Jeferson Tenório, el brasileño que escribe de antirracismo desde la era del disimulo
El autor de ‘El reverso de la piel’ repasa su trayectoria de censura y éxito y desgrana las herramientas de la ultraderecha para tratar de silenciarlo

En julio del año pasado, el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, le regaló una medalla al mandatario de Argentina, Javier Milei. El galardón presentaba la imagen del brasileño apuntando con el dedo, además de la inscripción: Clube Bolsonaro: imorrível, imbrochável e incomível (Club Bolsonaro: inmortal, viril e incomible). Meses más tarde, en un evento conservador en Estados Unidos, Javier Milei le regaló una motosierra al hombre más rico del mundo, Elon Musk, quien días antes hizo un saludo nazi que rápidamente fue justificado por algunos como “saludo romano”.
De esta época escribe Jeferson Tenório (Río de Janeiro, 48 años). “En Brasil, tenemos una importante gramática antirracista”, dice desde el otro lado de la pantalla. “Sin embargo, también hemos llegado a la época del disimulo de la realidad. Está el gesto nazi de Musk, pero muchos dicen que no fue así. El disimulo es la base de la ultraderecha”.
Jeferson Tenório se cuela en el firmamento literario brasileño como una estrella que escapa del vaho que emana de la tríada del discurso actual: fake news, arengas agresivas y una megacoalición entre millonarios tecnológicos y políticos de ultraderecha. El reverso de la piel, su novela más conocida, cuenta la historia de Pedro, un profesor negro de Lengua y Literatura que reconstruye la vida de su familia a partir de la memoria de su padre, quien fue asesinado violentamente en una operación policial. El libro le pone el cuerpo al racismo, lo cual no es una simple metáfora: la novela no se guarda nada y habla de las pieles –negras y blancas– desde la carnalidad nuestra de todos los días, esa que se compone de ardores y miedos profundos.
“No puedo arrancar mi piel negra”, dice uno de los personajes. “¿Ya le contaste a tus amigas cómo es tener un novio negro? ¿Ya contaste cómo fue tener sexo con un tipo negro?”. Publicado originalmente en 2020 y lanzado al mundo hispanoamericano en 2023, el libro ganó el Jabuti, el premio literario más importante de Brasil. En 2022, fue incluido en el Programa Nacional del Libro Didáctico, por el cual forma parte del currículo escolar en varios estados del Brasil. Hasta el momento, se calculan más de 280.000 copias vendidas.
En un país en el que el bolsonarismo es una de las dos fuerzas políticas más importantes, El reverso de la piel supuso una amenaza para aquellos sectores que encuentran izquierdismo radical en cualquier cosa que se aproxime a la reivindicación de derechos. Brasil es así: detrás de esa sonrisa amigable capaz de teorizar un discurso antirracista pujante, una de las derechas más consolidadas reproduce discursos de odio vía fake news. No es casualidad que, semanas atrás, una porción importante de internautas brasileños deseara que Aún estoy aquí, película sobre la dictadura que representaba al país en los Óscar, no resultara ganadora por ser “demasiado woke”.
En marzo del año pasado, luego de que una directora de escuela difundiera un video de ella misma diciendo que el libro contenía “vocabulario de bajo nivel”, El reverso de la piel fue retirado de bibliotecas y escuelas públicas de tres estados. Hubo quien dijo que la obra era pornográfica.
“La extrema derecha se apropió del libro como una forma de combatir el mal; esa es su táctica”, señala Tenório. “También podía haber sido Torto arado (libro de Itamar Viera Júnior, otro autor brasileño que se manifiesta contra el racismo), pero no cualquier autor. El objetivo siempre son autores negros, indígenas, trans. Justamente para dejar recado: no queremos hablar del racismo”.
La censura devino en linchamiento digital. El autor confiesa que llegó a recibir amenazas de muerte. El respaldo, sin embargo, fue contundente: figuras del mundo cultural brasileño, como Chico Buarque o la ganadora del Globo de Oro Fernanda Torres, se manifestaron en defensa del autor.
