“No ha habido una serie tan ambiciosa en la historia de España”: dentro del búnker para ricos de ‘El refugio atómico’
La nueva creación de Álex Pina y Esther Martínez Lobato para Netflix ha construido 8.000 metros cuadrados de decorados


Un gran árbol y un jardín zen dan la bienvenida al visitante a Kimera Underground Park, el búnker de lujo donde los millonarios se refugian mientras fuera está a punto de estallar la tercera guerra mundial. Dentro, bajo tierra, todo está diseñado para invitar a la paz y al sosiego. En sus estancias no hay esquinas, los finales son redondeados. Las pantallas que hacen las veces de ventanas muestran paisajes relajantes. Un estilo retrofuturista domina en la decoración, con dos colores primordiales: el ámbar y el turquesa. Son los colores que también diferencian a los trabajadores de este lugar, con monos naranja, de los huéspedes, con trajes azules. El búnker, casi una pequeña ciudad para ricos, está equipado con gimnasio, cancha de baloncesto, ludoteca, spa, piano bar, centro médico y amplios apartamentos con varias habitaciones y todas las comodidades.
“No ha habido una serie tan ambiciosa en la historia de España como lo es El refugio atómico”. Así de rotundo se manifiesta Diego Ávalos, vicepresidente de Contenidos de Netflix en España, en una entrevista con EL PAÍS por videollamada. La nueva serie creada por Álex Pina y Esther Martínez Lobato (La casa de papel, Berlín) aún no tiene fecha de estreno, pero ya empieza a dar algunas pistas sobre su aspecto y la dimensión del proyecto.
El pasado mes de noviembre, EL PAÍS visitó, junto a otros medios, la nave en Colmenar Viejo en la que este búnker de lujo ha cobrado forma. El rodaje de la primera temporada ya había terminado y extras contratados para la ocasión daban vida a un espacio amplísimo en el que domina una gran galería central de dos alturas. Se trata de la misma nave que antes fue la cárcel de Vis a vis o la Fábrica de Moneda y Timbre en La casa de papel y que incluso se reutilizó para Sky Rojo. Ahora, el plató ha conquistado todavía más espacio hasta ocupar más de 6.000 metros cuadrados de decorados, a los que hay que añadir otros platós en las instalaciones de Netflix en Tres Cantos y un plató virtual. En total, para esta serie se llegaron a construir 8.000 metros cuadrados de decorados.









Desde que se anunció el proyecto, nacido a partir de una noticia sobre los búnkeres de lujo que se construyeron a raíz de la pandemia, han pasado casi tres años. En ese tiempo, la serie ha ido creciendo en ambición mientras que, de forma paralela, el mundo cambiaba. “Hoy la ciencia ficción es casi naturalismo”, reflexiona Álex Pina. “La situación geopolítica ha empeorado y esa coletilla que se pone delante de muchas ficciones de ‘basada en hechos reales’ está más cerca”, añade el guionista y productor, también por videollamada.
Según Pina, El refugio atómico es la serie que más tiempo han tardado en diseñar. “No queríamos que tuviera una identidad apocalíptica, huíamos de los espacios grises”, dice. También querían distanciarse de parecidos con otras historias con premisas parecidas, como la serie de Apple TV+ Silo, y optaron por buscar una estética radicalmente opuesta. Apostaron por una decoración mid-century y un estilo que, en palabras de Pina, se parece más a algunos centros comerciales y hoteles modernos. “Queríamos lograr dos cosas, ese lado aspiracional del lujo de multimillonarios, pero también que pudiera atraer a cualquier persona, un lugar donde me gustaría estar”, añade Diego Ávalos. Y continúa Pina: “Es un lujo confortable. Nos gustaba que todo fueran líneas redondas, como en los parques infantiles. Fuera está ocurriendo la tercera guerra mundial y debajo tú tienes unas zonas acolchadas, redondeadas, donde parece que no hay posibilidad de hacerte daño”.
En el plató, Abdón Alcañiz, director de Arte de El refugio atómico, explica a los periodistas cada lugar y la inspiración para la decoración y el diseño de los enormes decorados. “Intenta invitarnos a la calma. Estamos influenciados por el estilo de la época dorada de los años cincuenta, un estilo que surge en Estados Unidos, de gente que emigraba desde Europa porque intentaban huir de la II Guerra Mundial”. En la ficción, la explosión de una tercera gran guerra obligará a dos familias enemistadas por rencillas del pasado a convivir en este espacio cerrado.

El plástico como material dominante y el minimalismo en la decoración están muy presentes en El refugio atómico. La funcionalidad propia de la escuela Bauhaus también fue una gran inspiración para Alcañiz, que explica que el trabajo de diseño y la construcción de la parte central de los decorados les llevó unos ocho meses. “Netflix nos decía, ¿pero por qué no os venís a los platós y ya está? Pero no, esta nave es nuestro tesoro, no lo queremos perder”, dice mientras muestra los balcones que asoman a la galería principal y señala las cuatro alturas que han logrado simular con la disposición de los diferentes elementos.
El rodaje en esta nave, donde las estancias están interconectadas y donde el visitante tiene una sensación inmersiva de traslación a un universo aparte, creaba un escenario en el que la cámara podía seguir a los personajes de un espacio a otro sin interrupciones. Pina subraya la gran inversión en I+D que se ha realizado en este proyecto, para el que se ha traído material tecnológico de Holanda, Alemania o hasta de la sede de Netflix en Albuquerque (EE UU). Incluso han podido rodar con drones dentro del plató, dada su dimensión y su amplitud.

“Es la serie que más tiempo nos ha llevado hacer, donde hemos estado implicados todos, desde guion, dirección, dirección artística, Netflix, marketing… Es el trabajo en el que los equipos hemos estado más unidos”, dice Pina. Del tiempo y las vueltas que han dado a la serie también da una pista la imagen con la que Netflix anunció el comienzo del rodaje: una foto de la primera página del guion del primer capítulo en la que se leía que se trataba de la versión 48ª. “Pero te diré que son menos versiones que las que tuvo La casa de papel”, aclara Pina. “Es normal, en un piloto trabajamos en muchas versiones, y nosotros escribimos a la vez que se va construyendo la serie, y hay muchas versiones que obedecen a cambios técnicos del decorado, queríamos encontrar nuestro universo, y que no fuera excesivamente apocalíptico…”, justifica el guionista. “Del lado de presupuesto, de lenguaje narrativo, de la mezcla de género, la estructura y el formato, es lo más ambicioso que yo he visto en la historia de España”, insiste Diego Ávalos. “Da vértigo, porque sabes que estás haciendo una apuesta única y dependes de la audiencia y cómo la reciba”, concluye.
Vista la gran apuesta, ¿qué espera la plataforma de El refugio atómico? “Que sea la serie de Netflix más vista de la historia en España. Creo que el contexto actual en el que vivimos la acerca a una audiencia mucho más amplia. Los resultados que esperamos están muy alineados con la ambición que tenemos. Pero nunca sabes”, concluye Ávalos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
