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HBO Max

‘Furia’ o cómo cinco mujeres de más de 50 explotan contra el sistema: “Mostrar sus historias es justicia poética”

Carmen Machi, Claudia Salas, Candela Peña, Pilar Castro, Nathalie Poza y Cecilia Roth protagonizan la nueva serie de HBO Max creada por Félix Sabroso

Candela Peña y Ana Torrent, en 'Furia'.Foto: HBO Max
Eneko Ruiz Jiménez

Cinco mujeres a punto de explotar. A una escena de dejarse llevar por la ira. Todas superan los 50. Y son las protagonistas de la nueva serie de HBO Max (plataforma que vuelve a su icónico y prestigioso membrete). Carmen Machi (62 años), Candela Peña (51), Pilar Castro (54), Nathalie Poza (53) y Cecilia Roth (68), acompañadas además por Ana Torrent (58) y Marilú Marini (80). Y tienen dentro mucha Furia, que escribe con toda su personalidad Félix Sabroso.

El cineasta, famoso por películas como Perdona, bonita, pero Lucas me quería a mí o La isla interior, tenía muy claro el perfil de mujeres con el que quería contar (algunas de las actrices, además, ya habían trabajado con él antes): “Fue buscado, reivindicado y hecho por una especie de justicia poética y empatía. Soy un hombre de 59 años que ha sufrido la invisibilidad por cumplir una edad y esas dificultades para que no me excluya esta sociedad de consumo que está construida por y para la juventud. Además, es cuando considero que estoy con la cabeza mejor colocada para hacer cosas. Empatizo con ese momento”, apunta a EL PAÍS durante la presentación de la serie: “Además, no me siento inspirado escribiendo para gente muy joven. Quizás con 75 años, me da por hacer un retrato sobre mis primeras veces y la adolescencia, pero por ahora me parece que hay más complejidad humana cuando una persona ha sufrido un proceso, ha aprendido del desamor, la ruptura, la muerte… y cosas que solo se aprenden con el tiempo. Dramáticamente, ofrece muchísimas más posibilidades”.

Carmen Machi, en el primer episodio de 'Furia'.

¿Es más fácil estar hasta las narices con cierta edad? “Creo que lo estás de manera distinta. Con el tiempo empiezo a decir lo que me da la gana”, explica Machi, que interpreta a una artista conceptual rica a la que su marido (Alberto San Juan) le pone los cuernos con su joven asistenta (Claudia Salas). Él les ofrece un plan para convivir. “Quizás no haces lo que te da la gana, pero sí como quieres. Te mides menos y cohíbes menos. La impotencia, la desolación, la decepción, la humillación… se gestiona de manera distinta cuando vas creciendo, y eres más contundente al enseñar tu disconformidad”, explica. Su historia protagoniza el primer episodio.

Frente a ella se encuentra a la generación más joven, la de Salas, también con sus problemas: la vivienda, la necesidad de triunfar en redes… y ese trasfondo acaba convirtiéndose en otra lucha de la serie. “Al principio los personajes jóvenes parece que son la amenaza, pero según avanza te das cuenta de que son víctimas de un sistema muy despiadados donde no les ofrecen posibilidades ni para tener una casa, un trabajo digno, ni para sobrevivir en un escenario donde te piden que seas emprendedor sin posibilidad de salir de la pobreza. Te dicen que solo si tienes seguidores, tienes éxito”, explica Sabroso.

Candela Peña y Félix Sabrono, en el rodaje de 'Furia'.

Ahí entra el juego el segundo episodio, donde Candela Peña como jefa de planta de unos grandes almacenes de lujo comienza a ver que una pareja de chicas jóvenes se hacen con su puesto. Ella es una dependienta de barrio humilde a quien la moda le ayuda a mantenerse en una burbuja de felicidad. Prefiere no enfrentarse… hasta que explota. “Hay muchas diferencias sociales, y, sin embargo, hoy mucha gente desclasada colabora cerca de gente con micho dinero. Es todo una fantasía; en las redes sociales viven en un yate, aunque no tienen ni para pagar el alquiler. En apariencia todos tienen las mismas posibilidades, porque hay mercado y consumo para todos los bolsillos. Es todo mentira, y además a la gente no le importa. Lo saben, pero se relaciona con la mentira. Como quien compra una crema de rejuvenecimiento por 150 euros, aunque saben que no les va a devolver la juventud. Se participa negando la realidad”, reflexiona Sabroso.

