Estados Unidos, “dispuesto a usar todo su poder” contra el narcotráfico desde Venezuela
El Gobierno de Trump desplegará tres destructores en aguas del Caribe cercanas a ese país

Estados Unidos está dispuesto a usar “todos los elementos de su poder” para detener el flujo de entrada de drogas a través sus fronteras y “llevar a sus responsables ante la Justicia”, ha declarado este martes la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, acerca del despliegue de tres buques militares estadounidenses, con cerca de 4.000 soldados a bordo, en aguas cercanas a Venezuela en el Caribe.
Los tres destructores, que se encuentran de camino a la zona, son el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson. Quedarán desplegados como parte de los planes de la Administración de Donald Trump para enfrentarse a las amenazas de los carteles de la droga en América Latina, según ha explicado un alto cargo del Pentágono que habló bajo la condición del anonimato a medios estadounidenses. La presencia de los barcos militares en esas aguas está prevista para varios meses.
Según la agencia Reuters, el despliegue incluirá aviones de espionaje P-8, acorazados y submarinos de ataque.
Trump atribuye a los carteles en América Latina el flujo de fentanilo y otras drogas que, según él, destruyen comunidades estadounidenses y generan un aumento de la violencia en algunas ciudades del país.
A comienzos de este mes, el republicano firmó en secreto una directiva para el Pentágono que autorizaba el uso de la fuerza militar contra los carteles de la droga latinoamericanos que la Administración ha declarado organizaciones terroristas, según reveló The New York Times.
En febrero, el presidente estadounidense designó al Tren de Aragua venezolano, la mara MS-13 en El Salvador y seis grupos en México como organizaciones terroristas extranjeras, una denominación habitualmente reservada para grupos que recurren a la violencia extrema con fines políticos. La Administración republicana alega que las conexiones internacionales de esas pandillas y sus actividades delictivas, incluida la violencia para asentar sus dominios, las hacen merecedoras de esa etiqueta.
El Departamento de Estado, a su vez, ha doblado a 50 millones de dólares desde principios de este mes la recompensa que ofrece por datos que permitan la detención del presidente venezolano, Nicolás Maduro, al que acusa de ser un cabecilla del narcotráfico. En concreto, de liderar el cartel de los Soles. Caracas niega tajantemente las acusaciones.
“El régimen de (Nicolás) Maduro no es el gobierno legítimo de Venezuela. Es un cartel del narcotráfico. Y Maduro no es el presidente legítimo. Es el líder fugitivo de ese cartel, contra el que se han presentado cargos en Estados Unidos por tráfico de drogas hacia su territorio”, declaraba Leavitt en su rueda de prensa semanal.
Como respuesta al despliegue estadounidense, Maduro ha anunciado este martes la movilización de cuatro millones de efectivos de la Milicia Nacional —el quinto componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana— en el territorio del país. También ha ordenado la activación de “todos los mecanismos necesarios” para garantizar la soberanía nacional venezolana.
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