Javier Milei y los paracaidistas
La lista de candidatos de la ultraderecha para las elecciones legislativas en la ciudad de Buenos Aires confirma que la receta es mezclar ignotos y adoradores

El presidente argentino, Javier Milei, se hizo conocido en su país y en el mundo por transmitir sus ideas anarcocapitalistas y sus controvertidas opiniones con un estilo de comunicación combativo y, a veces, violento. Su liderazgo personalista repele el disenso y reclama una sumisión absoluta a sus postulados y hasta a sus errores; sus logros se ovacionan, sus fallidos se justifican. No tiene otro tamiz para reunir tropa que la veneración personal; por esa matriz y por su explícita admiración por el menemismo es que La Libertad Avanza, su fuerza política, está llena de peronismo.
Así como la formación que un día lideró Mauricio Macri fue interpretada como un intento por superar y dejar atrás los postulados peronistas, políticamente, la era Milei tiene poco de ideológico.
Por ese motivo, porque lo que cuenta no es el ideario, sino la docilidad, su irrupción en el escenario político puso en crisis el sistema de partidos; en la actualidad, el kirchnerismo debate los liderazgos internos, mientras que la alianza de Juntos por el Cambio atraviesa un dilema, probablemente terminal: el radicalismo ha huido de sus filas y los dirigentes PRO, el partido de Macri, van desertando del espacio con más o menos ruido, aunque el drenaje es incesante. A diferencia del Partido Popular español, que se mantuvo en pie cuando Vox intentó competirle espacios y morderle votos por el flanco derecho, la formación de Macri se desgrana a diario tras el surgimiento de una competencia. La mirada de corto plazo de sus dirigentes solo admite el aquí y ahora, por lo que están dedicados a la supervivencia política y el atesoramiento de cargos. Tras ellos, abandonan las filas del macrismo y se transforman, súbitamente, en cruzados del anarcocapitalismo.
Curiosamente, esa actitud tránsfuga que en otra ocasión hubiese concitado su repudio más absoluto, no es reprobada por Milei; el éxodo hacia sus filas se aplaude; parece no evaluar que de esas conductas también está cansada la población.
Por esas y otras prácticas de dudosa ética, el ciudadano, el diputado y luego el presidente Milei vino expresando un abierto y especial desdén. Insultos de variado tenor han tenido como objeto a diputados y senadores.
Hay que reconocer que esta particular mirada sobre los burócratas no es nueva; la hizo pública desde sus primeras intervenciones en los medios de comunicación. El material humano que conforma las Cámaras le es irrelevante porque no reconoce envergadura en la labor legislativa; por eso no debe asombrar la mediocridad intelectual de los legisladores que lo representan. Algo así como “el que avisa no traiciona”.
La lista que acaba de hacer pública de cara a la elección legislativa de mayo próximo en la ciudad de Buenos Aires, confeccionada por el presidente y su hermana, Karina Milei, confirma esta mirada displicente; la receta es la misma: mezcla de ignotos y adoradores. Sin embargo, cuando no puede avanzar gobernando “a sola firma” por decreto y necesita del sostén legislativo, debe apelar a algún aliado que defienda sus postulados porque los propios no están capacitados. La pobreza de ilustración y experiencia de sus fans devenidos representantes por obra de la “dedocracia” de los Milei, es un denominador común.
Esto tiene su origen en el armado de las listas de La Libertad Avanza, allá por 2023. Los “armadores” políticos de Milei, esencialmente peronistas, barrieron los distritos y se llevaron lo que quedaba de lo que no se había llevado el resto de las fuerzas; el descarte del descarte, salvo honrosas y aisladas excepciones.
Hoy, el desbande que manifiesta el bloque oficialista dentro del recinto es consecuencia directa de aquella indiferencia. Hay quienes especulaban con que había aprendido esa lección, pero su estilo no es afecto a admitir lecciones. Ante el próximo desafío legislativo se lo ve decidido a apretar el acelerador, quizás pensando que, si así obtuvo los éxitos que acumula, hay que repetir la receta sin modificaciones. Bienvenidos la casta y también los paracaidistas.
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