Los problemas sociales contemporáneos entran en la serie de muchos modos. La lucha de clases, la generacional, el postureo en las redes, las operaciones estéticas… todas salpimentan las historias de Pilar Castro, una chef venida a menos que diseña patatas de sabores y descubre dónde vive el crítico (Pedro Casablanc) que empujó el cierre de su restaurante; la de Nathalie Poza, teleoperadora con una madre enferma a quienes quiere desahuciar su casero (Pepón Nieto); y la de Roth, una actriz del destape olvidada y a la que su antiguo representante (Martxelo Rubio) vuelve a vender las mieles de la fama. Sabroso no solo quería tocar historias de celos o cuernos: “Felizmente hoy hay muchas directoras que cuentan cosas de mujeres, pero si solo son cosas de mujeres, me parece excluyente. Mis personajes femeninos hacen lo que podría hacer un hombre. Son personajes perfectamente validados y activos en la narración. No solo hablan de maternidad, que está muy bien, o de la pareja”, explica el creador, cuya serie tiene gotas de sátira exagerada y costumbrismo español mezclado con algo de Parásitos o El triángulo de la tristeza, con las que se la ha comparado.

Nathalie Poza, en una imagen de 'Furia'.

En el quinto episodio, el último relato unitario paralelo en el tiempo (en los últimos se cruzan todas, como un puzzle), Sabroso aprovecha para hacer referencias a su cine y a la industria que conoce, con sus abusos como trasfondo: “El cine es como una amante infiel, un señor que quiere parecer joven, pero no lo es tanto, y quiere reinventarse nutriéndose de gente nueva. Es muy deshumanizado y es muy excluyente. Y, sin embargo, queremos que sea el espejo de la realidad. No lo es, y en esa grieta entra la crueldad de la exclusión”. Roth también ha vivido esos altibajos: “Uno desaparece y aparece, una y otra vez. Pero al final te das cuenta de que decidir eso es muy interno. ¿De dónde desaparezco y a dónde vuelvo? Donde estoy siempre es en mi vida conmigo. Y de ahí no desaparezco. Y la quiero disfrutar”, cuenta.

Poza, que acaba de estar en escena con Un tranvía llamado deseo, responde a su compañera y apela precisamente a la “libertad” que ha encontrado en el teatro: “Yo lo noto. Empiezas a liberarte de cosas. Cuando eres joven, eres más controladora. Es todo yo, yo, yo. Pero ahora piensas: si yo no estoy ahí, no pasa nada. Me permito escoger el lugar, pero porque me quito del medio de otro sitio. Noto que tengo menos miedo, porque precisamente me doy menos importancia, estoy al servicio de algo más grande. Sabes que no estás solo, y esto no tiene tanto que ver contigo como con quién lo compartes”.

Natalie Pinot, Pilar Castro y Cecilia Roth, en una imagen de 'Furia'.

Su personaje, cuenta, “es alguien que todavía no ha encontrado su sitio en el mundo, algo más interesante de contar con 50 y pico que con 20. Ver a alguien que no se encuentra cuando ya una se supone que lo tiene que tener todo ya colocadito es muy interesante. Hay mucha gente así, y todos podemos perderlo en algún momento”.

Machi también apuesta por el aprendizaje que le han dado los años para enfrentarse a locuras como las de los personajes de Furia, que no tienen miedo de ser imperfectos, incluso odiosos: “Yo he interpretado a mujeres increíbles desde que he trabajado, pero sí es verdad que con el tiempo, los personajes se convierten en más interesantes porque tienen más que contar, por la vida y lo pasado. Pero no por ser mayor eres más interesante, sino que la vida ha ido pasando y te han pasado muchas cosas. Yo miro a mi yo de hace 30 años y no tiene nada que ver. Era bastante más punky. La riqueza del dolor, la vida que has pasado, tu pérdida, decepciones, separaciones... va haciendo una herida, y te planteas: ¿cómo puede cicatrizar? Pegándole una hostia muy grande”.

Alberto San Juan y Claudia Salas, en una imagen de 'Furia'.

Todas al final se deciden por hacer explotar algo de la manera más exagerada. ¿Con cuál de los temas explotaría Claudia Salas?: “A mí el desplazamiento y el desahucio de la tercera edad me entristece mucho, aunque no me lleva a ese lugar de estallar con furia física. También la especulación con la vivienda o los abusos de poder”. Machi sabe que atentar contra el sistema es algo que da gusto ver, y cita Relatos salvajes. Pilar Castro aboga mejor porque el mundo “deje de explotar”, y guardar el caos para la serie. Sabroso incluso comparte una fantasía: “Me imagino recibiendo una noticia de que me quedan dos meses de vida, y dedicarlos a cargarme a algún indeseable que está haciendo mal en el mundo. Sería una película fabulosa”. De momento, por suerte, solo lo deja reflejado en la ficción.

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Sobre la firma

Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.
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