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Lara Álvarez regresa en TVE: “He aprendido que mi vida no gira en torno a la televisión, sino que es parte de mí”

La presentadora, que salió de ‘Supervivientes’ por decisión propia hace tres años, presentará este verano el concurso ‘La conexión’ en La 1: “Si me hubiera quedado, iba a tener frustración e insatisfacción”

Lara Álvarez en los estudios de TVE en Torrespaña.
Eneko Ruiz Jiménez

A Lara Álvarez (Gijón, 39 años) le acompaña su madre en esta mañana de presentación tras un tiempo alejada de la televisión. Su familia es central en su vida, y su tatuaje en el brazo lo dice: lleva escrito Keep it simple (no te compliques). Se lo hizo con su hermano en su primer viaje juntos, por Bali. Estaba también en un crucero familiar cuando la llamaron para ofrecerle una oportunidad: el concurso con realidad aumentada La conexión, que se estrena en prime time este verano en La 1.

El momento venía labrándose desde 2022, cuando dejó Supervivientes por decisión propia para buscar nuevos caminos. Sabía que saltaba al vacío. Y el suelo tardó en llegar. El estreno todavía ha tardado más. El concurso lleva un año grabado (tenía hasta un flequillo del que hoy se ríe). Pero era precisamente este formato familiar que apela al espectador el cambio que buscaba una presentadora que antes había picoteado en MotoGP, deportes en Marca TV o Me resbala, aunque nunca en concursos culturales. Los altibajos también han estado ahí, y apuestas como A tu bola no salieron bien. En plena rueda de prensa antes de la entrevista, incluso aprovecha a apelar a los directivos presentes: “Tengo muchas ganas de trabajar”.

Pregunta. ¿Ha tenido miedo al “si no estás en televisión, no existes”?

Respuesta. Sí, y a veces esos pensamientos intrusivos, más que por ti mismo, son por las ganas de formar parte. Este año ha sido un máster. En lo profesional me ha enseñado a entender que hay que saber esperar, prepararte y hacer otras cosas para que no te pasen por encima. Yo abrí el foco y entendí que mi vida no gira en torno a la televisión, sino que la televisión es parte de mí, y hay mucha vida al lado.

P. ¿Se ha hecho larga la espera?

R. Mucho. Había momentos que decía: no me van a creer. Pero todo llega cuando debe. Es un momento de cambio para TVE, y el éxito de The Floor nos da una pista de que el concurso cultural puede tener buena acogida. Confiemos. Es un nuevo registro, formato, casa, nueva productora… Es el programa de mi vida por el reto que supone salir de una zona de confort para enfrentar un nuevo camino que da vértigo.

P. Supo abrazar la incertidumbre al dejar la seguridad. ¿Fue una decisión muy meditada?

R. Además no vienes de cualquier programa. Pasaba cuatro meses durante ocho años trabajando fuera. Era gratificante y el cierre fue bonito y limpio, desde el respeto y entendimiento. No fue fácil, pero sentía que era lo que tenía que hacer para evolucionar, y dirigir esta nueva etapa. Pero, aunque se haya publicado, yo no tenía nada. El miedo está ahí, pero esa sensación de supervivencia te lleva a buscar.

P. ¿Echa de menos Supervivientes?

R. Tengo nostalgia. Siempre la habrá. Estoy muy bien, pero fue mi aprendizaje laboral y de vida. El trabajo no era fácil, mi transporte diario era un helicóptero, pero fue un lanzamiento de magnitud enorme. Cuando tienes tu zona de confort asegurada, me dirás, no te muevas, que fuera hace frío. Pero si no lo pruebo, no descubro mi camino. Iba a tener una frustración y una insatisfacción personal. Yo di lo que tenía que dar, me quedé tranquila al irme. Era mi momento. Luego nada te asegura que funcione tu plan. Porque también hay una travesía en el desierto…

Lara Álvarez en los estudios de TVE en Torrespaña.

P. ¿Cómo lleva los momentos bajos, cuando algo fracasa?

R. Es duro, porque cuando te involucras en un programa, dejas un trocito de ti. Sientes que no vas a ver al niño dar su primer paso. Pero si hay algo demoledor en la televisión es el tiempo. No hay capacidad de ir con calma. Todo es: sí o no, ahora o nunca, blanco o negro. Aprendes a convivir con ello, y al hacer un formato, no puedes pensar en si funcionará. Si lo haces, no disfrutas. Por eso siempre es el de mi vida. Aunque dure media hora. Ahí quedará y al menos no fracasó porque no me entregué. Y yo en eso soy muy controladora.

P. ¿Quería llevar las riendas?

R. No es tanto en protagonismo como decir: hay posibilidad de crecimiento y evolución, podemos hacer cosas ilusionantes. Es como una relación de pareja. Vas viendo qué tienes, qué tengo, qué aporto, qué no, y a partir de ahí construimos un camino juntos.

