Una mujer denuncia a Adolfo Suárez por una supuesta agresión sexual en los años 80 cuando ella era menor
Podemos pide retirarle todos los honores al expresidente después de saber que la Policía remitió a un juzgado el relato de lo ocurrido cuando ella tenía 17 años y él 50

“Entonces, yo tenía 17 años y él, 50”. Así arranca la denuncia de una mujer contra Adolfo Suárez González, el primer presidente de la democracia española, que murió en 2014. “Por abusos y agresiones sexuales continuadas con abuso de superioridad e intimidación que comenzaron cuando era menor de edad”, afirma ese documento, al que EL PAÍS ha tenido acceso, recogido la mañana del 9 de diciembre por dos agentes en la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional en una declaración de una hora. En ese documento, ya admitido a trámite y enviado al juzgado, la denunciante describe circunstancias ocurridas entre octubre de 1982 hasta finales de 1985, cuando Suárez había dejado la presidencia.
Este periódico ha tratado de contactar en numerosas ocasiones desde el día 9 con Adolfo Suárez Illana, pero no ha conseguido obtener su versión como portavoz de la familia. Tras conocer esa denuncia, la líder de Podemos, Ione Belarra, ha instado al Gobierno y al Congreso a retirar todos los reconocimientos institucionales que tiene el expresidente del Gobierno.
El texto de la denuncia relata ocho encuentros entre ambos durante esos tres años, de los que cuatro se denuncian como episodios de violencia sexual. Siempre según esa versión, se produjeron tanto en el bufete de abogados de Suárez como en el domicilio del expresidente del Gobierno. La denunciante involucra a dos personas más, una de ellas viva, que según el documento tuvieron “participación como cómplices o encubridoras” al facilitar las citas.
Para hacer comprobaciones sobre el relato que ahora la denunciante ha presentado ante los agentes policiales, este diario ha recabado durante 13 meses el testimonio de siete personas a quienes ella contó entre los años 80 y el presente: tres familiares y cuatro profesionales que han tratado a la mujer. Este periódico también ha revisado fechas y datos incluidos en la denuncia, que no cuenta con pruebas documentales de la relación ni las agresiones denunciadas.
En el escrito presentado ante la policía, la mujer relata los motivos para denunciarlo ahora, después de más de cuatro décadas, con los presuntos delitos prescritos y Suárez fallecido.
Los policías que tomaron declaración a la mujer le explicaron, según fuentes presentes en el encuentro, que se puede interponer denuncia contra personas que ya murieron y por hechos prescritos —y que deben recogerla y tramitarla—, y que esto no es raro en contextos de violencia sexual, como la pederastia en la Iglesia o los abusos en el deporte. Personas que acuden a la policía, al tribunal eclesiástico o al juzgado para relatar el delito del que fueron víctimas décadas atrás, aun sabiendo que ese delito ha prescrito y que la responsabilidad penal se extingue cuando el denunciado muere.
La relación entre Adolfo Suárez y la mujer, según recoge la denuncia, comienza el 31 de octubre de 1982, cuando la joven envió una carta a su despacho para pedirle consejo: “Sobre qué podía estudiar para ayudar a mi país y a mi gente. En ese momento, yo tenía 17 años y él, 50”.
La denunciante narra en el texto presentado ante la Policía que hubo tres encuentros más, hasta el 4 de marzo de 1983, cuando relata la primera agresión. Ella aún no había cumplido 18 años: “Estábamos sentados igual que las veces anteriores, en el sofá de cuero blanco, cada uno en su extremo, pero de repente ASG [Adolfo Suárez González] me cogió la mano y empezó a darme tirones hacía él, yo no me movía, no quería acercarme a él, lo intentó tres o cuatro veces […] se abalanzó sobre mí y me robó mi primer beso en los labios”. La denuncia detalla a partir de ahí como el presunto agresor forzó una felación.
El escrito recoge tras ese otros dos episodios que la denunciante señala como agresiones sexuales en julio y diciembre de 1983, pero los detalles son más difusos, tal y como ella describe en el texto, plagado de detalles visuales de los encuentros y los lugares en los que se dieron. Y por último la denuncia también recoge un cuarto episodio que ubica en el domicilio de Suárez.
