La oficina de Derechos Humanos de la ONU recorta sus operaciones en Colombia a la mitad ante la retirada de fondos de Estados Unidos
El Acnudh es el último de varios órganos de las Naciones Unidas que han limitado su trabajo por falta de financiación, en medio del auge de violencia en el país


La suspensión del financiamiento por parte de Estados Unidos en ayuda al desarrollo sigue socavando la asistencia humanitaria que se brinda en Colombia. Las ONG ya no son las únicas afectadas por la interrupción de los fondos y el desmantelamiento de USAID, la agencia estadounidense de cooperación. Ahora las agencias de las Naciones Unidas con presencia en el país resienten los coletazos de las medidas tomadas por Donald Trump. Al menos tres han reducido sus operaciones. La última en hacerlo ha sido la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).
El organismo anunció esta semana que, a causa de los recortes financieros, cerrará tres de sus oficinas en el país, las cuales prestaban asistencia en ocho departamentos, entre ellos algunos de los más golpeados por el conflicto armado como Antioquia, Huila, Chocó o Caquetá. Además, tuvo que despedir a casi la mitad de su personal: 46 personas especializadas en derechos humanos. La agencia “lamenta profundamente no poder seguir acompañando, como antes, a un gran número de personas defensoras, a comunidades en terreno que se verán afectadas por este recorte”, señaló en un comunicado.
La medida impactará, sobre todo, a las comunidades indígenas y afrodescendientes. También a algunas autoridades estatales que recibían el apoyo de Acnudh. La Justicia Especial para la Paz (JEP) deploró la decisión en X: “Este recorte representa una pérdida significativa para las víctimas y todas las entidades que construimos paz desde y con los territorios, especialmente aquellas asentadas en zonas donde persisten focos de violencia”.
En su último informe anual, publicado en febrero, la agencia alertaba de una intensificación de la violencia provocada por los grupos armados ilegales que siguen extendiendo su poder en varias zonas del país. Entre las vulneraciones que más preocupan al Alto Comisionado están los asesinatos de los defensores de derechos humanos, el confinamiento de personas y el reclutamiento de menores.
Scott Campbell, representante en Colombia de Acnudh, afirma en un intercambio de mensajes que todavía están analizando las opciones a futuro. “Estamos considerando cómo formar un equipo que desde Bogotá pueda viajar a los territorios que dejamos. A su vez, debemos analizar cómo manejar nuestras prioridades, porque tendrán que reducirse”. El funcionario asegura que han sido días complejos. “Fue muy difícil ver llorar a las mujeres indígenas del Huila, que nos pedían que no las dejáramos solas con la gravedad del conflicto armado interno. Lo mismo hicieron grupos de jóvenes en el Meta, que manifestaron su preocupación”, añade.
Miles de menores y migrantes, en riesgo
La situación también es adversa para los desplazados, migrantes y refugiados. A escala nacional, más de 60.000 personas fueron forzadas a inicios de año a dejar sus hogares en el Catatumbo, en el noreste del país, a causa de una guerra entre grupos armados. A nivel internacional, un centenar de personas entra al país cada día desde el norte de América, en un flujo hacia el sur conocido como migración inversa. Para brindar apoyo en estas coyunturas, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) es una piedra angular. Pero su trabajo está, igualmente, en riesgo.
El organismo advirtió a finales de abril de que, debido a los recortes financieros, “años de avances en la protección e integración de las poblaciones desplazadas” están en riesgo. Entre los programas afectados se encuentran dos centrados en los niños, que brindaron atención en 2024 a más de 17.000 menores con entornos de protección.
Esta suspensión significará que miles se vean expuestos al reclutamiento, a la explotación y abusos, alertó Acnur. Otro proyecto frenado es uno que pretendía proporcionar documentos de identidad a 500.000 venezolanos, que ahora estarán en un limbo que les dificultará “tener acceso a servicios de salud, a la educación y a un empleo formal”.
La representante de Acnur en Colombia, Mireille Girard, manifiesta por mensaje que, si persiste los recortes, “no habrá suficiente asistencia humanitaria ni albergue y se cerrarán espacios de protección, lo que ocasionará nuevos desplazamientos de millones de personas”. En una entrevista con este diario, añadió que la reducción del apoyo brindado por Estados Unidos “impacta de manera sustancial” las respuestas humanitarias. Además, admitió que otros países, varios de ellos europeos, también han reducido sus donaciones, en un contexto en el que “más que nunca Colombia necesita ayuda”.
Aun así, Campbell, del Acnudh, indica que su organismo ya está en contacto con otros países para asegurar su sostén financiero, más aún en el contexto preelectoral en el que se encuentra el país. “Los países donantes aprecian mucho nuestro trabajo y nos felicitan por él, porque saben que nos regimos por estándares internacionales de derechos humanos”, resalta.
Otra agencia que se ha visto impactada por el cierre del grifo estadounidense es el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que, a escala global, registró una reducción de 20% de los fondos que recibía. La representante para esta agencia en el país, Tanya Chapuisat, cifró en 100.000 el número de niños migrantes que “perderán apoyo para acceder a la educación y a servicios de protección”, según analizó para el medio digital Verdad Abierta. “Más de 25.000 niños y niñas con desnutrición aguda grave perderán el acceso a la atención nutricional”, agregó.
Colombia era el país de la región que recibía más subvenciones para el desarrollo por parte de Estados Unidos a través de USAID, que proporcionó casi el 70% de la ayuda humanitaria canalizada en 2024, de acuerdo con los datos de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA). Decenas de organizaciones —la mayoría de ellas enfocadas en derechos humanos— han tenido que cerrar o reducir al máximo sus actividades. Ahora, ni la ONU, la mayor organización internacional que existe, escapa a las repercusiones de los recortes de Trump.
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