personajes, de las relaciones entre ellos ante la existencia de sus penosos conflictos. Los retrata y acompaña con extrema lucidez, un fino sentido del humor que apela a la sonrisa más que a la risa y una generosa comprensión, pero les obligará a hacer el ridículo cuantas veces lo exija su condición y su realidad sin refocilarse en ello porque sus pequeñas y tristes vidas sólo tienen valor gracias a la soberbia escritura de la autora. Una lucidez que muestra sin ambages la conciencia más dolorosa de los personajes, a los que Elizabeth Taylor, con su inteligencia, su don de observación, su capacidad de penetrar en los problemas de conciencia que oprimen y avergüenzan a estas pobres almas llenas de humanidad y también de rencor, describe con una compasión realista mientras la decadencia inevitable de la vejez impregna un relato sobre la gente reducida al emocionante recuerdo de su orgullo perdido, que late en esa última etapa vital a la que ronda el final y la muerte. Solo que esta realidad no es deprimente en manos de Elizabeth Taylor, por más que ella no se engañe sobre lo que está contando.

En este libro brilla especialmente esa lucidez, ese humor y esa compasión que iluminan la decrepitud de los personajes y convierten el texto en una obra de arte que sólo puede suscitar admiración y gratitud en los lectores. El asunto no invita a la felicidad, desde luego, pero sí a la felicidad de leer. El libro es una pequeña obra maestra, un placer en el que lo deprimente sería perdérselo.

Prohibido morir aquí

Elizabeth Taylor
Ernesto Montequin
Libros del Asteroide, 2025
240 páginas
20,95 euros

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