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Trump Burger, el restaurante trumpista cuyo dueño está a punto de ser deportado

El propietario libanés de la cadena texana de comida rápida dedicada al presidente enfrenta un proceso de expulsión por permanecer en Estados Unidos de manera ilegal

Trump Burger

Trump Burger es una inusual cadena de restaurantes ubicada en Texas que, más que comida, vende la ideología del presidente estadounidense. Un retrato suyo de cuerpo entero recibe a los clientes en la puerta. Una bandera asegura que él tiene razón en todo. Los panes salen de la tostadora con la palabra “Trump” grabada a fuego. Es una hagiografía política dentro de un negocio de comida rápida. Sin embargo, esa misma ideología está jugando en contra de uno de sus propietarios: Roland Beainy, un libanés de 28 años que se encuentra a punto de ser deportado.

En su sede de Houston este lunes en la tarde había cuatro personas en el Trump Burger. Un hombre en corbata, otro con sombrero texano y una madre con su hija. La mujer se había tomado un selfie con el Trump de la puerta antes de entrar. Dijo que era su primera vez ahí y que le parecía curioso. “No estoy al tanto de quién es el dueño ni nada de eso. Solo quiero probarlo”, dijo. Pidió el plato principal del menú, la Trump Burger, que viene con queso, lechuga, tomate, y freedom fries (papas de la libertad), el nombre que dieron los republicanos a las papas fritas durante el mandato de George W. Bush para no llamarlas “francesas”.

Todos los platos vienen con papas fritas y con propaganda. Venden, por ejemplo, un pollo con cebolla y mayonesa que se llama Melania Crispy Chicken. “Aprobado por la primera dama”, dice la descripción. Venden Barron Burgers (Barron es el hijo menor del presidente), que son “un comienzo sólido para una grandeza futura” con carne de res y ketchup. El plato más caro, Kamala Burger, cuesta 50,99 dólares y lo describen como una “promesa vacía” con “carne confusa”: un “total desastre” que anuncian, aunque no está disponible.

En el local, que es bastante pequeño, con paredes rojas y decenas de banderas, también venden tazas, gorras, pulóveres, juegos de cartas y todo tipo de souvenirs alegóricos al movimiento MAGA.

Nada de eso ha podido salvar a Roland Beainy de la deportación. El libanés, que se describe a sí mismo como un “magnate culinario”, entró al país en 2019 como un visitante no inmigrante. Según los términos de su admisión, debía salir antes de febrero de 2024. Como no lo hizo, fue arrestado en mayo pasado por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). Un mes después, un juez de inmigración le concedió la libertad bajo fianza, mientras se lleva a cabo el proceso para devolverlo a su país.

“A pesar de las falsas afirmaciones, Beainy no cuenta con ningún beneficio migratorio que haya impedido su arresto o expulsión de Estados Unidos”, señaló el ICE en un comunicado. “Bajo la actual administración, el ICE está comprometido a restaurar la integridad del sistema migratorio de nuestra nación, responsabilizando a todas las personas que ingresen ilegalmente al país o que excedan el plazo de su admisión. Esto es cierto sin importar el restaurante que posea o las creencias políticas que tenga”.

Un empleado del Trump Burger en Houston, que no quiso dar su nombre, aseguró a EL PAÍS este lunes que las noticias sobre Beainy eran falsas y que, incluso, el propietario había visitado el local ese día. Beainy, por su parte, compartió varias noticias sobre su posible deportación en sus historias de Instagram, con mensajes como “Lo vas a superar” o “La fuerza no consiste en no caer nunca, sino en levantarse más rápido cada vez que lo haces”.

Expansión y escándalo

Beainey, quien también es dueño de otro restaurante llamado Patti’s, abrió su primer Trump Burger en la localidad de Bellville, una pequeña ciudad al oeste de Houston, en 2020, cuando el republicano perdió la Casa Blanca frente a Joe Biden. El negocio prosperó y se expandió con otras tres sucursales en la misma zona de Texas, incluyendo Houston.

Sin embargo, Trump nunca ha dado su aprobación para que Beainey utilice su apellido con fines comerciales. En febrero pasado, los abogados del presidente enviaron una carta a la cadena de comida rápida donde los acusaron de “engañar al público”, puesto que no existe afiliación alguna entre Trump Burger y la Organización Trump. “Nos sorprendió ver que usted ha estado infringiendo flagrantemente el valioso y consolidado derecho de propiedad intelectual de la Organización Trump al operar al menos tres restaurantes bajo el nombre y la marca Trump”, expresaba el documento. De hecho, el periódico local The Fayette County Record dio a conocer que la compañía exigió que se eliminara de los restaurantes de Beainey cualquier marketing referente al presidente, y amenazó con acciones legales.

Roland Beainy

Por otra parte, el empresario libanés había solicitado la residencia luego de, supuestamente, haberse casado con una ciudadana estadounidense. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) negó que hubiera pruebas de esa matrimonio. “Esta persona no tiene tarjeta de residencia permanente, tiene antecedentes de matrimonios ilegales y está acusada de agresión”, manifestó el DHS al respecto a la cadena conservadora Fox News, al tiempo que calificó el supuesto compromiso como “una farsa diseñada para manipular el sistema”. “El DHS está buscando activamente todas las vías legales para abordar este flagrante abuso de nuestras leyes de inmigración”, añadieron.

En declaraciones a The Houston Chronicle, Beainey rechazó las acusaciones en su contra. “El 90% de la mierda que dicen no es verdad”, aseveró, a pesar de que sus abogados le aconsejaron mantenerse en silencio. Habría que ver qué parte de todo esto entra en el 10% de la verdad que acepta el empresario.

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