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Colombia acusa a Israel de “secuestrar” a Valentina Barreto y Manuela Bedoya, las activistas a bordo de la Global Sumud Flotilla

Las dos mujeres han sido detenidas a 148 kilómetros de la Franja, en aguas internacionales. Se desconoce el paradero exacto, aunque están en manos de las fuerzas militares israelíes

Juan Pablo Quintero

Eran las 5.30 de la tarde del miércoles en Colombia cuando Luna Valentina Barreto (Sogamoso, 24 años) y Manuela Bedoya (Cali, 28 años), dos activistas embarcadas en la Flotilla Global Sumud que iba rumbo a la franja de Gaza, perdieron comunicación con el equipo en tierra de la delegación colombiana del Movimiento Global a Gaza, conformado por 25 personas y con base operativa en Bogotá. El corte fue abrupto, como estaba previsto en el protocolo de seguridad: ante una intercepción inminente por parte de las fuerzas militares de Israel, los tripulantes arrojaron sus teléfonos al mar.

El convoy había partido de Barcelona (España) a principios de septiembre con más de 500 activistas de 44 países y tenía como destino la asediada Franja de Gaza para entregar ayuda humanitaria. En altamar, frente a las costas israelíes, ya era la 1.30 de la madrugada del jueves 2 de octubre cuando se perdió el contacto directo. Juan Villalobos, vocero de la delegación, cuenta que pudieron ver todo en vivo con las cámaras que había en los barcos: “Anotaron sus tipos de sangre en los brazos y se colgaron los pasaportes al cuello” relata. Minutos después, la marina israelí abordó el barco en aguas internacionales, a unos 148 kilómetros de Gaza. Apuntaban sus fusiles de asalto a los tripulantes, como se ve en los múltiples videos que circulan por las redes sociales, y como confirmó el viceministro de Asuntos Multilaterales de Colombia, Mauricio Jaramillo Jassir.

Barreto es educadora popular. Se autodenomina “ARTivista” y es defensora de los derechos de la infancia palestina. Vive en Jordania, junto con su esposo palestino, con el que trabaja en campos de refugiados. Salió del país a Europa tras el paro nacional de 2021, y terminó asentándose en Oriente Próximo. Bedoya, por su parte, es egresada de la Universidad del Valle y lideresa en procesos de restitución de derechos a víctimas del conflicto armado en Colombia.

Ella también salió del país tras las protestas que paralizaron al país por meses, tras amenazas de grupos aún desconocidos. “Amnistía Internacional la apoyó en su proceso de exilio en España”, relata Maribel del Valle, representante jurídica de la delegación colombiana del Movimiento Global hacia Gaza. Bedoya vivió un año en el exterior antes de regresar a Colombia para continuar su trabajo comunitario con pueblos indígenas y víctimas de la violencia en el Cauca, el departamento del suroccidente particularmente azotado por el conflicto.

La historia que les llevaría a subirse a un barco comienza en tierra firme, en Egipto. En junio de este año, durante la Marcha Global a Gaza que partió desde El Cairo hacia Rafah, Luna y Manuela se conocieron y se unieron al Movimiento Global a Gaza. La marcha fue bloqueada por las autoridades egipcias antes de cruzar el Sinaí, pero el trabajo articulado del grupo colombiano llamó la atención de los organizadores internacionales. Hasta entonces, Colombia hacía parte de la delegación global, que agrupaba a los países sin representación formal. Tras esa experiencia, el movimiento reconoció a los miembros del país andino como delegación autónoma, junto a Brasil. La tercera delegación de Latinoamérica es la mexicana.

Ya con delegación propia comenzó la carrera hacia el mar. Cuatro colombianos zarparon desde Barcelona: Barreto, Bedoya, Elisa María Charpentier y Mauricio Morales, periodista de Al Jazeera. Charpentier se retiró en Menorca, antes de cruzar el Mediterráneo. La flotilla pasó por Túnez, donde se registraron incidentes, y por Italia, antes de tocar aguas griegas. Allí, varios barcos fueron atacados por drones, según las organizaciones. En la mítica isla de Creta, tras una avería en el Family Boat se bajó Morales. Quedaron Barreto y Bedoya, a bordo del HIO, el barco con bandera polaca que fue interceptado por la marina israelí.

El operativo incluyó más de 20 buques, drones y comandos navales. Las ya malas relaciones diplomáticas entre Colombia e Israel terminaron de saltar por los aires con la noticia. La Cancillería colombiana calificó el acto como un “secuestro en aguas internacionales”, y el presidente Gustavo Petro agregó más pólvora al ordenar la expulsión de la toda la delegación diplomática israelí en Bogotá el miércoles en la noche: “Hay un nuevo crimen internacional de Netanyahu”, sentenció en X.

Villalobos, que hace parte del equipo en tierra de la delegación colombiana, confirma que Barreto y Bedoya fueron trasladadas al puerto de Ashdod, aunque la Cancillería no tiene certeza de ello. La información proviene de Adalah, el Centro Legal para los Derechos de las Minorías Árabes en Israel, que acompaña legalmente a los activistas detenidos. Según explica Maribel del Valle, los abogados de la institución con sede en Haifa no pueden ingresar con dispositivos electrónicos a los puertos, por lo que “las actualizaciones llegan a cuentagotas, tras largas horas de espera”.

En casos anteriores, Israel ha exigido a los detenidos firmar un documento en el que reconocen la legitimidad del Estado judío y se comprometen a no volver en cien años. Barreto y Bedoya se niegan. Israel ha llamado la flotilla “Hamás-Sumud” y ha asegurado que su propósito era la “provocación”, aunque su cancillería agrega que “los pasajeros están a salvo y con buena salud”.

En la flotilla iban activistas conocidos, como la sueca Greta Thunberg o el nieto de Nelson Mandela, Mandla Mandela. También políticos destacados como la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, o la parlamentaria portuguesa Mariana Mortágua; y actores famosos como el irlandés Liam Cunningham o la estadounidense Susan Sarandon. Un comunicado publicado este jueves por Adalah denuncia que las autoridades israelíes iniciaron audiencias de deportación y emitieron órdenes de detención contra los participantes de la flotilla sin permitirles el acceso. La advertencia fue difundida a través de los canales oficiales del movimient que, a través de su cuenta en X, alerta “la ocupación está impidiendo que los miembros de la Flotilla Global Sumud accedan a sus abogados”.

El viceministro Jaramillo, de ascendencia palestina, confirmó a Caracol que las dos colombianas se encuentran en un centro de detención, sin aclarar cuál, y denunció que al encargado de funciones consulares en Tel Aviv “no se le ha permitido visitarlas para verificar su estado de salud física y mental”. La Cancillería, de fragmentadas relaciones con la delegación israelí desde mayo de 2024, está intentando triangular esfuerzos con embajadas como las de Argelia, Egipto, España y hasta el Vaticano, para lograr la liberación de las dos mujeres. “No vamos a saber de ellas directamente hasta que salgan de Israel”, sentencia del Valle.

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Sobre la firma

Juan Pablo Quintero
Periodista financiero especializado en Bolsa, renta fija y materias primas. Formado en la Escuela de Periodismo UAM–EL PAÍS. Fue parte de la redacción de CincoDías durante la crisis de los aranceles de Donald Trump. Psicólogo por la Universidad Javeriana (Bogotá). Colaborador de EL PAÍS Colombia.
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