Ir al contenido
_
_
_
_

Dengue, Oropouche y chikungunya: una crisis epidemiológica tiene en vilo a Cuba

Las autoridades achacan la situación a los meses de calor y lluvia, en los que aumenta la reproducción de los mosquitos transmisores. Pero los cubanos aseguran que el abandono sistémico los ha llevado a este punto

dengue en cuba
Carla Gloria Colomé

Para el fin de los meses de verano, la gente en Cuba, sobre todo al occidente de la isla, se preguntaba qué enfermedad “rara” que los tenía encamados, con dolores e inflamación en el cuerpo, fiebres de hasta 40 grados, vómitos, diarreas, cefaleas, e incluso manchas en la piel. En Matanzas, epicentro del desastre, familias enteras reportaron contagios, que luego se extendieron a cada barrio, más tarde a toda la provincia, hasta abarcar casi el país entero. Nadie sabía exactamente de qué se trataba, y apenas había reactivos en los laboratorios municipales que, en el inicio del brote, confirmaran lo que hoy se sabe: Cuba atraviesa una crisis epidemiológica combinada, con la presencia, a la vez, de dengue, Oropouche y chikungunya, que hasta ahora las autoridades habían pretendido soslayar.

Después de varias semanas en silencio, los funcionarios salieron a desmentir los rumores que hablaban de enfermedades ajenas a los isleños. “Ni son nuevas, ni son raras, ni son desconocidas”, dijo la semana pasada el ministro de Salud Pública de Cuba, José Ángel Portal Miranda. Aunque aumentaban las denuncias de cientos de contagios, e incluso de muertes, las autoridades se empeñaban en desmentir cualquier deceso. “Nadie puede esconder una epidemia ni los muertos”, afirmó el ministro. A su vez, el conocido doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología y un rostro cercano para los cubanos por sus reportes diarios en medio de la pandemia de coronavirus, declaró el pasado 8 de octubre que ni había 11 fallecidos como se comentaba, ni los hospitales estaban colapsados.

La intelectual cubana Alina Bárbara López había asegurado en Facebook que las autoridades estaban “manipulando” la “situación gravísima” en Matanzas, la ciudad donde vive. “La orden de desmentir los fallecidos por arbovirosis está dada”, insistió. Por esos días, se hablaba del fallecimiento del joven Yuniel en el municipio Cárdenas, a causa del dengue hemorrágico, un deceso que no cuenta entre las estadísticas del Ministerio de Salud de Cuba. No fue hasta este miércoles, cuando ya la isla era un innegable hervidero de enfermedades, que las autoridades de La Habana reconocieron la muerte de tres personas a causa del dengue, sin dar mucha más información sobre los casos. La viceministra de Salud Pública, Carilda Peña García, reconoció ante la prensa oficial que en el país hoy circulan nueve virus respiratorios y que hay un aumento de enfermedades diarreicas agudas y presencia de la hepatitis A. No obstante, no ofreció datos que puedan ilustrar la dimensión del fenómeno.

Una cadena de crisis

A falta de la transparencia en las cifras oficiales y el reconocimiento de la seriedad del caos epidemiológico, han sido los propios ciudadanos quienes se han encargado de denunciar, alertar y visibilizar una situación que hoy padecen desde niños hasta ancianos de todo el territorio nacional. “Si no abrimos los ojos, vamos a morir como abandonados animales callejeros”, escribió en la red social Facebook la artista matancera Sindy San Miguel Fariñas, quien, a causa de la enfermedad, apenas podía levantar los pies, ni flexionar las rodillas, estaba inflamada y padecía dolores en las articulaciones.

Hoy se conoce que al menos el dengue y el Oropuche tienen presencia en 12 provincias del país, mientras que el chikungunya en unas ocho, según datos oficiales. Las autoridades achacan la situación a los meses de calor y lluvia, en los que aumenta la reproducción de los mosquitos transmisores. Pero los cubanos aseguran que el abandono sistémico en Cuba los ha llevado a este punto. No solo lidian con las largas horas de apagones y la falta de agua que les impide mantener condiciones mínimas de higiene, sino que la proliferación de basura en cada esquina se ha hecho ya parte del paisaje diario. Fuentes oficiales han declarado que, solamente en La Habana, donde se acumulan 30.108 metros cúbicos al día, el pasado año más del 40% de los camiones recolectores estaban fuera de servicio. También se ha registrado una falta creciente de trabajadores en la empresa estatal Comunales, encargada de este tipo de servicios públicos.

Aunque las autoridades han hecho un llamamiento a la población para mantener las condiciones de higiene, existen otras cuestiones de infraestructura que han contribuido con esta deriva epidemiológica: se habla de la falta de fumigación para controlar los mosquitos a causa del poco combustible, la ausencia de pesquisas o los constantes salideros de agua que se acumula o estanca. La crisis epidemiológica, además, se ve agravada por la falta de reactivos en los laboratorios para hacer diagnósticos, por lo que en muchos casos los enfermos no han sabido qué virus padecen, y la escasez del 70% de los medicamentos en las farmacias cubanas les hace imposible atacar los síntomas.

Aun así, el ministro de Salud Pública aseguró que “la situación está bajo control”. “Tenemos que transmitirle a la gente que no dejamos de saber que tenemos problemas, pero que estamos haciendo todo por salvarle la vida”, sostuvo. Pero ante una situación de crisis total, con muchos hospitales de Matanzas colapsados por la afluencia de enfermos, los cubanos una vez más están acudiendo a la ayuda que llega desde el exilio y movilizando los recursos para paliar las carencias.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carla Gloria Colomé
Periodista cubana en Nueva York. En EL PAÍS cubre Cuba y comunidades hispanas en EE UU. Fundadora de la revista 'El Estornudo' y ganadora del Premio Mario Vargas Llosa de Periodismo Joven. Estudió en la Universidad de La Habana, con maestrías en Comunicación en la UNAM y en Periodismo Bilingüe en la Craig Newmark Graduate School of Journalism.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_