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En colaboración conCAF

Una nueva reserva protege más de 295.000 hectáreas en la Patagonia argentina

Mientras los recortes del Gobierno nacional golpean las partidas ambientales, la provincia de Chubut ha creado el Parque Provincial Patagonia Azul para conservar aves, lobos marinos, cetáceos, islas y bosques de macroalgas

Turistas frente en el sendero costero del Parque Provincial Patagonia Azul, en Argentina.

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El ajuste económico del presidente Javier Milei está golpeando fuerte a las áreas ambientales de Argentina. Las disminuciones en las partidas de reparticiones clave como parques nacionales o manejo del fuego y protección de bosques oscilan entre el 34% y 81%, según el Monitor Ambiental del Presupuesto, elaborado por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN). Esos recortes se suman a un discurso que niega el cambio climático de forma rotunda.

“Existe en la historia de la tierra un ciclo de temperaturas y este es el quinto punto del ciclo. La diferencia con los cuatro anteriores es que antes no existía el ser humano. Las políticas que culpan al ser humano son falsas y buscan recaudar fondos para financiar vagos socialistas que escriben papers de cuarta”, dijo el mandatario durante el debate presidencial en 2023.

En ese contexto adverso, la provincia patagónica de Chubut dio un paso importante para la conservación. Su legislatura aprobó por unanimidad la creación del Parque Provincial Patagonia Azul, una nueva área protegida costero-marina de 295.135 hectáreas, casi equivalente al Parque Nacional de Yosemite, en Estados Unidos.

Dos ballenas jorobadas nadan en las costas del parque provincial, en la Patagonia argentina.

Alrededor de 50 especies de aves marinas, ejemplares de ballena jorobada y sei, lobos marinos de uno y dos pelos, el pingüino de Magallanes, el petrel gigante y el cormorán imperial son algunas de las especies que pasan a tener resguardo ambiental en una de las zonas más biodiversas del mar argentino.

“La zona es muy diferente a otras del litoral del país. Tiene una formación volcánica y rocosa, que dio lugar a una geografía costera muy accidentada y con muchas islas; esos sitios son ideales para la reproducción de muchas especies marinas”, cuenta Lucas Beltramino, biólogo del equipo de conservación del Proyecto Patagonia Azul, que pertenece a la Fundación Rewilding Argentina, una de las organizaciones civiles que trabajó junto al Gobierno de Chubut, la administración de Parques Nacionales y la comunidad del pueblo de Camarones en la designación y protección del área.

En la mayoría de esas islas e islotes que menciona —alrededor de 60—hay colonias de aves marinas. “También se reproducen los lobos marinos de uno y dos pelos. Estos últimos tienen una representatividad importante en el nuevo parque provincial porque más del 60% de la población reproductiva se encuentra en estas islas”, agrega Beltramino, que apunta a la actividad pesquera como una de las principales amenazas. “Se podía pescar hasta el borde del Parque Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Azul [un parque que existía antes de la creación del parque provincial actual]. Pero ahora la zona de protección se extendió sobre el mar. Algunas de las amenazas son los desechos de la industria pesquera y las especies exóticas invasoras, que han sido introducidas en las islas intencional o accidentalmente, y que tienen un impacto directo o indirecto sobre las especies de esas islas”, apunta el biólogo.

El territorio donde se localiza Patagonia Azul tiene una geografía costera muy accidentada ideal para la reproducción de muchas especies marinas.

El desarrollo del turismo juega un rol clave en la conservación y avance de la economía regional de la zona. Hasta hace unos años, era un lugar inaccesible para los viajeros, que hoy cuentan con portales de ingreso e infraestructura para disfrutar del parque. Rewilding Argentina sumó 18.000 hectáreas de tierras privadas que compró para donar. Además, aportará al desarrollo de nuevas áreas para acampar, una estación biológica, un puerto para embarcaciones de monitoreo, acceso para los operadores turísticos y la creación de nuevos senderos costeros. “La apertura del parque permite la llegada de turistas, pero también de la gente local, que puede acceder a un paraíso que tenía cerca pero de forma inaccesible. Al conocerlo, se produce una respuesta comunitaria positiva que se necesita para ampliar esta protección. Genera un círculo virtuoso”, apunta Beltramino.

Viento Azul es una de las empresas pioneras de turismo en Camarones, un pueblo de 2.000 habitantes emplazado sobre la costa de la provincia de Chubut. Organiza excursiones náuticas y terrestres para conocer los paisajes del lugar y su gran diversidad de fauna marina. “Acá se pueden ver ejemplares de tonina overa —al que también llaman delfín patagónico—, cormoranes, pato vapor austral, petrel gigante del sur y, en ocasiones, ballenas”, cuenta una de las trabajadoras, Vivian Denis López.

Uno de los paseos es a la Isla Leones, en la que se recorre un paisaje de península, bahías, cabos, islas e islotes, además de conocer un asentamiento español de 1535 y colonias de lobos marinos. El emprendimiento de esta pequeña empresa familiar es solo uno de los tantos que pueden verse afectados positivamente por un desarrollo del turismo en la zona.

Un grupo de lobos marinos de dos pelos avistados en el parque provincial.

“Para el ente de turismo local y para nosotros es una buena noticia la creación del parque. A partir de la llegada de turistas, se desarrollaron emprendimientos locales de gastronomía y hotelería que repercuten en la calidad de vida de los camaronenses. Es curioso cómo uno comienza a conocer su propio lugar y la riqueza que tenemos a partir del turismo”, agrega López.

Aunque el nacimiento del parque es una noticia a contrapelo de las políticas ambientales del presidente Milei, la protección de grandes extensiones marinas es una exigencia clave en los compromisos ambientales globales, como la meta del 30x30 (proteger el 30% de las zonas terrestres, de aguas continentales, costeras y marinas del mundo para el año 2030).

“El establecimiento de este parque representa una oportunidad única para fortalecer el posicionamiento de la provincia como líder en conservación marina en Argentina”, dice Nadia Bravo, subsecretaria de Conservación y Áreas Protegidas de la provincia de Chubut. “Su creación, como área marina protegida de gran extensión y complementaria a otras áreas protegidas provinciales e interjurisdiccionales, no solo beneficia a la biodiversidad local, sino que también convierte a Chubut en un ejemplo a seguir por otras provincias costeras”.

El atardecer en el Parque Provincial Patagonia Azul.

La funcionaria es optimista sobre las posibilidades económicas que brinda el desarrollo de un turismo sostenible en la región. “El turismo en áreas naturales protegidas es reconocido como una herramienta clave para la diversificación económica, ya que genera empleo en diferentes niveles de calificación”, agrega. Y termina con un escenario esperanzador que vincula la creación del parque con la generación de puestos de trabajo: “Se estima que el turismo podría multiplicar hasta cinco veces la cantidad de empleos en la región en un plazo de 10 años, generando hasta 445 empleos directos e indirectos en sectores como la gastronomía, el entretenimiento, el transporte y la hotelería. Contribuiría al desarrollo económico local con mayor valor agregado”.

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