Expertos aseguran que Hollywood teme al cine digital por estar basado en la libertad
La industria cinematográfica estadounidense teme los efectos de la tecnología digital aplicada al séptimo arte porque el nuevo formato electrónico, desarrollado y expuesto principalmente a través de internet, se basa en una "libertad total" en cuanto a contenidos y sistema de distribución.
Así lo pusieron de manifiesto diversos expertos en esta materia, reunidos entre hoy y el próximo viernes en el seminario internacional La revolución del cine digital. Innovaciones en la producción, distribución y exhibición, organizado por la Fundación para la Investigación del Audiovisual (FIA), la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y la Filmoteca de Valencia.
El seminario permitirá conocer las últimas novedades en cine electrónico y los detalles legales, creativos y tecnológicos de una industria emergente y a la que las grandes compañías multinacionales "siguen queriendo limitar" por las consecuencias que puede acarrear ante el sistema tradicional de producción y distribución de películas, señaló a Efe su director y profesor de la Universidad Jaume I de Castellón, Javier Marzal.
"Se pueden hacer muchas cosas con muy poco dinero", afirma este experto, para quien el cine digital está aún muy poco desarrollado en España, donde Lucía y el sexo, Salvajes y El bosque animado figuran como islotes electrónicos en un océano dominado por los 35 milímetros.
Cualquier persona con unos mínimos conocimientos de informática y de creación digital, un presupuesto básico y una idea imaginativa puede volcar en la Red un cortometraje que puede ser visto por miles de personas en cualquier momento y en cualquier lugar del mundo.
Según Marzal, esto "trae de cabeza" a Hollywood, que intenta introducirse en el mercado digital con una estandarización muy costosa que solo ha permitido que se instalen unas 160 salas de cine en todo el mundo -dos en España- con todos los componentes electrónicos.
Espacios multimedia
El futuro, en su opinión, pasa por la paulatina conversión de las tradicionales salas-teatro en auténticos espacios multimedia, abiertos durante todo el día y capaces de albergar todo tipo de manifestación artística y/o comunicativa de tipo digital.
La progresiva implantación de la tecnología digital en el cine convencional -cuyo despegue definitivo no tardará más de seis meses, según Marzal- hará que la distribución sea mucho más ágil, la oferta al público aumente considerablemente y la constante reprogramación incremente la publicidad del mercado audiovisual.
Por su parte, John Thompson, de la revista cinematográfica británica Screen Digest, señaló que el bajo coste de los cortometrajes digitales ("ochocientos dólares de uno de calidad frente a los cien millones de dólares de una película de George Lucas") permite que puedan ser utilizados como "tarjeta de presentación" de muchos aspirantes a cineasta.
Thompson reclamó una mayor implicación de los gobiernos y de la propia Unión Europea para ayudar económicamente a este sector y para normalizar un sistema actualmente "demasiado disperso" entre sistemas operativos y formatos informáticos como Windows, Macintosh, Linux y DivX.
"Este tipo de cine -dijo- aporta muchas ideas innovadoras y es beneficioso para la sociedad porque sus reflexiones no son censuradas por ningún gobierno ni por los tradicionales intermediarios comerciales".
Entre los ponentes del seminario se encuentran el historiador Román Gubern, los realizadores Carlos Molinero, Angel de la Cruz y Juan Manuel Chumilla y especialistas de empresas audiovisuales y publicaciones extranjeras.
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