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Fernando Haddad: “A los BRICS les une la idea de que el norte global está sobrerrepresentado”

Brasil acoge, a partir del domingo, la cumbre anual del bloque que incluye a China, Rusia e India y busca financiación para la lucha climática

El ministro Haddad, durante la entrevista, celebrada este viernes en Río de Janeiro, en el marco de la cumbre de los BRICS.
Naiara Galarraga Gortázar

Brasil acoge a partir de este domingo la cumbre de los BRICS —bloque que integra 11 países del Sur Global, incluidos China, la India, Rusia e Irán— a la que precedió la cumbre del G-20 y a la que seguirá la COP climática, por primera vez en la Amazonia. Intensa agenda fruto de la promesa del presidente Luiz Inácio da Silva de devolver a Brasil al mundo. El ministro de Hacienda, Fernando Haddad (São Paulo, 62 años), el hombre al que Lula confió la candidatura presidencial mientras estaba preso, concedió esta entrevista el viernes, en Río de Janeiro, durante la reunión anual del banco de los BRICS. Habla sobre impuestos a los superricos, financiación climática, el Sur Global, la guerra arancelaria de Donald Trump… y la sucesión de Lula.

Pregunta. El G-7 acaba de excluir del impuesto mínimo global a las multinacionales de EE UU en un gesto a Trump. ¿Cómo espera avanzar en el compromiso adquirido por el G-20, en Río, en 2024, de un impuesto global a los superricos?

Respuesta. Desde que presidimos el G-20, Brasil defiende que necesitamos soluciones innovadoras para los problemas globales. Propusimos gravar a los superricos pensando en crear un fondo para afrontar los desafíos globales para los que no hay recursos. Pensamos en los países con deuda externa, que carecen de recursos para el cambio climático y la transición energética. Entendemos que la dimensión humanista de la política económica debe prevalecer sobre los intereses de los países desarrollados. Si el G-7 no quiere cobrarles es problema suyo, pero me parece contradictorio con lo que el mundo necesita. Esto no es animosidad hacia nadie. Brasil no tiene enemigos, tiene causas.

P. ¿La justicia fiscal es una de ellas?

R. Sí, dentro y fuera de Brasil. Estamos en medio de una reforma fiscal, la mayor de nuestra historia. Ya hemos reformado el sistema de impuestos al consumo con un IVA progresivo que exime la inversión para aumentar las exportaciones y la cesta básica. Ahora estamos con la reforma del impuesto de la renta [en el Congreso], que exime de pagar a quien gane hasta 5.000 reales al mes [900 dólares, 780 euros] y cobrará mínimo un 10% a quien gane un millón al año [180.000 dólares o 160.000 euros].

“Brasil no tiene enemigos, tiene causas, la justicia tributaria es una de ellas”

P. ¿Por qué es tan difícil aprobar medidas para redistribuir la renta en Brasil?

R. Por primera vez, un Gobierno del Partido de los Trabajadores afronta la cuestión de la desigualdad. Aprendimos a combatir la pobreza, pero no lidiamos con la desigualdad. Hemos gravado los fondos familiares, los offshore, revisado exenciones indebidas a grandes empresas…, cosas que ya están en vigor.

P. ¿A partir de qué alguien es superrico? ¿De cuántas personas hablamos?

R. Para que se haga una idea, hay 3.000 familias en el mundo con una riqueza de 15 billones de dólares.

P. ¿Cuántas son brasileñas?

R. Aquí deben ser no más de 20.

Fernando Haddad, Ministro de Hacienda.

P. ¿La guerra tarifaria de Trump ha creado un momento de ahora o nunca para firmar el acuerdo comercial Mercosur-UE?

R. Es una ventana de oportunidad enorme, la mayor que se ha abierto. El presidente Lula lo quiere antes de fin de año, durante su presidencia de Mercosur. El esfuerzo que estamos haciendo con Mercosur y la UE para firmarlo intenta evitar una bipolaridad contraproducente que no traerá beneficios al planeta.

P. ¿El presidente Emmanuel Macron comparte su opinión?

R. Sí, pero tiene un problema interno, que es real desde el punto de vista político, pero más bien simbólico desde el económico. Tenemos tiempo hasta fin de año para consolidar este entendimiento y dar buenas noticias al mundo. Mire, la globalización neoliberal no ha funcionado muy bien. Pensemos en una globalización verdaderamente sostenible, sin los errores de la globalización neoliberal. Esa es la bandera brasileña.

