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El Barrio 18, de pandilla que negoció con Bukele a la lista de organizaciones terroristas de Trump

La designación del Departamento de Estado añade presión sobre el presidente salvadoreño, acusado de beneficiar a esta pandilla y a la Mara Salvatrucha

El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, anunció este martes la designación de la pandilla Barrio 18 como organización terrorista transnacional, acusándola de amenazar la seguridad nacional de ese país. Con ello, la pandilla se suma a la misma categoría que la Mara Salvatrucha 13 (MS-13), su histórica rival, también designada terrorista en febrero de este año. La medida no solo abre la puerta a la persecución judicial contra los líderes y miembros de estas estructuras, sino que también abre un frente político en la región: coloca bajo presión directa al presidente salvadoreño, Nayib Bukele, acusado de negociar y beneficiar a ambas pandillas.

En un comunicado oficial, Rubio catalogó al Barrio 18 como “una de las bandas más grandes de nuestro hemisferio” y aseguró que la acción tomada “demuestra aún más el compromiso inquebrantable de la Administración [de Donald] Trump de desmantelar cárteles y pandillas y garantizar la seguridad del pueblo estadounidense”.

El caso se enlaza con revelaciones hechas por el periódico salvadoreño El Faro en mayo pasado, con la publicación de entrevistas en video en las que dos líderes del Barrio 18 confesaron haber negociado con el entorno de Bukele desde 2014 para ayudarle a llegar a la alcaldía de San Salvador, la capital salvadoreña, y posteriormente a la Presidencia. De ser procesados o extraditados, los líderes del Barrio 18 podrían exponer en tribunales estadounidenses detalles sobre esos pactos.

Según expertos, la designación no implica necesariamente que el Gobierno estadounidense vaya a perseguir al Barrio 18 ni a sus líderes, pero abre una posibilidad. “Una cosa es la designación como organizaciones terroristas transnacionales y otra es que los acusen de cometer delitos en Estados Unidos. Lo que sí es cierto es que esta designación significa una extensión de poder muy fuerte para las autoridades que ahora amplían su jurisdicción para poder perseguir a sus líderes incluso fuera del país”, indica a EL PAÍS Steven Dudley, experto en pandillas y director de Insight Crime, un organismo especializado en crimen organizado.

El Caso de la MS-13

Desde 2012, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos designó a la MS-13 como una organización criminal transnacional, pero fue hasta febrero de este año que la catalogaron como terrorista, al mismo nivel que los poderosos cárteles mexicanos Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, dos de las organizaciones criminales más poderosas del mundo.

Entre diciembre de 2020 y febrero de 2023, la Fiscalía estadounidense presentó dos acusaciones en un tribunal del distrito este de Nueva York contra 27 miembros de la MS-13 y exigió al gobierno salvadoreño su extradición; sin embargo, Bukele se negó a entregarlos y sus funcionarios socavaron las acciones de las agencias estadounidenses para lograrlo, según una investigación de ProPública. Expertos afirman que esto se debe a la posibilidad de que los líderes de la MS-13 hablen sobre sus pactos con el gobierno.

A pesar de estas dificultades, Estados Unidos a través del Buró Federal de Investigaciones (FBI) ha logrado capturar al menos a nueve de esos líderes, la mayoría de ellos escondidos en México. En diciembre de 2021, el Departamento de Estado sancionó a dos altos funcionarios de Bukele por negociar reducciones de homicidios a cambio de beneficios carcelarios, entre ellos el actual gerente de las prisiones salvadoreñas, Osiris Luna, y el director de Reconstrucción del Tejido Social, Carlos Marroquín. Estos dos funcionarios han sido defendidos por Bukele y mantienen sus cargos hasta la fecha.

Bukele busca recapturar a líderes

Por su parte, el Gobierno de Bukele ha buscado de manera desesperada que los líderes que conocen de sus pactos a sus cárceles y que se encuentran en Estados Unidos vuelvan a El Salvador. En febrero de este año, durante la primera gira del secretario Rubio por Centroamérica, Bukele ofreció al Gobierno de Trump su popular megaprisión, el Cecot, para albergar a deportados, lo que terminó en el aprisionamiento de cerca de 300 migrantes venezolanos sin justificación alguna. Lo que se supo más tarde es que Bukele había pedido a cambio que le enviaran a los nueve líderes que el FBI había capturado.

El Ejecutivo salvadoreño incluso llegó a ofrecer, por medio de intermediarios, medio millón de dólares a un cártel mexicano para capturar a un líder de la MS-13 oculto en México, al que antes había liberado, según reveló El Faro. En medio de las deportaciones de venezolanos al Cecot, el Gobierno de Trump envió al menos a dos líderes de la MS-13 que habían participado en las negociaciones con diferentes gobiernos de El Salvador, incluido el de Bukele. Esta medida preocupó a las fuerzas federales estadounidenses que lucharon durante años para capturarlos.