La vida virtual de Jeferson Tenório nunca fue la misma luego de la experiencia de censura: “Comencé a entender que el mundo digital influencia directamente el mundo real. Hay una vigilia de las figuras públicas y un juzgamiento de lo que defiendes. Eso hizo que diferenciara mi figura pública de mi figura privada. Intenté no personalizar el asunto. Me dije a mí mismo que el mundo digital no es la vida real”.
La trascendencia de El reverso de la piel también cambió su vida material. Tenório, que hasta la aparición del libro trabajaba como profesor de una escuela pública en Porto Alegre, tuvo que cambiar los pizarrones por las tarimas de auditorios repartidos en Brasil, España, Portugal o Kenia. Sus columnas de opinión se transformaron en parada obligada para todo aquel que quisiera entender el Brasil contemporáneo. Luego del episodio de censura, las ventas del libro aumentaron en un 400%. A la avanzada conservadora no lo quedó más remedio que apretar los dientes y observar con impotencia cómo aquel libro que quisieron acallar se encaminaba hacia las 300.000 copias y ahora se movía en francés, inglés, español, sueco e italiano. A la fecha, se han vendido los derechos de la obra a por lo menos diez países.
Nada de esto hace que el autor separe los pies de la tierra. Preguntado por la relación del Brasil con el mundo editorial hispanoamericano y mundial, Tenório es contundente: “La literatura brasileña en el mundo es un grano de arena. Para que un autor brasileño consiga ser publicado en Europa o Estados Unidos, muchas cosas deben haber ocurrido antes. Depende de la fuerza de la editora, de llegar a lugares de validación. Es como una campaña para el Óscar”.
La campaña para el Óscar, claro, no toma en cuenta a América Latina. Según Tenório, los brasileños no se ven a sí mismos como latinoamericanos. Sus referencias de mundo no están en la región, por ejemplo en Bolivia, país con el que comparte más de tres mil kilómetros de frontera. Brasil es un gigante que, cuando quiere mirar lejos, apenas alcanza a ver sus propios pies. Y cuando la curiosidad es mayor que su gigantismo, sus ojos cruzan el océano para instalarse en Europa.
La poca sintonía entre brasileños y sus vecinos se hace más evidente al comparar el peso literario de Tenório en su tierra respecto a lo que ocurre en otros países. Mientras en Brasil el libro ha conseguido todo lo que un autor sueña (respaldo de una editorial importante, elogios de la crítica, premios, centenas de miles de ventas), su aparición en lengua española –de la mano de la editorial mexicana Textofilia y de los traductores Ricardo F. Preza y Cydja M. de Oliveira– podría calificarse de modesta.
Casi en tono conciliador, Jeferson dice que Don Quijote fue uno de los libros que lo incentivó a convertirse en escritor. “Cervantes es uno de los autores de mi vida”, señala con ese acento sureño, tan de Porto Alegre, al que le quedan pocos rastros de Río de Janeiro. Luego menciona a sus compatriotas Machado de Assis, Clarice Lispector y José Falero; hace una parada en Shakespeare (de hecho, El reverso de la piel se inspira en Hamlet, que también habla de un papá fantasma); para finalizar con los imprescindibles James Baldwin y Toni Morrison.
Hace unos meses, se publicó en Brasil la nueva novela del autor: De onde eles vêm (De donde ellos vienen), que narra el despertar racial de Joaquim en un contexto de la aparición de los primeros estudiantes negros que ingresaron a la universidad por la ley de cuotas. El libro mantiene la elegancia y crudeza de su antecesor. Como era de esperarse, no tardó en convertirse en blanco del berrinche de esos a quienes les molesta hablar de racismo, pero no el racismo en sí. Se avizoran ataques, disimulo, fake news.
Pero Tenório y sus lectores somos más fuertes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.