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Un juez obliga a la Administración Trump a regresar a un guatemalteco deportado por error: “No puedo ser gay aquí”

O.C.G., que se encuentra oculto en Guatemala, tenía una protección judicial por correr el riesgo de ser perseguido y torturado

Política migratoria Trump
Patricia Caro

Un juez federal ordenó la noche del viernes que la Administración Trump lleve de vuelta a Estados Unidos al guatemalteco que en marzo pasado fue deportado por error a México. El hombre, que es gay y responde por las iniciales O.C.G., se encuentra escondido en algún lugar de Guatemala y vive “en constante pánico”, según una declaración jurada. “No puedo ser gay aquí, lo que significa que no puedo ser yo mismo”, dijo.

El juez de distrito de Boston Brian E. Murphy dictaminó que “es probable que O.C.G. logre demostrar que se violaron sus derechos al debido proceso. Este tribunal tiene jurisdicción para conocer estas reclamaciones, y la reparación adecuada es el retorno”. El magistrado dio un plazo de cinco días al Gobierno para que explique el estado del regreso del guatemalteco.

Según se conoció en una audiencia anterior ante el juez Murphy, O.C.G. contaba con una protección que le impedía ser expulsado a su país de origen, por lo que, en su lugar, le deportaron a México. Los abogados del Gobierno han admitido que su expulsión se debió a un error informático. El Servicio de Inmigración y Protección de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) envió a la fuerza a O. C. G. a México por un fallo en la base de datos del software que rastrea casos de deportación individuales y permite al personal autorizado insertar comentarios.

Un supuesto agente, que no se ha podido identificar, declaró que O.C.G. no tenía miedo de ser enviado a México. Nada más lejos de la realidad, pues el detenido nunca fue preguntado y, además, ya había mostrado pruebas ante un juez de que en ese país fue secuestrado y violado. Después de ser deportado a México, O.C.G. prefirió ser transferido a Guatemala, donde ahora se encuentra y corre riesgo de persecución y tortura.

“Nadie ha sugerido jamás que O.C.G. represente algún tipo de amenaza para la seguridad”, escribió Murphy. “En general, este caso no presenta hechos especiales ni circunstancias legales, solo el horror banal de un hombre siendo erróneamente subido a un autobús y enviado de vuelta a un país donde presuntamente acababa de ser violado y secuestrado”.

O.C.G. intentó ingresar por primera vez a Estados Unidos en marzo de 2024, huyendo de la persecución que sufría en su país, pero no le permitieron presentar una solicitud de asilo y fue enviado a Guatemala. Al mes siguiente lo volvió a intentar, pero al llegar a México le violaron y mantuvieron secuestrado hasta que su hermana pagó un rescate. En mayo cruzó a Estados Unidos, donde estuvo detenido hasta que un juez, en febrero pasado, dictó que no podía ser deportado porque el miedo a ser perseguido era creíble.

No es la primera vez que el Gobierno se equivoca en su campaña de deportaciones masivas. El caso es similar al de Kilmar Abrego García, el salvadoreño que también fue deportado por error a pesar de contar con una protección judicial. A pesar de que el Ejecutivo admitió su equivocación al expulsarlo a El Salvador, aún no ha movido ficha para reparar su error. Ni siquiera después de que el Tribunal Supremo ordenara a la Administración que “facilite” su regreso. El caso sigue en los tribunales y Abrego García continúa encarcelado en una prisión de El Salvador.

El juez Murphy hizo referencia al caso y señaló que “facilitar, en este contexto, debería llevar menos carga que en otros casos notables”. “O.C.G. no está retenido por ningún gobierno extranjero. Los demandados han declinado presentar cualquier argumento de que facilitar su regreso sería costoso, oneroso o de alguna manera impediría los objetivos del Gobierno”.

El ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Carlos Martínez, declaró el sábado estar al tanto de la orden judicial. Añadió que funcionarios de su despacho estaban intentando localizar al hombre, según The New York Times.

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Sobre la firma

Patricia Caro
Periodista en Washington, especializada en temas latinos y de inmigración. Forma parte del equipo de la edición de Estados Unidos de EL PAÍS. Fue corresponsal de la Cadena SER en Brasil. Trabajó como redactora de Economía Internacional en el diario Cinco Días.
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