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Condenados un hombre y una mujer a 20 años de cárcel por matar a una joven prostituta en León

Los acusados impidieron marcharse a la víctima y, cuando intentó huir, la agredieron y ahogaron hasta la muerte

Los dos condenados por matar a una mujer entrando en la Audiencia provincial de León, el pasado el 13 de enero.
Juan Navarro

Un hombre y una mujer han sido condenados a 20 años de cárcel por matar a una mujer prostituta en Cembranos, en León, en 2021. La sentencia, emitida por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León tras varios recursos sobre pronunciamientos judiciales previos, considera probado que el varón y su colaboradora, compañera en un club de alterne de la víctima, retuvieron a la fallecida, de 20 años, y la golpearon y ahogaron hasta la muerte. El cuerpo presentaba múltiples lesiones y fue hallado envuelto en unos cubrecolchones, motivación de su deceso por la combinación de las heridas, la asfixia y el ahogamiento al que la sometieron con afán de quitarle la vida. Ambos han sido responsabilizados de sendos delitos de asesinato con alevosía y ensañamiento.

Los hechos sucedieron en la madrugada del 17 de marzo de 2021. El individuo acudió en coche a un club de alterne de la provincia de León y allí recogió a una mujer prostituta con la que había mantenido una relación previa y a una compañera de esta, la víctima. El trío se desplazó a la casa del sujeto, en la localidad leonesa de Cembranos, donde consumieron bebidas alcohólicas y cocaína y mantuvieron relaciones sexuales. Durante la noche se produjeron discusiones en las que la mujer agredió a su joven compañera en el dormitorio, provocándole heridas con sangre. A las nueve de la mañana, la atacada escribió a un taxista conocido pidiéndole que fuese a por ella al inmueble con mensajes como “tengo que salir de aquí” porque estaba “supermal”. Cuando este llegó, no dio con ella. La llamó en vano y luego contactó con el hombre, a quien también conocía. Este simplemente le respondió que la clienta se había ido y que el taxista podía marcharse.

La mujer trató de escaparse rumbo al club pero saltaron las alarmas y se vio recluida en la casa. Hacia las siete de la tarde, los tres montaron en el coche de él rumbo a un taller, con la víctima en el asiento de atrás. Entonces la víctima llamó al 911 por las amenazas y agresiones, aunque la comunicación se cortó. El 112 le devolvió la llamada hasta tres veces y la víctima aseguró sentirse en peligro. Durante ese contacto con las Emergencias, al percatarse la otra mujer, le quitó el teléfono y la atacó causándole heridas, quedando sangre en el coche.

Los tres regresaron a la vivienda del hombre y entre este y su compinche sacaron a la víctima a la fuerza del automóvil. Entre los dos la trasladaron a la rampa de acceso a la bodega, donde según la sentencia “la agredieron repetida, y brutalmente de manera continuada en la cabeza, tronco, extremidades superiores e inferiores”.

Una vez herida y aturdida también por el consumo del alcohol y las drogas, y sufriendo “un traumatismo previo en la cabeza que disminuyó su nivel de consciencia, con la intención de terminar dicho martirio o calvario y provocar que ella falleciera”, los asesinos le ataron las manos con cinta de embalaje y los pies con una cuerda y más cintas. Le metieron también la cabeza en una colcha que también envolvieron para limitar su capacidad para respirar. La fallecida respiraba con dificultades y uno de los dos, con el respaldo del otro, “procedió a ejercer una fuerte presión sobre su boca impidiendo que pudiera respirar por ella, sin que tampoco pudiera hacerlo por la nariz, al tener fracturados los huesos de nariz por las lesiones previas, causando el fallecimiento por asfixia mecánica por sofocación”. Una vez sin vida, la intentaron esconder.

La Guardia Civil, tras las alertas emitidas anteriormente, acudió a la vivienda pero encontró la resistencia del varón alegando que “había solo una mujer en la vivienda, no dos, que se estaba duchando y que no quería comprometerla”. Al rato los agentes entraron, tras percibir el nerviosismo del individuo, y este los guio al lugar donde estaba el cadáver, acusando a la otra mujer del crimen y negando estar vinculado al asesinato. Los guardias llamaron a los servicios de Emergencia pero el acusado les declaró que “estaba muerta, bien muerta”, y siguió señalando a la otra persona, que tardó en aparecer horas porque se hallaba escondida en un armario abierto durante el registro. Los análisis sobre los dos culpables corroboraron el consumo de sustancias estupefacientes pero desmintieron que hubieran cometido el asesinato sin contar con la consciencia suficiente. La sentencia puede recurrirse ante el Tribunal Supremo.

El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, buscándose la vida y pisando calle. Grado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS. Autor de 'Los rescoldos de la Culebra'.
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