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Muere Jerry Adler, carismático secundario de ‘Los Soprano’ y ‘The Good Wife’

El actor de 96 años no empezó a trabajar hasta los 65 tras una vida dedicada al teatro tras las bambalinas, pero en 30 años de interpretación le dio tiempo a aparecer en muchas series y películas icónicas

James Gandolfini y Jerry Adler
Eneko Ruiz Jiménez

A Jerry Adler la profesión de actor le venía de familia. Su prima era Stella Adler, una de las mayores profesoras de interpretación de la historia de EE UU. Y, sin embargo, él había preferido mantenerse detrás de las bambalinas. Pero a los 62 años su vida dio un vuelco repentino y, casi sin buscarlo, comenzó a actuar. Pese a que parecía tarde, le dio tiempo a crear papeles icónicos en Los Soprano, The Good Wife o Rescue Me: Equipo de rescate. Al final, fueron casi 30 años dedicados a la interpretación, hasta su fallecimiento este sábado en Nueva York a los 96, como anunció su familia.

Quizás por lo tarde que llegó al negocio de actuar, este neoyorquino alcanzó sus papeles más icónicos de maneras casual. El consejero judío de Tony Soprano, Hesh Rabkin, por ejemplo, iba a ser interpretado por Jerry Stiller, hasta que en el último momento se cayó del proyecto y lo sustituyó Adler. Su compañero de reparto y músico Steve Van Zandt lo recordaba en la red social X: “Fue un honor trabajar contigo. Viaja bien, amigo”. Mientras tanto, el guionista Robert King recordaba que le dieron solo un episódico en The Good Wife, pero que “fue tan gracioso en su escena de la cena con la frase ‘he dicho helado, estúpida furcia” que lo tuvieron de vuelta durante seis años (de 2011 a 2016) y 30 episodios de la serie original, y en otros dos capítulos de su spin-off The Good Fight. Uno de sus “colaboradores favoritos”, experto en interpretar a carismáticos secundarios de aspecto bonachón de ética dudosa.

Pero mucho antes que eso, recuerda The Hollywood Reporter en su obituario, Adler ya estaba en el mundo del espectáculo, como director de escena de musicales originales tan recordadas como My Fair Lady (1956), con una Julie Andrews de 19 años; El violinista en el tejado o Retorno a casa (1967), de Harold Pinter, en Broadway. Su carrera había empezó antes, en los años cincuenta, cuando su padre Philip, que era jefe de un grupo de teatro encargado de la producción del musical de Carol Channing de Los caballeros la prefieren rubias le ofreció su primer trabajo como ayudante de escena. “Me creó el nepotismo”, admitía en una entrevista en 2015.

También la televisión le reclutó primero detrás de las cámaras como director de escena del culebrón diario Santa Barbara, de 1986 a 1992. El giro lo último ese mismo año cuando se presentó a una audición de la película El ojo público de Howard Franklin, protagonizada por Joe Pesci, por recomendación de un amigo. “Nunca había actuado, nunca me lo había planteado y estaba a punto de retirarme”, recordaba él. Pero al director le recordó a su padre, y ya nunca paró. Y, pese a haber trabajado con las mayores estrellas (Marlene Dietrich, Katharine Hepburn, Arthur Miller, Orson Welles, Angela Lansbury...) antes de que su cara fuera reconocible, ya su vida estaría marcado por ello.

En su largo currículum están Misterioso asesinato en Manhattan (1993), de Woody Allen, En sus zapatos (2005), de Curtis Hanson, Synecdoche, New York (2008), de Charlie Kaufman, y El año más violento (2014), de J.C. Chandor, así como un sin fin de series como A través del tiempo, Larry David, El ala oeste, Doctor en Alaska, Mozart in the Jungle o Broad City. Cerró un ciclo en sus últimos papeles, gracias a interpretar a otro judío complicado en Transparent, donde era el padre de Jeffrey Tambor (muchas veces era o padre de un protagonista o rabino), y al volver a uno de sus recurrentes míticos en la continuación de Loco por ti en 2019. También regresó al teatro que le vio madurar, pero ahora superando el telón, en Taller Than a Dwarf, de Elaine May, en el año 2000 y como padre de Larry David en 2015, con Fish in the Dark. Una carrera de lo más atípica e interesante para un rostro que ya es historia de las series.

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Sobre la firma

Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.
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