Los pactos con el Barrio 18

En mayo pasado, el periódico salvadoreño El Faro publicó una serie de tres entrevistas en video en las que dos líderes del Barrio 18 confiesan detalles de las negociaciones que tuvieron con el entorno de Bukele para ascenderlo al poder desde el año 2014, cuando pretendía llegar a la alcaldía de San Salvador, la capital de El Salvador.

En la entrevista con El Faro, Carlos Cartagena López, alias Charly de IVU, un reconocido líder pandillero del Barrio 18 narra cómo fue liberado por el gobierno de Bukele tras ser capturado en los primeros días del régimen de excepción, la brutal medida represiva de Bukle que mantiene a cerca de 90,000 personas en prisión, algunas desde 2022. Algunas inocentes, según organismos de derechos humanos.

Charly asegura que parte de los apoyos que la pandilla le brindó a Bukele fue ayudarle a ganar la alcaldía capitalina en 2014. Fue al llegar a la capital que Bukele catapultó su imagen haciendo obras en barrios controlados por pandillas y así se proyectó como candidato presidencial hasta llegar al poder. “Acuérdense que quien domina San Salvador, domina todo. Lo importante para entonces era la alcaldía de San Salvador porque eso lo iba a impulsar hasta donde ha llegado ahora”, dijo Charli en la entrevista.

En los videos, los pandilleros aseguran que allegados a Bukele entregaron 250.000 dólares al Barrio 18 a cambio de obligar a los ciudadanos a votar por él. Esas declaraciones cobran mayor verosimilitud a partir de un juicio de escándalo en El Salvador que reveló cómo diferentes partidos políticos entregaron dinero a las pandillas para esas mismas elecciones.

Los pandilleros aseguran que como parte de las negociaciones, Carlos Marroquín, funcionario de confianza de Bukele, les alertaba sobre operativos policiales que se dirigían hacia sus colonias y llevaba obras a las comunidades para congraciarse con ellos. “Él decía vengo a nombre de fulano y se va a hacer esto. Y se hacía”, afirma el otro pandillero entrevistado por El Faro.

¿Qué es el Barrio 18?

El Barrio 18 es una pandilla de origen chicano que nació en el sur de Los Ángeles, California, en la década de los 50. Fue una escisión de la pandilla Clanton 14 y fue la primera pandilla latina en aceptar de manera masiva entre sus filas a miembros de origen centroamericano. Entre los años 70 y 80, la migración salvadoreña hacia Estados Unidos fue masiva debido a que el país se encontraba en el inicio de la guerra civil, por lo que engrosó sus filas con jóvenes que huían de la guerra. En esa misma época nació la Mara Salvatrucha 13 conformada principalmente por salvadoreños y centroamericanos. Ambas pandillas se convirtieron en enemigas a muerte y desde

entonces libraron una guerra que cobró la vida de decenas de miles, sobre todo en El Salvador y Centroamérica. Aunque también se conoce de su presencia en España, Italia y otros países europeos.

Durante la década de los 90, las políticas antiinmigrantes de Estados Unidos deportaron a miles de salvadoreños a un país devastado y que apenas había firmado la paz (en 1992). Ahí, las pandillas encontraron un caldo de cultivo perfecto: familias desintegradas, pobreza, desigualdad y abandono del Estado. Desde entonces evolucionaron hasta convertirse en poderosas mafias criminales como las conocemos ahora.

En El Salvador, el Barrio 18 fue una de las pandillas más poderosa y la primera en establecer una estructura jerárquica vertical que le permitió crear centros de control o cúpulas dentro de las cárceles y así expandir su control. En 2008, el Barrio se partió en dos, dando vida a las facciones “Revolucionarios” y “Sureños”.

Tanto la MS-13 como el Barrio 18 fueron designadas en El Salvador como organizaciones terroristas en el año 2015 por la Corte Suprema de Justicia lo que endureció su persecución y agravó las penas en su contra.

Estas estructuras fueron las responsables de grandes masacres durante las primeras dos décadas de este siglo. Por ejemplo, la facción Revolucionarios fue la responsable de la masacre conocida como “la buseta de Mejicanos”, en la zona metropolitana de San Salvador. En ese hecho, los pandilleros dieron fuego a un microbús con personas en su interior, una tragedia en la que murieron 17 personas y 15 más resultaron heridas, incluyendo mujeres y niños.

Otra de las masacres más simbólicas de la despiadada pandilla Barrio 18 fue la masacre “de Opico” en la que pandilleros del ala “Revolucionarios” mataron a once trabajadores que instalaban tendido eléctrico en una zona rural de San Juan Opico, en el departamento de La Libertad, en la zona central de El Salvador.

El Barrio 18 Revolucionarios también es la culpable de asesinar al documentalista franco-español Cristian Poveda en septiembre de 2009 tras finalizar su película “La Vida Loca” en la que filmó la intimidad de la pandilla.

El Barrio 18 fue poderosa en El Salvador, Honduras y Guatemala; sin embargo, el único país donde su poder persiste ahora es en Guatemala. El gobierno de Bernardo Arévalo emitió un comunicado este día apoyando la designación como organización terrorista y dijo que se unía a su combate.

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