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La Nacional celebra por todo lo alto sus 100 años en ‘Little Spain’

El centro que acogió a Federico García Lorca a su llegada a Nueva York, sigue siendo una referencia cultural para la comunidad hispana

El director ejecutivo del restaurante La Nacional, Robert Sanfiz, busca fichas de los primeros miembros del restaurante este martes, en Nueva York, el pasado 17 de junio.
Ana Vidal Egea

La institución cultural española más antigua de Estados Unidos, La Nacional, sigue siendo un lugar emblemático, con una programación cultural de referencia para la comunidad hispana en Nueva York. Ya hace 55 años fueron los que crearon el desfile por el Día de la Hispanidad en la ciudad, el 12 de octubre, y por eso siempre van a la cabeza. Este domingo se celebran 100 años de su traslado a Little Spain, concretamente al número 239 de la W 14th St.

Ahora el edificio se rodea de las oficinas de Google, cerca también del Whitney Museum y de otros lugares turísticos clave como el Chelsea Market, pero no siempre fue un vecindario popular y quizá esa sea la clave para haber resistido en pie todo este tiempo, mientras las otras sociedades benéficas que había en la ciudad, desaparecían. Su misión, cuando se creó en 1868 (por entonces bajo el puente de Brooklyn, adonde llegaban los navíos españoles) era ofrecer ayuda a los recién llegados: darles comida, un sitio donde poder dormir durante una semana hasta que encontraran alojamiento, un traje para ir a entrevistas y sobre todo, conexiones para moverse por la ciudad. Entre las muchas personas que se dice que ampararon está Federico García Lorca, en cuyo honor La Nacional tiene una habitación llamada “Lorca Room”. Durante muchos años alojaron a artistas o a becarios de forma gratuita o a un precio ínfimo. La manera de ayudar del centro ha ido cambiando, pero sigue siendo una referencia clave para la comunidad de habla hispana. Una muestra de ello son los más de 5.000 personas que siguen sus eventos en redes sociales.

Estuvieron a punto de cerrar; Little Spain estaba desapareciendo, se habían quedado sin miembros y algunos querían vender, pero un grupo de unas 20 personas decidió resistirse y luchar por salvar la institución. Fue cuando llamaron a las puertas de la oficina de Robert Sanfiz, un abogado americano de padre gallego, que acababa de regresar de pasar cinco años trabajando en España y había abierto su despacho legal muy cerca de La Nacional. Le pidieron ayuda y del 2006 al 2008, Sanfiz ofreció sus servicios legales de manera voluntaria apelando al fiscal general, que finalmente determinó que al ser una organización sin ánimo de lucro, La Nacional no se podía vender. Así fue como empezaron la remontada, con Sanfiz convertido en Director Ejecutivo a partir del 2008 y la estrategia de poner el centro al servicio no solo de los españoles, sino de toda la comunidad hispana y de los locales, sin cobrar alquiler por el espacio.

Fachada del restaurante español 'La Nacional', en Nueva York, el 9 de mayo de 2021

“Cuando uno es joven no sabe qué le depara el futuro y yo ciertamente no lo sabía, pero estoy muy orgulloso de que mi historia permanezca conectada a la de La Nacional. Todo lo que he hecho ha sido con un amor incondicional hacia la institución y lo que representa”, afirma Sanfiz. “Brindo porque la institución dure otros 100 años ayudando a la comunidad hispana y promoviendo la cultura española”.

Desde hace años en La Nacional hay clases de tango y milongas todas las semanas, flamenco al menos una vez al mes y frecuentes eventos institucionales para las organizaciones que necesiten el espacio. Pero La Nacional es conocida sobre todo por ser el lugar elegido por los españoles para pasar la Nochevieja en Nueva York. Se trata del evento más popular, cuando cientos de personas se congregan para tomar las uvas a las seis de la tarde (la medianoche en España), con pantallas de televisión que retransmiten en directo las campanadas desde la Puerta del Sol. También es emocionante reunirse allí para ver los partidos de la selección y con suerte celebrarlos, como ocurrió en la final de la Eurocopa del 2024.

El restaurante de La Nacional, ahora a cargo del chef Francisco Parreño, que vive con su mujer en el edificio, es una parada obligada para todos los amantes de la gastronomía española, de la que se hizo eco incluso The New York Times. Por ahí han pasado estrellas como Iker Casillas, Los Hombres G, Rosario Flores, El Cigala, La Oreja de Van Gogh y David Villa, que quedó tan encantado con la experiencia que mudó su academia de fútbol en Nueva York, a la segunda planta del edificio.

Para celebrar el centenario de la apertura al público de La Nacional a Little Spain se ha preparado un programa de tres días que dará comienzo este viernes con una presentación institucional y formal a la que asistirán representantes de la ciudad, del consulado, de la embajada y de otros clubes españoles e instituciones culturales y donde se proyectará el documental de la directora Celia Novis, Once upon a place (2021), que narra la historia del centro y de 150 años de inmigración española a Nueva York.

Le seguirá una fiesta privada el sábado para miembros y amigos y continuará con una fiesta abierta al público el domingo 22 de junio, día en que se conmemora el aniversario, donde de 12 del mediodía a 9 de la noche se podrá degustar un menú exclusivo inspirado en el menú original. Aunque las reservas están completas se aceptan walk-ins para ocupar las mesas de la terraza. La noche culminará con un espectáculo de flamenco de la bailaora del Teatro Real de Madrid Paula Rodríguez acompañada del cante de José del Calli, quienes se irán por alegrías a las 6.30 y a las 8 de la tarde.

La Nacional es la prueba de la importancia de la comunidad. Ofrece raíces en tierra ajena, apoyo en tiempos de adaptación y vulnerabilidad, amparo y alegría compartida con otros inmigrantes que comparten, cuanto menos, el mismo origen. En su centenario en Little Spain, el centro cultural no solo mira hacia atrás con orgullo, sino que reafirma su compromiso con el futuro. En un Nueva York que se gentrifica y cambia a una velocidad apabullante, y donde tantas instituciones han desaparecido, La Nacional resiste como un faro de identidad, generosidad y pertenencia.

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Sobre la firma

Ana Vidal Egea
Periodista, escritora y doctora en literatura comparada. Colabora con EL PAÍS desde 2017. Ganadora del Premio Nacional Carmen de Burgos de divulgación feminista y finalista del premio Adonais de poesía. Tiene publicados tres poemarios. Dirige el podcast 'Hablemos de la muerte'. Su último libro es 'Cómo acompañar a morir' (La esfera de los libros).
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