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“El virus del Nilo ya es el del Guadalquivir”: los especialistas alertan de que España no está preparada para las infecciones tropicales

Una primavera lluviosa y un verano cálido facilitan la expansión de enfermedades transmitidas por mosquitos

Virus del Nilo
Pablo Linde

El chikungunya, un virus de origen africano, no se conocía en América antes de 2013. Al año siguiente, se fue expandiendo por el continente y causó más de un millón de infecciones; hoy es ya endémico y provoca frecuentes brotes. Que esto suceda en España con este u otros patógenos, como el dengue, es cuestión de tiempo, según los especialistas de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). Celebran su congreso nacional en Málaga y este jueves han advertido de que el país no está suficientemente preparado para estos virus tropicales, que se expanden hacia el norte impulsados por el cambio climático y los cada vez más frecuentes viajes internacionales.

En 2024 ya se detectaron en Europa más de 300 casos de dengue autóctono (incluidos ocho en España), una cifra que se viene multiplicando año tras año esta década. No incluye a los viajeros que se infectan y traen la enfermedad desde un país tropical, algo que siempre ha sucedido, sino solamente los que se contagian en el continente.

Es culpa del mosquito tigre, que hasta principios de este siglo era infrecuente en Europa, y que ahora está asentado en el área mediterránea y prolifera en cada vez más regiones. Es una de las especies que puede transmitir el dengue (también el chikungunya y el zika) si pica a alguien que lo porta y luego a otra persona sana.

“Teniendo el mosquito, el clima, en un año que ha llovido, con un verano caluroso, nada impide que pueda no ser solo un caso puntual, sino que se establezca una cadena de transmisión”, ha advertido Javier Membrillo, vicepresidente de la SEIMC.

La sociedad cree que las autoridades sanitarias españolas deberían tomar más conciencia de estos riesgos para la salud pública. Reclaman que los hospitales tengan los servicios de microbiología abiertos las 24 horas y los siete días de la semana para poder hacer diagnósticos en cualquier momento y que el de una persona que llegue enferma un viernes no se demore 48 horas, poniendo en riesgo su vida. El 40% de los grandes hospitales tienen cerrado este servicio por las noches.

La segunda gran demanda de la SEIMC es que el Ministerio de Sanidad reconozca la especialidad de enfermedades infecciosas, una vieja reivindicación para contar con una titulación que les acredite y poder formar a los profesionales en enfermedades como estas, así como para luchar contra otra de las grandes amenazas para la salud pública: las resistencias antimicrobianas. España es el único país de Europa que no tiene reconocida la especialidad.

“Somos especialistas sin papeles”, se ha quejado Membrillo, quien lamenta que esto puede ser una vulnerabilidad para enfrentarse a enfermedades que serán cada vez más frecuentes. “Ahora las llamamos tropicales, pero en cualquier momento podemos dejar de llamarlas así. El virus del Nilo ya es el virus del Guadalquivir”, ha recalcado.

Es otro ejemplo claro de cómo una enfermedad tropical avanza hacia el norte. En este caso, su propagador (lo que se conoce como vector) no es el mosquito tigre, sino el culex, el común, que no es nuevo en España. Pero las temperaturas cada vez más altas, con inviernos cálidos, contribuyen a que más hembras de mosquito sobrevivan al estío, que produzcan más larvas y, durante los meses calurosos, la enfermedad se propague más.

El verano pasado fue el que más casos se registraron del virus del Nilo en España: 157. El anterior había sido 2020, con 77. Entre ambos, solo hubo casos esporádicos. “No sabemos cómo se comportará este año”, ha reconocido Ana Caro, del servicio de enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla.

Esta zona es la más endémica de España de la enfermedad: en Andalucía se notificaron 118 casos; en Extremadura, 39 y uno en Castilla-La Mancha, según los datos del Ministerio de Sanidad. Es la punta del iceberg porque la gran mayoría de las infecciones son asintomáticas, así que no se sabe exactamente cuántas se producen.

Se calcula que solo el 20% da signos, y a menudo no se identifica porque los médicos no tienen estas enfermedades en mente a la hora del diagnóstico, algo que tratan de revertir en la SEIMC. Un 1% sufre las manifestaciones más graves, en de forma de encefalitis, meningitis o meningoencefalitis. El año pasado, 20 personas murieron por la fiebre del Nilo, que se ensaña con personas de mucha edad, inmunosuprimidas o con otras comorbilidades que los hacen más vulnerables.

Temporada alta

Estamos a las puertas de la temporada alta de las enfermedades tropicales, que proliferan entre el final de la primavera y el principio del otoño. Otra que los especialistas tienen en el objetivo es la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, transmitido por garrapatas. El año pasado se registraron cinco casos, de los cuales tres personas fallecieron. Pero como recuerda Marta Mora, del Hospital Universitario La Paz, en Madrid, esto quiere decir que hubo muchas otras infecciones que no se detectaron.

Los primeros casos autóctonos de esta enfermedad se registraron en 2016, por culpa de un virus que viaja a bordo de las aves migratorias, que vienen sobre todo de Marruecos. De nuevo, las cada vez más altas temperaturas son el escenario ideal para su proliferación.

Es una nueva realidad que no se puede frenar, pero sí desacelerar, en opinión de María Velasco, presidenta del Grupo de Estudio de Patología Importada de la SEIMC. El mayor riesgo para la salud pública está, según ella, en las enfermedades que se transmiten por mosquitos. La presencia del tigre no se puede revertir ya, pero sí tomar medidas para que crie el menor número de larvas posible, vigilando las aguas estancadas.

“También es importante la protección de las picaduras, con repelentes o ropa, porque cuanto más piquen, más probabilidad hay de que se expandan las enfermedades”, señala esta especialista en Medicina Tropical, que cree que tanto sanitarios como ciudadanos están tomando cada vez más conciencia de estos riesgos porque son conscientes de que circulan a su alrededor. En Málaga, donde se celebra el congreso, el mosquito tigre ha arrinconado en la última década al común, provocando molestas picaduras, independientemente de que no transmitan una enfermedad.

Los especialistas también están muy atentos a otras especies de mosquitos, como el aedes aegypti, que transmite de forma más eficaz enfermedades como el dengue. No están asentados en España, pero ya se han detectado algunos en las islas Canarias, que está vigilante para su rápida erradicación cuando aparece.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.
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