En aquel momento, el Código Penal vigente era el de 1973, y el delito de estupro, cuando el autor se vale de engaño o abuso de autoridad sobre mujeres mayores de 12 y menores de 18, tenía penas de entre seis meses y seis años.
La denunciante afirma que el día en el que relata la primera agresión llegó llorando a su casa: “Pero no dije nada a nadie. Desde ese momento mi vida cambió y yo también”. En su familia “estaban ilusionadísimos” con la “amistad con ese señor” porque, dice el escrito, “creían que tenía el futuro resuelto”. Y por eso no se sentía capaz de romperla repentinamente: “Tenía muchísimo miedo, pensaba que era un hombre con mucho poder y que si me negaba a lo que él quería podría arruinarme más la vida”.
Una de las especialistas con las que hizo terapia, hace casi 10 años, explica a este periódico que el sentimiento de “culpabilidad” al que la denunciante alude “al creer que había provocado determinadas situaciones” es común en las víctimas de violencia sexual.
La mujer relata en el escrito que en 1985 se lo contó a su madre, y que ella no quiso que lo supiera el resto de su familia. Fue en 1989, a punto de empezar a trabajar como funcionaria en un organismo público, cuando la madre “consideró” que debía decírselo a su padre, quien confirma ese episodio a este periódico, y explica por qué nunca más se habló de ello: “Lo único que me hizo mella fue que le hubieran hecho daño, y lo único que me preocupó fue no hacer mayor ese daño”. Además del padre, otra familiar estrecha y su primer marido han corroborado su relato; ella lo contó a esas tres personas en distintos momentos entre 1989 y 2015.
En 2002 le diagnosticaron depresión a la denunciante, según recoge el documento, y su psicóloga le aconsejó escribirle una carta: “Pidiéndole explicaciones de lo que me hizo, para poder cerrar mi herida”. “Lo hice, el verano de 2003”. Añade que, después de esa, tuvo otras dos terapeutas más a las que narró los mismos hechos.
Lo contó también a dos expertas en violencia sexual infantil, pertenecientes a una asociación que trata abusos en la infancia, y que han confirmado a EL PAÍS que hace cuatro años que la denunciante les contó lo que ahora recoge la denuncia policial. Estas especialistas explican también que en situaciones de violencia, en las que además media “el poder, las personas callan por miedo a no ser creídas, a ser ellas las juzgadas”; y que cuando deciden denunciar “suele ser porque tienen apoyo, o bien porque han hecho terapia, o bien familiar o de la pareja”.
En la denuncia, la mujer explica que pese “al tiempo transcurrido”, durante toda la vida ha “sufrido las consecuencias” de lo que sucedió, “un proceso de revictimización” derivado “del relato público”. La mujer termina así esa denuncia de ocho páginas: “Llevo 43 años sufriendo una revictimización que para mí ha sido constante, con información en los medios de comunicación, con el nombre del aeropuerto de Madrid y recientemente con la serie televisiva Anatomía de un instante. Si bien ASG ya falleció (DEP), yo no”.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Más información
Archivado En
Últimas noticias
El ‘Gran Hermano’ más corto de la historia lo ganó una de Jerez, y se fue a quemar Madrid
Última hora de la actualidad política, en directo | María Guardiola alienta el pucherazo tras 48 horas de silencio: “El derecho a votar se ha hurtado”
Un nuevo asentamiento arraiga en una plaza tras el desalojo del B9: “¿De verdad pensaban que íbamos a desaparecer?"
El Banco de Francia mejora sus previsiones de crecimiento pese a la incertidumbre sobre el presupuesto
Lo más visto
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- La asociación mayoritaria de guardias civiles no está de acuerdo con la DGT en sustituir los triángulos por la baliza V16
- Eduardo Casanova anuncia que tiene VIH: “Hoy rompo este silencio tan doloroso”





























































