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La lista de espera para mamografías de mujeres con síntomas de cáncer se ha disparado en el hospital de la crisis de los cribados

La falta de personal en el Hospital Virgen del Rocío ha provocado que se duplique el número de pacientes que esperan más de 30 días para tener cita tras la detección de un bulto en el pecho

Hospital de la mujer del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla

La falta de personal en el Servicio de Radiología del Hospital Virgen del Rocío, epicentro de la crisis de los cribados que azota a la sanidad pública de Andalucía, ha disparado la espera que deben soportar las mujeres para hacerse una mamografía incluso cuando se les han detectado síntomas como un bulto en el pecho.

El número total de pacientes pendientes de ser citadas para hacerse la prueba tras la petición de su médico ascendía la semana pasada a 2.415, una cifra que supera en 950 a las que había a finales de octubre del año pasado (el 65% más), según datos internos del mayor centro sanitario de la comunidad, a los que ha tenido acceso EL PAÍS.

Este crecimiento es aún más importante entre las mujeres que esperan más de 30 días para saber cuándo se les va a realizar la prueba diagnóstica, que ha pasado de 780 a 1.690 en solo 12 meses: el número de pacientes con mayor demora se ha duplicado.

La espera media para ser citada para una mamografía ha crecido en el mismo periodo de 64 días a 85 (el 33% más). En realidad, la demora es mayor, ya que, cuando finalmente son llamadas para darles el día y hora para hacerse la prueba, esta fecha puede ser para semanas o incluso meses más tarde.

Estos datos son especialmente relevantes por dos razones. La primera es que revelan un incumplimiento generalizado del Decreto 96/2004, que establece la garantía de que las mujeres a las que su médico de familia o especialista solicita una mamografía en Andalucía deberían tenerla hecha en un máximo de 30 días.

La segunda, más importante, es que estas pruebas son solicitadas cuando existe la sospecha clínica por parte del médico de que la mujer puede tener un tumor por los síntomas que presenta, el más habitual un bulto en el pecho. En estos casos, la tasa de malignidad —el porcentaje de pacientes a las que finalmente se les diagnostica un cáncer de mama— se acerca al 20%, según la cifra más aceptada por los especialistas. Este porcentaje multiplica por 10 a los diagnósticos hechos gracias a los cribados de cáncer de mama, en los que las pruebas se realizan a mujeres sin síntomas y la tasa de malignidad se sitúa en torno al 2%.

Si la crisis de los cribados en Andalucía —en la que el 97% de las 2.317 mujeres afectadas son pacientes del Virgen del Rocío— ha puesto de manifiesto graves deficiencias en la gestión y comunicación de los casos dudosos, estos nuevos datos revelan importantes y crecientes demoras en la realización de mamografías a mujeres incluso cuando ya existe sospecha clínica de que pueden sufrir un cáncer. Una dilación, además, de la que no existe constancia pública porque la Junta de Andalucía no publica la lista de espera de pruebas diagnóstica desde hace cinco años, una circunstancia que impide que estas cifras se puedan cuantificar y comparar.

La causa común en ambos casos es el colapso que han sufrido estas pruebas en el servicio de Radiología de Virgen del Rocío en los últimos años, principalmente a causa de la falta de personal. Dos fuentes internas del centro coinciden en que Javier Castell, el jefe del servicio cesado del cargo al inicio de la crisis, ha venido alertando a la gerencia del centro en los últimos dos años, sin éxito, de que la reducida plantilla hacía imposible dar salida a todas las pruebas que llegaban al servicio.

“Castell se quejaba de que había días en los que las máquinas del servicio estaban paradas por falta de personal mientras la lista de espera no dejaba de crecer. Y pedía que, por favor, se contrataran más profesionales”, explica una de estas fuentes. Pero de los tres residentes que se formaron en el servicio de Radiodiagnóstico el curso pasado, por ejemplo, ninguno fue contratado, apuntan fuentes sindicales.

Máquinas paradas por las tardes

Es ahora, cuando han salido a la luz los retrasos en el diagnóstico de los cribados de cáncer de mama, cuando la Junta de Andalucía ha puesto en marcha varios planes para acelerar la respuesta a las afectadas con resultados dudosos, con medidas que pasan desde la contratación de personal hasta las continuidades asistenciales —trabajar por las tardes y fines de semana—.

La presión para dar salida al trabajo es tal que a las técnicos de rayos de la unidad de mama se les ha impedido ejercer el derecho a la huelga, convocada en toda España los días 30 y 31 de octubre, y 3 y 4 de noviembre, por los sindicatos de Técnicos Superiores Sanitarios. Así lo denunciaron las propias afectadas con una foto en la que posaban de espaldas con carteles en los que reivindicaban su derecho al paro laboral.

“La huelga se ha hecho con unos mínimos abusivos y muchas coacciones”, indica una fuente sindical del hospital. “No ofrecieron ninguna alternativa, les impusieron el 100% de servicios mínimos y les instaban a ponerse en el lugar de las mujeres afectadas por los cribados para justificar la medida”, sostiene otro interlocutor.

Desde que se ha puesto en marcha el plan, en el Virgen del Rocío todos los radiólogos del programa de prevención de cáncer de mama trabajan todas las tardes para que los resultados dudosos en los cribados puedan someterse a una segunda prueba antes del 15 de noviembre. Se trata de una ampliación de turnos que ahora parece una excepción para solventar esta crisis sanitaria, pero que hasta hace unos años era algo habitual.

“Las continuidades asistenciales siempre han existido, pero desde hace dos años se han reducido al 50%, es decir, que lo máximo que se podía trabajar eran dos tardes a la semana”, explica una especialista conocedora del funcionamiento de este programa, que pide el anonimato.

La situación en el Virgen del Rocío era hasta ahora una especie de círculo del que era casi imposible salir, añaden fuentes del centro: “Un servicio desbordado del que había gente que se iba por las condiciones de trabajo. Muchos pidieron la reducción de jornada, además, para trabajar por las tardes en la privada, donde había mucho dinero por el aumento de las derivaciones hecho por la Junta de Andalucía. Pero estas bajas no se cubrían, en parte por los recortes en los gastos de personal impuestos por el Servicio Andaluz de Salud (SAS) y en parte por la escasez de radiólogos en el mercado que las propias derivaciones habían ayudado a agravar”.

Una falta de incentivos cuyas consecuencias explica otro profesional sanitario consultado. “Antes se pagaba la denominada exclusividad para que nos mantuviéramos en la pública, que tampoco era una cantidad tan grande. Pero ahora, con los autoconciertos [aumento de la actividad en los hospitales públicos, que incluye incentivos económicos para los profesionales, aunque que estos están teniendo problemas para percibirlos] la situación no compensa en absoluto. El que se queda en la pública es por absoluto compromiso”, indica.

“Los especialistas del SAS, muchísimos, están trabajando para las clínicas privadas, es una especie de bilocalización: por las mañanas estoy en el SAS, que me paga mi sueldo, donde tengo mi plaza, mis complementos, donde cotizo para mi jubilación, pero luego pido reducción de jornada y me voy a las privadas, que me atraen con buenos incentivos… Y, mientras, las máquinas de pruebas se quedan apagadas en la pública por las tardes”, lamenta.

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