Ir al contenido
_
_
_
_

El excanciller Luis Gilberto Murillo se lanza como independiente a la carrera presidencial: “No soy el candidato de ningún político”

El diplomático chocoano se presenta como un antídoto a la polarización y un representante de las regiones olvidadas de Colombia de cara a las elecciones del 2026

Luis Gilberto Murillo
Santiago Torrado

El excanciller Luis Gilberto Murillo (Andagoya, Chocó, 58 años) ha confirmado sus aspiraciones presidenciales en las elecciones del 2026. “No soy el candidato de ningún político, pero soy consciente de que nuestro país necesita y merece un candidato de la gente, un candidato diferente”, que sepa lo que es haber vivido sin oportunidades, afirma el político y diplomático, quien renunció como ministro de Exteriores a finales de enero. Lo hace en un video publicado este jueves en sus redes sociales en el que parece tomar distancia del presidente Gustavo Petro, quien lo designó en el Gabinete y a quien no menciona por nombre propio. Con fama de conciliador, el exgobernador de Chocó se postula como un antídoto a la polarización en esa temprana carta de intenciones.

“No creo en los muros, en grietas. Creo en los puentes. No creo en los caudillos, creo en los pueblos”, dice el también exministro de Ambiente, que se marca un camino “independiente”. Asegura que a pesar de haber servido en distintos gobiernos no tiene “etiquetas ni herencias”, sin entrar en detalles sobre potenciales alianzas políticas. Reivindica, sin embargo, su paso por la Cancillería, que califica como el “mayor honor” de su vida, después de haber sido embajador en Washington en la primera mitad del actual Gobierno. “Cada gesto diplomático, cada negociación, cada alianza, cada apoyo a las inversiones y apertura del comercio tuvo un propósito clave: brindar oportunidades reales para nuestra gente, especialmente a los territorios y regiones olvidadas de Colombia”, asegura.

Murillo, uno de los afrodescendientes de más alto vuelo en la política colombiana, es originario de Andagoya, un pequeño pueblo minero. La extraordinaria biografía del ahora candidato lo ha llevado a vivir por largos periodos en Rusia, donde estudió, becado, ingeniería de minas en tiempos de la disuelta Unión Soviética. Tras la caída del muro de Berlín, regresó a Colombia para participar en el movimiento estudiantil que llevó a la Constitución de 1991, fue cabeza de la corporación ambiental de su departamento y luego gobernador a finales de los años 90. Después de ser víctima de un secuestro debió buscar refugio en Estados Unidos. Allí vivió la primera década de este siglo, obtuvo la nacionalidad y tejió relaciones con la bancada demócrata en el Capitolio. Más adelante, volvió a ganar la Gobernación, dirigió programas para el desarrollo del Pacífico y de la población afro del Gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018), y fue su ministro de Ambiente los dos últimos años.

En la campaña presidencial de 2022, fue una de las figuras de un centro político fracturado que respaldaron al izquierdista Petro de cara a la segunda vuelta, después de haber sido la fórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo en la primera. En su día, cuando anunció su apoyo a Petro, Murillo destacó la necesidad de encaminar esfuerzos para cuidar el ambiente, atender las regiones olvidadas de Colombia e implementar el acuerdo de paz con la extinta guerrilla de las FARC. También le motivó el “enorme significado histórico” de llevar a la Vicepresidencia a Francia Márquez, una líder afrocolombiana de la región del Pacífico como él –Márquez es del Cauca–.

Para posesionarse como embajador en Washington, a mediados de 2022, Murillo tuvo que renunciar a su ciudadanía estadounidense. Desde la capital de Estados Unidos, donde mantenía un canal directo con Petro, tuvo una gestión destacada de las neurálgicas relaciones con el principal socio comercial y militar de Colombia en tiempos de Joe Biden. Ya desde la Cancillería, a la que llegó para reemplazar a Álvaro Leyva, tuvo que lidiar con la delicada crisis de la vecina Venezuela. Ante el fraude electoral perpetrado por Nicolás Maduro, la diplomacia colombiana intentó infructuosamente mediar en favor de una salida negociada. Murillo acusó ese desgaste. En sus últimos días como canciller, consiguió conjurar el primer choque con la nueva Administración de Donald Trump. El republicano amenazó con imponer aranceles del 25% –y eventualmente del 50%–, después de que Petro devolvió dos aviones con deportados colombianos, pero la crisis se resolvió en menos de 24 horas gracias a la intervención de diplomáticos, expresidentes y empresarios.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_