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En colaboración conOEI
CONFIANZA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Confianza, emprendimiento y educación: tres claves democráticas para el mundo hispano

La falta de confianza limita las inversiones, reduce la productividad y afecta negativamente la innovación

Estudiantes en una escuela de Ciudad Bolívar, en Bogotá, el 23 de mayo de 2024.

Tres son los factores claves para un desarrollo positivo y democrático de los países: la confianza, el emprendimiento y la educación.

Como para todos los países, también para el mundo hispano la confianza ciudadana en empresas e instituciones públicas y la educación son determinantes. Para un mundo hispano en transformación es un camino complejo pero también una gran oportunidad.

Para fortalecer la democracia y el desarrollo socioeconómico, la confianza ciudadana crea oportunidades; la confianza de las empresas genera emprendimiento, impulsa iniciativas, crecimiento económico y ocupación laboral; mientras que la Educación es generadora de talento e idóneo capital humano.

Un primer reto es revertir la falta de confianza de la ciudadanía que obstaculiza el crecimiento de las empresas, la innovación y la cohesión social.

Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), nueve de cada diez personas en América Latina desconfían del prójimo, y los niveles de confianza son solo una cuarta parte de los observados en países de la OCDE. Esta baja confianza limita las inversiones, reduce la productividad, incrementa la informalidad laboral y afecta negativamente la innovación, la competencia y la recaudación fiscal.

En cuanto a la confianza en las empresas específicamente, el mismo informe señala que la falta de confianza reduce la competitividad del sector privado.

Las empresas que operan en ambientes de alta confianza tienden a ser más productivas, tienen mejor acceso a cadenas globales de suministro y ofrecen mejores beneficios a sus empleados. Confianza, estabilidad y seguridad jurídica son una trilogía clave.

Por el contrario, en contextos de baja confianza es más común que las empresas exijan pagos por adelantado y tengan dificultades para acceder a financiamiento bancario.

La competencia empresarial también está relacionada con mayores niveles de confianza interpersonal dentro de las firmas.

Para fortalecer esta confianza, que a la vez influye en la confianza ciudadana, las estrategias que se han experimentado y que han tenido impacto han sido claras.

• Reforzar la transparencia y la integridad en las operaciones empresariales y en la regulación. La probidad es base del capital democrático de una sociedad.

• Reducir las asimetrías de poder entre actores económicos, promoviendo igualdad de condiciones y acceso legal efectivo.

• Impulsar instituciones legales y agencias reguladoras sólidas que vigilen el cumplimiento de normas y brinden seguridad jurídica.

• Fomentar prácticas responsables en las empresas, que incluyan un trato justo a los empleados y compromiso con la comunidad.

• Facilitar la participación ciudadana y empresarial en la supervisión y rendición de cuentas, para aumentar el sentido de responsabilidad y colaboración mutua.

• Promover una cultura de confianza que abarque no solo el sector privado, sino también los gobiernos democráticos y la sociedad en su conjunto, dado que la confianza es un fenómeno social que se refuerza o se erosiona de manera conjunta entre estos ámbitos. Eso es en lo que en Prisa han denominado Sostenibilidad democrática.

En este sentido, hay iniciativas que están ayudando a mejorar la confianza ciudadana y empresarial:

-En Perú, con la Plataforma La Transparencia es de Todos, impulsada por el Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE), se busca aumentar la transparencia en la gestión pública mediante un portal que permite a los ciudadanos consultar contratos, licitaciones y proveedores públicos en tiempo real. La plataforma ha contribuido a reducir la corrupción y aumentar la participación ciudadana en el control de recursos públicos.

-En Chile, con la Agenda Digital y Gobierno Abierto, desde el 2018, se ha implementado la política de Gobierno Abierto que promueve la transparencia, el acceso a la información y la participación ciudadana. La digitalización de trámites y servicios ha agilizado la interacción entre el Estado y la ciudadanía, fortaleciendo la confianza en las instituciones públicas.

Adicionalmente, empresas chilenas han avanzado en certificaciones de buenas prácticas laborales y de sostenibilidad, contribuyendo a una mejor confianza interna y externa.

-En Uruguay, con el Sistema Nacional de Integridad, Uruguay cuenta con un sistema integral para promover la transparencia y prevenir la corrupción en todos los niveles del sector público. Incluye mecanismos de denuncia, auditorías regulares y acceso abierto a información financiera pública. Esta estructura ha posicionado a Uruguay como uno de los países más confiables en América Latina, lo cual repercute positivamente en la confianza empresarial y ciudadana.

-En Colombia, con los Programas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), Empresarios y organizaciones han implementado programas de sostenibilidad y participación comunitaria, especialmente en sectores afectados por conflicto y desigualdad. Iniciativas como Todos por la Paz buscan fortalecer la confianza a través de la construcción de relaciones duraderas entre comunidades y empresas. La democracia es la base transversal que da sustento a todas estas iniciativas de defensa de proyectos que crean valor público.

En conclusión, para reafirmar la democracia y fomentar el desarrollo es fundamental avanzar en la reconstrucción de la confianza tanto ciudadana como institucional y empresarial, con medidas que garanticen transparencia, equidad, participación y compromiso social en todos los sectores.

Finalmente, la Educación, que está en la base de todo y es fundamental para generar Talento. Actualmente, se reconoce que la educación es crucial para consolidar la democracia, ya que fomenta capacidades como la participación, la solidaridad, el respeto, el debate público, el pensamiento crítico y la responsabilidad social.

En el mundo hispano, en particular el latinoamericano, la educación enfrenta retos históricos como la desigualdad y la discontinuidad de políticas, pero también avances en incorporar la educación para la democracia en las escuelas, entendida como un proceso transversal que incluye tanto el currículo como la cultura escolar y las estructuras institucionales.

Esto implica educar para el diálogo, la participación y la convivencia y paz social basados de nuevo en valores democráticos. Y en términos de evolución reciente y tendencias, la educación en el mundo hispano también se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, poniendo énfasis en el bienestar estudiantil, la inclusión, la sostenibilidad, y el uso de tecnologías digitales para preparar a los estudiantes para los desafíos del mundo moderno.

En 2025, se priorizan innovaciones para mejorar la equidad y la calidad educativa, y la educación se ve como herramienta esencial para el desarrollo y la construcción de sociedades más justas y democráticas.

En síntesis, la educación actual en la mayoría del mundo hispano avanza hacia un modelo que busca no solo transmitir conocimientos, sino formar ciudadanos críticos, participativos y responsables, pilares esenciales para afirmar y fortalecer la democracia en la región.

El mundo hispano, unido por un estupendo idioma que une más de 500 millones de personas, puede contar con grandísimas potencialidades y muchos recursos naturales y humanos.

Una mayor Confianza en la institucionalidad, un incremento del espíritu Emprendedor y una Educación de siempre mayor calidad representan tres áreas de grandes oportunidades que pueden encausar un relevante protagonismo en el nuevo panorama global .

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