La FEMA destinará más de 600 millones de dólares para centros de detención de migrantes
El nuevo programa de la agencia de gestión de emergencias permitirá a los gobiernos locales solicitar fondos para las instalaciones

Desde que asumió el cargo, Donald Trump la ha menospreciado, la ha llamado “lenta y burocrática”, incluso mencionó la posibilidad de eliminarla. Sin embargo, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) se está preparando para colaborar con la política migratoria del presidente estadounidense. Lo hará mediante un programa de subvenciones por más de 600 millones de dólares, que tiene el objetivo de construir más centros de detención para inmigrantes.
Un anuncio reciente de la agencia explica que este programa, cuyo monto total supera los 608 millones de dólares, pretende “apoyar las actividades de detención realizadas por entidades no federales y aumentar la capacidad de detención de los Estados y los gobiernos locales”. Esto contrasta con lo que ha dicho el magnate sobre la FEMA. Según él, los Gobiernos locales deberían tener la capacidad de gestionar los desastres por sí solos, sin la usual intervención de la agencia. No obstante, ahora es la FEMA quien pretende apoyar a los Estados con dinero para construir cárceles.
La iniciativa en cuestión se llama Programa de Subvenciones para Apoyo a la Detención, y forma parte del Programa de Refugio y Servicios de la FEMA. Este último tradicionalmente ha estado destinado a la atención de emergencias climáticas y desplazamientos forzados. No obstante, ha sido reorientado hacia el sistema de detención migratoria, con el polémico complejo Alligator Alcatraz, ubicado en Florida, como uno de sus primeros beneficiarios.
Sobre este nuevo programa, el comunicado explica que “proporcionará asistencia financiera mediante subvenciones a entidades no federales para albergar a extranjeros en un centro de detención hasta su traslado al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés)”. Añade que, de esta manera, se aliviará “la sobrepoblación en los centros de detención a corto plazo de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza”. También señala que, con estas acciones, se impulsarán “los planes de control migratorio del Departamento de Seguridad Nacional” y se “complementarán las prioridades operativas del ICE”.
Según el anuncio, los Estados pueden solicitar los fondos antes del 8 de agosto próximo. Estos serán concedidos en un único pago, y con un plazo de ejecución de 26 meses para cada proyecto.
Texas tendrá el centro de detención más grande del país
La Administración Trump se propuso arrestar a 3.000 migrantes cada día, pero no cuenta con suficiente espacio para albergar a esa cantidad de personas. Por ello, está buscando alternativas para edificarlos rápidamente. Además de la iniciativa de la FEMA, el Departamento de Defensa anunció la semana pasada que una empresa de Virginia llevará a cabo la construcción y la gestión del centro de detención de migrantes más grande del país, que tendrá capacidad para 5.000 personas. El centro estará ubicado en Fort Bliss, una base militar situada en El Paso, Texas. Tendrá un costo aproximado de 1.260 millones de dólares, y debe estar listo para septiembre de 2027.
Según la publicación, la empresa que emprenderá este proyecto recibió un adelanto de unos 232 millones de dólares. Llamada Acquisition Logistics LLC, dicha compañía, según medios locales, parece no tener experiencia en la construcción de este tipo de locales.
Se tratará de un campamento de tiendas de campaña, un tipo de lugar que ha generado preocupación entre los grupos defensores de los derechos humanos, puesto que Texas es una zona propensa al calor extremo. De hecho, desde mediados de julio, el Estado atraviesa una peligrosa ola de calor que ha provocado temperaturas superiores a los 38˚C, y sensaciones térmicas que alcanzan los 42˚C en gran parte del territorio.
Durante el primer mandato de Trump, el Gobierno federal habilitó un amplio complejo de tiendas de campaña en Tornillo, una localidad fronteriza de El Paso. El campamento, diseñado para albergar a migrantes detenidos, abrió sus puertas en 2018, con capacidad para unas 2.500 personas. Su operación generó críticas por las condiciones de reclusión y el uso prolongado de espacios temporales en pleno desierto. Este campamento se convirtió en uno de los ejemplos más visibles del endurecimiento de la política migratoria de Estados Unidos durante ese periodo.
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