P. ¿Cómo toma esa decisión?

R. No es una decisión de un momento, son años. Estás haciendo un formato genial, pero también esperas construir una carrera en paralelo. Las cadenas son empresas como nosotros, y nosotros, como nuestra propia empresa, tenemos que defender otros intereses. Estos son negocio. Si a tu cadena en ese momento no le interesan tus proyectos, no pasa nada, das la mano y la vida es larga. Los mejores resultados vienen de las decisiones más complicadas.

P. Y ya no ve Supervivientes.

R. Me puse el primer programa tras irme. Se me pone la piel de gallina. Fue revivir los compañeros que estaban ahí y qué pasaba cada momento. Fue agridulce, así que no lo he visto más. Hay que cerrar etapas.

P. Ha pedido trabajo, ¿qué le gustaría presentar?

R. Me gusta todo lo relacionado con música, como ese Música sí que me ilusionó a hacer esto. Y todo lo relacionado con aventuras y viajes, como hace Calleja o Pekín Express. Luego me gusta el entretenimiento familiar, una desconexión sana, cuando llegas a casa y dices: pongo esto y aprendo, me río, canto, o bailo.

P. ¿Cómo lleva la frustración, la espera, la incertidumbre?

R. Soy supermandona. A mí esto de decirme, ‘tranquila, ahora no es el momento’, es como ¿qué? El manejo de esta impaciencia me cuesta, pero lo voy trabajando. Esta profesión va a un ritmo vertiginoso. A veces estás arriba, tienes trabajo, a veces no. Y no se puede dejar todos los huevos en la misma cesta, porque hay que desarrollarse en todo. Esa evolución no es cosa de un año. Creo que no va a acabar nunca, es un camino del autoconocimiento infinito. Pero este año me he dado cuenta de que hay que seguir un camino propio.

P. ¿Y qué otros huevos puso?

R. Me ilusionan las campañas publicitarias, hay muchos contenidos en redes que se mantienen. La docencia es supergratificante, aprendes de jóvenes. Y adoro el mundo del evento, donde aprendes otra comunicación.

P. ¿Qué consejos da Lara Álvarez en esos cursos?

R. Hago un curso de autoconocimiento y comunicación. Entiende primero quién eres, qué necesitas, tus límites, qué quieres aportar como trabajador, y, a partir de ahí, construye tu línea profesional y eres libre para saber que tu camino es correcto. Yo lo he vivido y ahora lo cuento.

P. Decía que quería proyectos con los que identificarse. ¿Lo ha encontrado en La conexión?

R. Sí. Fue bonito porque fue al poco tiempo de salir de Mediaset, fue un abracito. ¿De verdad me ofrecen un concurso cultural que triunfa en otros países? Mi apuesta podrá funcionar o no funcionar, pero había que probar. Y además TVE era la única cadena que me quedaba por pisar.

Lara Álvarez en los estudios de TVE en Torrespaña.

P. Un concurso puede ser encorsetado...

R. Hay un lenguaje propio a dominar. Al principio es un reto. Hay que repetir estructuras. Tienes que decir ¡correcto!, y no ¡sí! o ¡qué bien! Porque lo importante es estar a merced el formato. Es la educación de los espectadores de concursos, que suelen ser fieles. Debes dar ese paso atrás, distribuyo el juego y hago que el concursante y el espectador jueguen. Es reconfortante, y mi personalidad es imposible que no esté.

Creo que nos estamos reeducando en que no va de sexo, sino de capacidad de generar lo que se busca la empresa

P. Es poco habitual ver mujeres presentando concursos. ¿Por qué sigue costando?

R. No solo en concursos. Mayoritariamente hay hombres, pero mira Chenoa con The Floor. Creo que nos estamos reeducando en que no va de sexo, sino de capacidad de generar lo que se busca la empresa: entretener. Eso lo puede hacer un hombre o una mujer. Lo que debes valorar es cómo llegas, cómo se entrega. Pero, aunque hay cambios, no hay igualdad.

P. ¿Qué ha aprendido en este tiempo?

R. Seguramente a que, acierte o no en las decisiones que tome, son mías, únicas, y aunque no me lleven a donde yo quiero, son un aprendizaje. Yo ahora me centro en mi carrera, en el amor sano con mi familia, amigos, mis perros, deporte, mis cosas. En el autoconocimiento, incluso al elegir una pareja. Estoy soltera, no quiero tapar huecos, ni carencias. Ahora vivo la vida de otra forma, más tranquila. Disfruto, y puedo elegir qué hacer. Y elegir es un éxito. En un momento de tanta incertidumbre, es un privilegio.

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Sobre la firma

Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.
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