Nunca hubo mayor ventana de oportunidad para cerrar el acuerdo UE-Mercosur

P. En esta era de desorden mundial, ¿qué objetivos comunes puede alcanzar un grupo tan heterogéneo como los BRICS?

R. Cuando eran cinco países crearon un banco de desarrollo, y una visión del mundo desde el Sur Global, que refuerza el G-20. Gracias a eso, el G-7 [las mayores economías] ha asimilado la existencia de otros países. Porque los países que han dominado el mundo durante 200 años pierden de vista las oportunidades que ofrece el Sur. Una economía más integrada sería muy beneficiosa para todos. Necesitamos un presupuesto global para la transición ecológica. Llevaremos a la COP la iniciativa Tropical First Forever Facility, que busca recaudar fondos para mantener los bosques tropicales en pie, una especie de pago por los servicios ambientales. Bretton Woods [en referencia al Fondo Monetario Internacional] es insuficiente para esas cuestiones, el hambre o el impacto de la inteligencia artificial en el mercado.

P. Crear los BRICS fue clave para que Brasil se proyectara al mundo como potencia, pero con la ampliación a 11 socios, hasta ustedes admiten que alcanzar consensos es más difícil aún.

R. No fue una decisión brasileña.

P. Fue un consenso.

R. Entendimos que había muchos países importantes que querían participar y cedimos. Y se volvió un bloque aún más heterogéneo. Complica el consenso, pero también aumenta la importancia de su voz. Si sabes cómo usar ese poder en favor de ciertas causas, puede funcionar.

P. Brasil se considera Occidente. ¿Qué está haciendo para reducir el riesgo de que los BRICS se conviertan en un foro antioccidental?

R. Creo que lo que le une es la idea de que el norte global está sobrerrepresentado. El bloque da voz a estos países que nunca han participado en el concierto de naciones con voz política. Gracias a eso, el problema de la deuda externa de los países pobres se aborda ahora de una manera menos traumática que en los ochenta.

P. Brasil siempre ha buscado mantener buenas relaciones con todo el mundo.

R. Sin renunciar a sus valores.

Es imposible que Brasil renuncie a las inversiones de EEUU o a los mercados asiáticos

P. Y ahora, ¿cómo navega en medio de la beligerancia entre China y EE UU, el primer y el segundo socio comercial?

R. Brasil no puede ser un apéndice de un bloque económico. Es imposible que renuncie a las inversiones estadounidenses o a los mercados asiáticos, no solo a China. La ASEAN [diez países del sudeste asiático] compra más a Brasil que Europa. Conversé con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, le expliqué mis razones.

P. ¿Duerme peor ahora que Trump es presidente y libra una guerra arancelaria?

R. Primero, Brasil está en déficit [en su relación comercial con EE UU]. Nos ha impuesto el mínimo, un 10% mínimo, lo cual es injusto. Ahora él está negociando en otros frentes, pero nos llegará la vez y presentaremos nuestros argumentos.

Luiz Inácio Lula da Silva, Li Qiang, Narendra Modi, Cyril Ramaphosa, Sergei Lavrov y otros líderes en la reunión inaugural de la cumbre de los BRICS, en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, el 6 de julio.

P. El presidente Lula ha pedido, al abrir la reunión del banco de los BRICS, más debate sobre una “nueva moneda para el comercio” internacional. ¿Tiene usted algún detalle más? ¿Brasil ha sondeado a los socios?

R. Ese cambio será muy gradual o no ocurrirá. Los pagos en moneda local serán más frecuentes, lo que reducirá costes. La fortaleza del dólar depende de los estadounidenses.

P. El presidente Trump amenazó expresamente a los BRICS con aranceles del 100% si adoptan una moneda distinta al dólar.

R. La pregunta no es si habrá una nueva moneda BRICS o no. Al final, ese papel lo puede hacer el euro, el oro…

P. ¿Pero la decisión política es buscar alternativas al dólar?

R. El camino trazado no es reemplazarlo, eso dependerá de la evolución de la economía estadounidense. Mi propuesta es que nuestros socios, en Mercosur, los BRICS, reduzcamos costes con comercio interno y préstamos mutuos.

Es muy difícil tener un heredero que sea un facsímil de Lul

P. Brasil va a las urnas en 2026 y el presidente Lula quiere presentarse. ¿Qué futuro ve para la izquierda brasileña después de él?

R. Lula es una figura muy singular, por su origen, su épica trayectoria y las circunstancias históricas en las que emergió como figura pública. Es muy difícil tener un heredero que sea un facsímil de Lula. No es fácil tener otro Mandela, otro Pepe Mujica, otro Lincoln. ¿Qué nos enseña la historia sobre la transición desde una figura carismática que no es eterna? Permítame traer a Max Weber. Cuando el liderazgo carismático desaparece, es reemplazado por alguna tradición que representa su legado, como el peronismo tras Perón, el getulismo tras Getúlio Vargas… Este proceso no siempre es virtuoso. ¿Tiene el PT vocación para continuar la tradición de Lula? Sí, es lo más probable.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).
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