Una víctima de violencia machista lanza una campaña para reclamar cambios en el sistema de las pulseras antimaltrato
A través de change.org, una jiennese ha hecho una petición para que los pliegos del nuevo contrato garanticen la seguridad de las mujeres e incorporen mejoras tecnológicas


M. D. lleva 13 años conviviendo con el miedo. En 2012 su marido le pegó por primera vez. Se divorció y lo denunció hasta en tres ocasiones. Desde 2016 lleva una pulsera de protección, que no le quitó la angustia pero le hizo sentirse más segura. Eso terminó hace año y medio, cuando cambió el adjudicatario del contrato. “El aparato se quedaba completamente desconectado cuando se quedaba sin batería y tardaban un día en sustituirlo, la localización funcionaba mal, un mismo día tuve hasta 34 alertas…La sensación de indefensión y desamparo es terrorífica”, cuenta esta jiennense de 57 años en conversación telefónica.
Ella, que lleva tres meses sin protección porque la orden de alejamiento de su expareja, que ha cumplido condena, ha expirado, no quiere que otras mujeres sientan esa misma impotencia y ha lanzado una campaña en change.org, para que el nuevo contrato, que el Gobierno anunció hace una semana, garantice un cambio en el sistema y que se incluyan mejoras en el tipo de dispositivo. “La vida de muchas mujeres está en peligro”, advierte en la publicación.
Sabe de lo que habla y sabe del auxilio que prestan estas pulseras. “Gracias a su buen funcionamiento conseguí que mi exmarido entrara en prisión”, cuenta. “El sistema funcionaba, a mí el aparato me pitó hasta 600 veces”, detalla. Su acoso era constante, la seguía en lugares prohibidos, hasta el punto de destrozarle los muebles, rajarle las ruedas del coche o colgar un perro muerto frente a la puerta de su casa. Tras la segunda denuncia, motivada por el incumplimiento de las órdenes de alejamiento ―retiró la primera que puso― fue condenado a tres años de cárcel, y después a otros cuatro “por mandar a un sicario desde prisión a agredirme”.
Hace año y medio, la situación cambió. Los problemas comenzaron desde el momento en que se quedaba sin batería. “Con el anterior sistema te avisaban de que tenías que ponerlo a cargar y si no podías, en cuanto lo conectabas retomaba toda la información. Este si se descargaba, se quedaba sin funcionar, con el terror que implica no saber dónde puede estar tu maltratador justo en ese momento”, cuenta. Esta situación le ocurrió hasta en cuatro ocasiones. Los técnicos de Cometa además tardaban un día en sustituir el dispositivo por otro nuevo, algo que, con el anterior contrato, sucedía en menos de 24 horas, afirma ella. “En ese tiempo o me quedaba en casa o salía acompañada de amigas”, recuerda.
La Fiscalía General del Estado en la memoria en la que advierte sobre los problemas derivados del cambio de contrato de Telefónica a Vodafone en octubre de 2023, detalla cómo “hay víctimas que han perdido juicios por informes incorrectos sobre posicionamientos”. M. D. vio cómo una jueza de violencia de género sobreseyó la demanda que presentó cuando el pasado 24 de abril el dispositivo le sonó 34 veces.
“Me dijo que el informe de Cometa indicaba que la protección era para una zona de exclusión móvil, cuando en mi sentencia se indicaba que era fija porque mi exmarido tenía orden de destierro de Jaén”, relata. “Marcaba distancias que no eran las correctas… Aunque recurrí ante la Audiencia Provincial, la jueza volvió a sobreseer de nuevo el caso y denegó la prueba porque sabían que la pulsera no funcionaba bien”, sostiene.
En este tiempo M. D. ha acudido a la responsable del Instituto Andaluz de la Mujer en Jaén, pero no obtuvo la atención sobre el funcionamiento de las pulseras que reclamaba. “Se mostraron empáticas, pero nada más”, dice. También pudo hablar con la Fiscalía específica de violencia, que, dice, que en la segunda visita sí le reconoció que había recibido más quejas. “Pero al final la única denuncia que vale es la que pones en los juzgados y con un abogado”, se lamenta. “Mucha tolerancia cero, pero luego no solucionan los problemas”, abunda.
Ella se ha acostumbrado a estar en tensión, a salir siempre acompañada y a cruzar al aparcamiento como un rayo para protegerse dentro del coche. Ahora que ya no cuenta con ningún sistema de protección se ha comprado una perra para sentirse más arropada. No quiere que otras como ella sientan ese desamparo y menos que la angustia crezca porque el sistema que debería garantizarles su bienestar no funciona.
Por eso ha lanzado hace unos días la petición en chage.org/Pulseras Antimaltrato para instar al Gobierno a que “los pliegos de las condiciones del nuevo contrato que se han comprometido a firmar asegure realmente el buen funcionamiento del servicio”. “Los dispositivos deben ser buenos, no se puede ahorrar cuando está en juego la vida de las mujeres”, añade. M. D. cree que debería aprovecharse para incorporar una aplicación en el propio móvil y no un aparato exterior. “Supondría una mejora en el funcionamiento y sería más sencillo mantenerlo con batería”, esgrime recordando lo que le pasó con su último dispositivo.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.
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