Ir al contenido
_
_
_
_

Los jóvenes bolivianos no tienen a quien votar en las elecciones presidenciales

Los menores de 35 años, que representan el 40% del censo electoral, engrosan según los sondeos el porcentaje de votos blancos

Una valla publicitaria del Tribunal Electoral Departamental, en La Paz, llama a votar en la primera vuelta presidencial de este 17 de agosto en Bolivia
Caio Ruvenal

Estudiantes, activistas medioambientales y politólogos de los nueve departamentos de Bolivia difundieron en marzo pasado una carta abierta en la que se presentaban como “jóvenes preocupados por el presente y por el futuro del país, sin consignas ni afiliaciones político-partidarias”. Convocaban a un encuentro a los aspirantes presidenciales del 17 de agosto porque, decían, sería su generación la que tendría que “soportar el famoso ajuste fiscal”. A la cita acudió una sola candidata que después se retiraría de la carrera electoral. Fue una fotografía precisa de la situación: una generación ávida de participar en la vida pública, pero ignorada por la clase política.

Los bolivianos de entre 18 y 35 años representan el 40 % del padrón electoral. Son, además, la base del voto indeciso y del voto en blanco; un estudio de una red televisiva nacional señala que el 42% de quienes marcarán esta última opción tienen entre 29 y 44 años. No se les puede acusar de apatía: se han mostrado activos políticamente a través de pódcast, foros de debate y medios digitales.

Lo que prima, en realidad, es un inconformismo con quienes deberían representarlos. “El discurso de los candidatos se ha simplificado en señalar las falencias de los últimos 20 años del gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS). ¿Se hicieron cosas malas? Sí, pero en vez de proponer cosas, solo atacan”, reprocha Juan de la Cruz, cruceño de 24 años y fundador del pódcast de discusión política Ad Populum.

Por un lado, parte de este sector de la población ve a los candidatos de oposición —que, según los sondeos, se perfilan para disputarse la presidencia en una segunda vuelta— como parte del antiguo sistema que gobernó Bolivia durante la llamada época neoliberal. Los postulantes que encabezan las encuestas, Samuel Doria Medina (66 años) y Jorge Quiroga (65), fueron ministro y presidente, respectivamente, durante parte del periodo que duró entre 1985 y 2005, y que terminó con el arribo del MAS al poder. “No tienen credibilidad, no tanto por sus programas de gobierno, sino por su pasado político y sus antecedentes como personas”, afirma Paola Peters, abogada de 23 años.

Del otro lado están el aspirante oficialista, Eduardo del Castillo, y Andrónico Rodríguez, quien se presenta como una renovación del MAS. A pesar de ser más jóvenes que sus contrincantes —ambos tienen 36 años— no han podido distanciarse de la imagen del partido, al que muchos culpan de la inflación y de sembrar un “futuro incierto”. “Los jóvenes tuvimos que ver un mismo gobierno dos décadas. ¿Conocemos otras ideas diferentes a las que nos vendieron estos años? Muy pocos nos dan ideas que nos representen”, continúa Peters.

Los contendientes a la silla presidencial han actuado para alcanzar a este electorado. Quiroga eligió como candidato a vicepresidente a Juan Pablo Velasco, creador de plataformas de delivery de 38 años, a quien promociona como un “joven emprendedor tecnológico”. Doria Medina, por su parte, alimenta diariamente una cuenta en redes sociales desde hace al menos dos años y colabora con populares influencers. Acciones que, según el público meta, resultan superficiales.

“La verticalidad con la que se toman decisiones en el sistema político no ha permitido que líderes jóvenes lleguen a puestos de representación. No hay cuadros políticos donde puedas formarte e ir escalando”, argumenta Gabriel Ríos, quien creó en 2023, cuando tenía 22 años, el programa de debate político Presente.bo.

Los postulantes a jefes de Estado han recorrido universidades para hablar de negocios o del mundo digital, temas presentes en las preocupaciones estudiantiles, pero se han olvidado de nuevos frentes desde donde se hace política, como el medioambiental. El incendio de más de 10 millones de hectáreas del Amazonas y la Chiquitania, que consolidó a Bolivia como el segundo país con mayor pérdida de bosque nativo en el mundo, ha mantenido en alerta a activistas climáticos. Una de ellas es Carolina Ballesteros, de 32 años, quien asegura que votará “por quien me voy a pelear en las calles”. “Estamos eligiendo entre personajes nefastos. Ninguno propone modelos económicos alternativos y todos profundizan el extractivismo”, señala.

Otra trinchera olvidada que reúne cada vez a más jóvenes mujeres es el feminismo. Más de la mitad de quienes tienen intención de votar en blanco o se declaran indecisos serán mujeres, según la encuesta de Unitel. “Las mujeres tienen una alta predisposición a votar en blanco o nulo porque se sienten excluidas del aparato político, que ha sido masculino”. dice la politóloga de 28 años Natalia Aparicio, quien se hizo viral en redes con cortos vídeos críticos. “En Bolivia”, agrega, “si ponemos en retrospectiva los 200 años de historia, somos sujetos políticos desde hace apenas 73 años [cuando se introdujo el sufragio universal en 1952]”.

“El enojo de las mujeres viene del alto índice de violencia contra ellas. En Bolivia, el delito que más se comete es la violencia intrafamiliar”, sigue Aparicio. Las entrevistadas para este reportaje echan en falta la presencia de candidatas: si se cuentan los 16 aspirantes a la presidencia o vicepresidencia, solo hay una mujer, Mariana Prado, binomio de Rodríguez, acusada de defender a un feminicida con sentencia mientras era ministra.

El espíritu de decepción generacional y la falta de representatividad parecían ser el escenario perfecto para el ascenso de un outsider populista. Los jóvenes en América Latina tienden a apoyar a líderes autoritarios, según los datos del Barómetro de las Américas. El analista financiero Jaime Dunn asomaba para ocupar ese espacio, tras popularizar su imagen de liberal radical y construir la narrativa del Estado como enemigo. No cumplió los requisitos para su inscripción como candidato, pero el guiño que le lanzan tanto Doria como Quiroga, y su fiel comunidad de seguidores en redes sociales, dejan entrever su posible participación en los comicios subnacionales del próximo año.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_