Los mejores vestidos bohemios del verano: la prenda más delicada a la que acudir los próximos meses
Etéreo y con una labor artesanal detrás, se formula este 2025 bajo códigos bohemios y guiños al pasado. Tules, transparencias, brocados y colores empolvados son las claves de su éxito.


Todo surgió por a un cuadro. La vestimenta bohemia suele remontar su existencia a las noches de rock’n’roll que Anita Pallenberg y Marianne Faithfull tuvieron con los Rolling Stones en los años sesenta, ataviadas con vaporosos vestidos que viajaban de Marruecos hasta salas de conciertos atestadas y estadios de fútbol.
El icónico diseño de corte imperial, con flores engarzadas por todo el cuerpo que luce Jane Birkin en el film Wonderwall (1968) de Joe Massot, es otra muestra de la revelación que supuso esta prenda en el armario de la época. Sin embargo, sus orígenes son mucho más remotos.
Tampoco se inició en las avivadas charlas de lectura que mantuvo Virginia Woolf dentro del círculo de Bloomsbury, envuelta en ricas telas y adornos traídos de lejanas tierras hacia una protobohemia. No, tenemos que viajar un poco más en el tiempo. En concreto, hasta el lienzo de 1482 conocido como la Primavera, en el que Sandro Botticelli esbozó en un jardín colmado de belleza el origen mitológico de esta estación.
En esta escena que el pintor florentino retrató bajo el mecenazgo de los Médici, las figuras de Flora y la ninfa Cloris, atrapada en el abrazo perverso del dios Céfiro, se envuelven de vestidos etéreos con delicados brocados y coronas de flores. Un vestuario que simboliza el amor y los nuevos comienzos.

Esa misma ligereza en los tejidos que parecen pasar de puntillas por el cuerpo de una mujer se palpa siglos después en la colección PV25 de Chloé, cuya directora creativa Chemena Kamali ha sido la gran precursora del regreso del boho chic a nuestras vidas. “Expresar la feminidad en su forma más honesta”, declaró en una entrevista unos meses después de su aterrizaje en 2023, con una colección que respiraba esa actitud relajada y volátil que ya insufló Phoebe Philo a la marca décadas antes.
Esa candidez llevada a suelo urbano que it girls de los 2000 como Sienna Miller o Mischa Barton hicieron suya fuera de los sets de rodaje, se depura este 2025 con una silueta casi divina de lo que debería ser el vestido los próximos meses. Estas son las claves para reconocerlo.

El paradigma del parachutecore que la misma firma francesa junto a Chanel han defendido para esta PV25 en forma de prendas que parecen caídas del cielo, aguanta el calor acortando el formato en vestidos midi. Se mantienen intactos los dramáticos volúmenes, drapeados y una paleta inspirada en el color de las nubes.

La atmósfera bohemia que envolvió a los años veinte, década en la que nació la casa Fendi y se deja notar en su colección de centenario con un fuerte aroma a naftalina en delicadas labores de hilo, paillettes y brocados, entronca con la micro versión de Alberta Ferretti y el debut de Alessandro Michele para Valentino.

El rosa ‘palo’ que juega a ser más punk que frágil en las colecciones de las maestras de neorromanticimso –Simone Rocha y Cecilie Bahnsen– compite con la oda al vestido color hueso o crema, acompañado de puntillas y labores de encaje que representan en un solo gesto al movimiento bohemio.

Anclado en paisajes tan diversos como una cala de Ibiza o los senderos de Cotswolds, esta sutil prenda es capaz de poner de acuerdo a universos tan dispares como el de Ann Demeulemeester o las hermanas Zimmerman, bajo un mismo halo de belleza traída de otro mundo. El sueño de una noche de verano concentrado en un solo vestido.

Chloé

Zimmermann

Bimba Y Lola

Sfera

Monique Lhuillier

Antik Batik

Sea NY

&Other Stories

Loewe

Sézane

NÜD by Nekane

The Reformation

Hoss Intropia

Farm Rio

Mango

Rixo

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