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Nïn, la firma gallega que transforma manteles y sábanas heredados de la abuela en vestidos 

Con pocos medios pero mucho talento, esta pequeña marca creada hace tres años por Paz García triunfa con sus diseños de edición limitada, ajenos a los dictados de la moda y, en muchos casos, confeccionados a partir de textiles antiguos a los que se ha dado una nueva vida

Algunos vestidos de la firma gallega Nïn.
Elena Muñoz

La sucesión de tendencias es cada vez más frenética, impulsada por el ritmo veloz de fabricación de ropa y complementos (alrededor de 150 billones de prendas al año, según The World Economic Forum). Sin embargo, aunque nunca antes habíamos tenido a nuestra disposición tanta variedad de opciones, los armarios empiezan a ser idénticos entre sí. Es decir, casi todo el mundo viste igual. Precisamente como alternativa a esa moda clónica surgió Nïn, la firma gallega creada hace tres años por Paz García y bautizada con ese nombre como homenaje a Anaïs Nin, la escritora preferida de su fundadora. Su filosofía pasa por usar telas con valor sentimental que le envían sus clientas o sedas y algodones vintage que va adquiriendo.

“Por un lado uso stocks, que se quedan en las fábricas y son metros que no acaban de salir nunca. Por otro, utilizo la parte de mantelería y sábanas vintage, lo que yo llamo Nïn Legacy”, cuenta en conversación telefónica con S Moda. ¿Y dónde encuentra esos tesoros textiles? Según explica, al principio recorría anticuarios buscando telas, pero a medida que la marca ha ido ampliando su público, recibe avisos de seguidoras o las propias clientas ofrecen telas vintage, en muchas ocasiones heredadas de sus abuelas, para darles una segunda vida. “Muchas clientas me escriben y yo les mando las sábanas, tejidos o manteles que tengo disponibles y eligen el que más les gusta y les hago el modelo”, apunta. O al revés, “si alguien tiene la mantelería de su abuela, yo les pido las medidas para saber qué prendas podemos hacer y vamos ajustando”. El requisito suele ser que el textil esté en buen estado, aunque incluso cuando el paso del tiempo ha dejado su huella de manera demasiado evidente, García encuentra la manera de salvar el tejido con un “trabajo de recuperación”. “Al final mucha gente tiene sábanas o manteles de sus abuelas pero no los usan en el día a día, qué mejor que hacerte un vestido o algo que puedas llevar. Me adapto a todo lo que tenga alma, sobre todo si conecto con alguien, hemos llegado a tintar con huesos de aguacate alguna prenda que tenía manchones oscuros para dar un efecto vintage… lo que sea”.

Una blusa de Nïn.

Reconoce que en la actualidad el proyecto se ha “sobredimensionado” y el volumen de trabajo se acumula ante el éxito de sus prendas. “Estoy en un punto que, o doy un salto y contrato a alguien, o yo ahora mismo no cojo todos los pedidos que me hacen. Aunque no hiciese ninguna colaboración, tengo siempre clientas que me piden mensualmente. A lo mejor, si viene alguien nuevo que me pide algo muy complicado antes siempre decía que sí, pero ya es insostenible”. Afincada en A Coruña, la mayoría de veces está a cientos de kilómetros de sus clientas, pero la relación es tan estrecha y el trato tan cercano que la experiencia de compra resulta muy personal. “Me gustan mucho las historias que me llegan de clientas, a veces quieren la prenda para el nacimiento de un hijo o porque están en un momento en el que no se ven bien pero les apetece algo adaptado a ellas... esa parte me encanta”.

Un proyecto en crecimiento

El día a día es frenético. Paz García es la mujer orquesta que llega a todo: patrona, corta las prendas, realiza las fotos, mantiene el contacto con las clientas, atiende pedidos, hace los envíos… Y ante tamaña lista de tareas, ¿cuántas prendas es capaz de sacar a la semana? “Es una buena pregunta porque no tengo ni idea de cuántas prendas hago”, se sincera la diseñadora, antes de añadir que “a lo mejor a la semana pueden ser unas 20 prendas, no te puedo asegurar porque hay días que he llegado a hacer 15 y otros días los he dedicado a otras cosas”.

En poco tiempo y con medios limitados, la firma se ha colado en el armario de actrices como Candela Peña e iconos de moda de la talla de Kelly Rutherford, la actriz de Gossip Girl que ha renacido como referente de estilo con un armario con espacio destacado para pequeñas firmas independientes, algunas de ellas españolas y tan nicho como Nïn. “Contacté con Kelly Rutherford por Instagram, hago muy pocas colaboraciones, es algo muy jorobado. Al principio lo hacía un poco a ciegas y si alguien me escribía le mandaba cosas y la he cagado mucho, no hago colaboraciones pagadas, pero a Kelly le escribí por redes, me contestó y he colaborado con ella dos veces y este verano planeo hacerlo otra vez”, afirma. Con unas ventas que empiezan a estar cada vez menos centradas únicamente en el mercado español (estima que el 70% es venta nacional y el 30 restante internacional), Paz García ha conseguido hacerse sitio en un mercado saturado de propuestas pero escaso de autenticidad con un proyecto que demuestra que, aunque a veces no lo parezca, en la moda todavía quedan formatos por explorar.

Un vestido de la firma Nïn.

En su casa, ha habilitado un espacio a modo de atelier y showroom para recibir a clientas (especialmente para bautizos, bodas y comuniones, looks que exigen más preparación) y allí corta una a una cada prenda antes de llevarlas al taller para su confección: “Trabajo con dos talleres, uno me hace las prendas y modelos de continuidad, por ejemplo los pantalones, y después tengo un taller de una madre y una hija, en medio del campo, que me hacen las piezas más especiales”.

Después de toda una vida dedicada a la moda (García trabajó varios años en Inditex, en la extinta firma Hakei y como asesora de moda externa), puso en marcha la marca de la manera más sencilla: abriendo un perfil de Instagram y compartiendo los diseños que ella misma iba creando, muchos de ellos confeccionados a partir de mantelería vintage. “Empecé comprando tejidos de anticuario, sedas de la india, sedas vintage…”. Además de su bagaje en la industria, la costura formaba parte de su familia desde hace generaciones, un aliciente más para lanzarse con una firma propia: “Mi bisabuela era costurera, mi abuela también, mi madre siempre ha hecho crochet y empecé con ella a hacer piezas”. Aquellos diseños de ganchillo se vendían tan pronto como se creaban y, poco a poco, Paz fue ideando nuevas propuestas. Aprovechó su trayectoria como compradora de tejidos en Zara para contactar con proveedores y adquirir “tiradas de metros más pequeños”, aunque lo que realmente hizo especial a la firma fue el uso de mantelería y sábanas vintage como materia prima.

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Sobre la firma

Elena Muñoz
Graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, desde el comienzo de su carrera ha escrito en revistas de moda. Dio sus primeros pasos en Grazia y Glamour. Tras pasar por Hola Fashion, colabora con EL PAÍS en Gente y estilo de vida, SModa y Elle, además de compaginar su trabajo como periodista en proyectos de comunicación con marcas de moda.
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