Primer mes de estreno del Sena: solo 35.000 bañistas y la mitad de los días con bandera roja por contaminación de bacterias
El río de París se convierte a partir de este lunes en uno de los refugios para combatir la ola de calor que empieza en Francia

Era el sueño de las autoridades francesas desde hace décadas: que los parisinos pudieran volver a zambullirse en el río Sena, un siglo después de que se prohibiese el baño por contaminación. Esto es posible desde el pasado 5 de julio, tras años de trabajos y una inversión de 1.400 millones de euros que ha permitido depurar sus aguas, aunque en este primer mes, los tres espacios habilitados para ello solo han sido accesibles uno de cada dos días debido a la presencia de bacterias.
En concreto, durante 19 días ha sido posible darse un chapuzón, pero se ha tenido que izar la bandera roja otros 13, por la alta concentración de la bacteria E. coli, que proviene de las aguas fecales no tratadas. “Consideramos que, a pesar de ello, es un buen balance, los días que ha habido que cerrar el acceso es porque hemos considerado que la calidad del agua no era excelente”, explica por teléfono a EL PAÍS el concejal de Deportes del Ayuntamiento de París, Pierre Rabadan.
Hasta la semana pasada, más de 35.000 personas habían pasado por los tres puntos habilitados al baño (Grenelle, Bras Marie y Bercy, todos en el centro de la capital) mientras que este lunes, primer día de la segunda gran ola de calor del verano en Francia, parisinos y turistas buscan refugio fluvial en alguno de los espacios, todos abiertos.
El de Bras Marie, junto a la Isla de San Luis, es el más pequeño, con una capacidad para 150 personas, y el que cierra antes, a las 11.30 entre semana, para no interferir con los cruceros. La zona de tumbonas está abarrotada. Alice Martin, que toma el sol en bañador tras haberse dado un chapuzón esta mañana, dice: “Al principio no me atrevía por la contaminación, pero ya he perdido el miedo. En días como hoy es el mejor plan”. Jérôme Thomas, un puñado de hamacas más lejos, tiene claro que no va a bañarse “haga el calor que haga,”.
Este lunes se espera que sea una de las jornadas más calurosas en la capital, que está en alerta amarilla, con temperaturas que pueden alcanzar los 36 grados el martes. Hay otros 40 departamentos más en alerta naranja y otros 12 en vigilancia extrema, sobre todo al sur del país, donde el termómetro podrían alcanzar los 42 grados, según Méteo France, la agencia meteorológica.

Hasta ahora, las lluvias habían limitado los baños. “Sabíamos que íbamos a tener este problema. Ya el año pasado fuimos conscientes de que en el mes de julio llueve mucho en París”, bromea Rabadan. Se refiere a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos a finales de julio del año pasado, que transcurrió bajo un insólito diluvio.
Algunas de las pruebas olímpicas que tenían que hacerse en el Sena tuvieron que posponerse porque el agua, debido a las precipitaciones, no estaba en condiciones óptimas. Hacer el río parisino apto para el baño se inscribía precisamente dentro del proyecto olímpico, y estuvo pilotado en parte por Pierre Rabadan, concejal de deportes.
“El clima será una variable de ajuste a partir de ahora”, explica. Estos espacios funcionan como en las playas, con un sistema de banderas ―verde, amarilla y roja― y con horarios, para no interferir en el tránsito de los barcos. El concejal justifica el cierre en el protocolo estricto que obliga a cerrar los accesos al baño si llueve mucho, a la espera de conocer el resultado de las pruebas para evaluar la calidad del agua.
En el Ayuntamiento que gobierna Anne Hidalgo son conscientes de que “el cambio climático obligará a modificar sobre la marcha los calendarios” de apertura. París ha tenido temperaturas excepcionalmente altas casi desde finales de abril y a principios de julio vivió su primera ola de calor, pero en la segunda mitad volvieron las precipitaciones, lo que obligó a izar la bandera roja varios días consecutivos, del 20 al 28 de julio. El día después de inaugurarse el baño en el Sena, el 6 de julio, ya tuvo que prohibirse el baño.
“Nos adaptaremos y reflexionaremos sobre la posibilidad de modificar el periodo de apertura y retrasarlo”, explica Rabadan. Advierte que también de que se introducirá un sistema de brazalete para gestionar la afluencia. Las tres zonas aptas para el baño tienen una capacidad de entre 150 personas y 300, pero prevén que, una vez disipado el temor inicial a sumergirse en el río, los visitantes aumenten.
También se plantean trasladar el espacio de Bras Marie, frente a la isla de San Luis y cercano a la catedral de Notre-Dame, a otro lugar para que “haya una mejor cohabitación con los barcos”. Por el Sena pasan diariamente cerca de 500 navíos. En algunos años, “si la temperatura sigue aumentando”, no descartan abrir más lugares aptos al baño en la capital y hay varios municipios de la región de París que han solicitado tener espacios de baño.
La inversión para mejorar la calidad del agua asciende a 1.400 millones de euros. Parte se invirtió en la construcción de la depuradora subterránea de Austerlitz, en el centro de París, que permite filtrar el agua de la lluvia. Con una capacidad de 50.000 metros cúbicos, evita los vertidos de aguas residuales en el Sena en caso de abundantes lluvias. Según el Ayuntamiento, durante este mes, a pesar de las precipitaciones, no ha habido ningún vertido en el río y el agua está depurada a un 80%.
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