El fiscal del ‘caso Juana Rivas’ propone un retorno del menor a su padre en privado y con ayuda profesional presente
La jueza busca el modo de evitar “exposiciones innecesarias” en la vuelta del menor con su progenitor

La jueza Cristina Luis Vílchez, los abogados de Juana Rivas, los de Francesco Arcuri y el fiscal del caso se han reunido este miércoles por la mañana en una cita que ha durado alrededor de 15 minutos. El objetivo era determinar cómo hacer que el segundo intento de retorno del hijo menor de la pareja con su padre sea mucho más pacífico y menos caótico que en la primera ocasión, ocurrida este martes.
La jueza ha pedido a los profesionales que atendieron el primer intento este martes un informe que le ayude a definir el cómo y el dónde, pero todavía no ha tomado una decisión sobre la hora y el punto de entrega. Lo que es definitivo es que en esta ocasión será un acto mucho más íntimo, restringido a las personas estrictamente necesarias y en un lugar en el que no sea posible que la prensa, familiares y amigos revoloteen en el exterior de donde se haga la entrega.
Fuentes conocedoras del caso y de la reunión han explicado que ha sido el fiscal el que ha hecho una propuesta, que ha sido aceptada en distinto grado por las partes. La Fiscalía ha considerado necesario que se incorpore una profesional de apoyo al menor en la transición entre la despedida de la madre y el encuentro con su padre.
A partir de ahí, la propuesta incluye un tiempo de despedida con la madre, unos minutos de descompresión con profesionales y el encuentro con su padre que, si es necesario, estará también apoyado por profesionales. La previsión de Arcuri es salir inmediatamente de Granada y volver a Italia. Las partes han tenido también acceso a un largo informe en el que los expertos detallaban lo ocurrido en el Punto de Encuentro.
Por otro lado, Enrique Zambrano, abogado de Arcuri, ha explicado a este diario que ha pedido que “el niño, a diferencia de ayer martes, acuda con una maleta y documentación”. Zambrano ha recordado que Daniel llegó al Punto de Encuentro Familiar sin nada, “evidenciando que no lo habían preparado para irse ni de viaje ni volver con su padre”. Zambrano también se queja de la presencia del hermano, quien estuvo acompañando al menor casi todo el tiempo y quien tuvo una fuerte ascendencia sobre Daniel durante toda la mañana.
Una entrega caótica
La entrega del hijo menor de Juana Rivas a su padre el martes se hizo en medio de un gran revuelo: un grupo de alrededor de 12 familiares y amigos de Rivas hizo su aparición calle arriba del lugar de encuentro, con Juana echada sobre el hombro de la directora del Centro de la mujer de Maracena, llorando mientras caminaba, y sus hijos Gabriel y Daniel agarrados de la mano en el centro de la imagen.
El grupo apareció 50 o 60 metros antes de la puerta y hacia ellos se dirigieron varias decenas de periodistas a todo correr, interceptándolos a mitad de camino e interrumpiendo el tráfico. A la escena se sumaban dos decenas de personas en apoyo a Juana, abogados de una y otra parte y fuerzas de seguridad. Una situación difícilmente digerible para un niño de 11 años que tiene que dejar a su madre para irse con su padre. La entrega del menor se retrasó hasta el viernes, por lo que la escena podría volver a pasar. La jueza lo quiere evitar a toda costa y va a poner los medios para que la situación sea distinta.
Para ello, la titular del juzgado ha solicitado “con carácter urgente” un informe del personal técnico del Punto de Encuentro Familiar de Granada que el martes intervino en la “diligencia con el menor”, que no fue sino la entrega finalmente no completada de Daniel a su padre. Ese informe debe contener datos sobre cómo proceder en cuanto al “lugar, condiciones y modo en que podría tener lugar la efectiva entrega, salvaguardando el superior interés del menor y sin sometimiento del mismo a exposiciones innecesarias para su beneficio”.
El primer intento de entrega del menor estaba establecido por orden judicial este martes 22 de julio entre las 10 y las 11 en el Punto de Encuentro Familiar de Granada. Allí entró Arcuri, que llegó un rato antes de la hora prevista, sobre las 9.30 y esperó a que al filo de las 11 entrara el menor. Este llegó acompañado de su hermano mayor y de una psicóloga —“entra como amiga, no como perita”, confirmó luego su abogado—. El niño tardó un rato en encontrarse con su padre. Tanto que este telefoneó a su abogado, que esperaba en la calle, para comentárselo y preguntar qué estaba pasando. El equipo jurídico, en alerta ya a partir de la una del mediodía, realizó algunas llamadas que, en primera instancia, le tranquilizaron.
Dentro, mientras tanto, un equipo de dos psicólogas, asistentes sociales y otros especialistas, entre los que había una perita del despacho jurídico de Enrique Zambrano, letrado de Arcuri, intervenía con el menor, que no se separó de su hermano la mayor parte del tiempo.
En un momento concreto, el niño pudo ir con su padre y el equipo especializado informó a la jueza, según relata ella en la providencia en la que retrasaba la entrega al viernes, que en un acto como ese es “absolutamente descartable que se emplee en la entrega del menor ningún tipo de fuerza física o coacción”. De esas palabras se deduce que el menor y su hermano se opusieron con cierta rotundidad a ir con su padre y que los expertos consideraron que no se daban las condiciones.
Entre el miércoles y el jueves, y tras la reunión de la mañana y los distintos informes, la jueza decidirá cómo debe ser el proceso de retorno con su padre —que en ningún caso pone la magistrada en duda— el próximo viernes.
Reforma de la ley de protección a la infancia
La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, ha explicado este miércoles que quiere iniciar el septiembre la tramitación de la reforma de la ley de protección a la infancia frente a la violencia para que se garantice que los menores sean escuchados en los procedimientos.
En declaraciones en Onda Cero recogidas por EFE, Rego ha asegurado que se podría haber evitado la situación y la imagen generadas en relación con la entrega en el punto de encuentro del menor al padre, si se hubiera escuchado al propio Daniel, de 11 años, en la Fiscalía o en un juzgado de guardia.
“Daniel no se fue ayer porque no quiso irse, estamos hablando de un niño que tiene derecho a plantear sus temores y sus miedos, y nosotros tenemos la obligación de proteger al niño y poner el interés del menor por delante”, ha señalado la ministra.
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