Momificarse por las noches para despertarse más guapa: las redes caen en la obsesión por las rutinas de noche extremas
Cada noche, miles de chicas se acuestan momificadas entre capas de cosméticos y artilugios de belleza con el objetivo de, al despertar, deshacer sus ‘vendajes’ y revelar una cara perfecta. Analizamos con expertos un fenómeno que no está demostrado que mejore la piel

Tras el éxito del Get ready with me (prepárate conmigo) llega el #morningshed, la rutina que garantiza un despertar radiante tras un extenuante protocolo de belleza nocturna que supera con creces la aplicación de un sérum o crema reparadora. “Cuanto más fea te vas a la cama, más guapa te despiertas”, afirma Ashley West en una publicación de TikTok que acumula más de nueve millones de visualizaciones mientras se deshace de un rulo rizador de seda capilar, una mascarilla antipapada con forma de correa atada a las orejas, sendos parches para la zona de las ojeras, una tira nasal y una pegatina con forma de labio sobre la boca. La publicación de West incluye una voz en off con la famosa cita de Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York: “Quizás tengas que dejar atrás quién eras para convertirte en quien serás”. Una frase sacada de contexto, porque el cambio al que se refería Bradshaw era interior. Este es una de las versiones más simples que circulan por la plataforma del fenómeno #morningshed.
@southernwestsunshine The uglier you go to bed the ✨prettier✨ you wake up #dailyshed #skincare #heatlesscurls #silkbonnet
♬ Carrie Bradshaw - Gal Matza
Así, cada mañana, miles de chicas se despiertan momificadas y dedican su tiempo a desprenderse de los artilugios de su intensa rutina nocturna: varias capas de cosméticos, mascarillas de rostro o de labios, todo tipo de parches (para ojos, surco nasogeniano, entrecejo o patas de gallo), cinta adhesiva para sellar la boca y lograr la respiración nasal, tiras para fijar las arrugas y fajas adelgazantes para la mandíbula y el contorno del rostro. Y a todo esto hay que añadir el estrés que supone dormir quieta y boca arriba para nada se mueva. Llama la atención que en pleno 2025 sigamos pensando que para alcanzar el ideal de belleza del momento es necesario sufrir. ¿Queda ya algún minuto del día o de la noche libre que escape a la presión estética?
@butenk_nataliia favourite rituals 🐣🐣🐣 #morningroutine #skincare #grwm #fyp #skincaretips
♬ original sound - Butenk_nataliia
Esta tendencia tiktokera da una vuelta de tuerca a fenómenos como el “porno de productividad” porque aquí el objetivo es embadurnarnos de cosas para que ellas trabajen de noche y así poder amanecer con el trabajo hecho. Aunque, siendo realistas, quitarse la mascarilla nocturna, retirar los rulos sin calor y descartar la cinta bucal o el tinte labial también lleva su tiempo.
Según Spate, la plataforma de análisis de tendencias en la red, el promedio de búsquedas mensuales de #morningshed alcanza los 3.6 millones en lo que va de año. El informe detalla que los consumidores tienen especial interés por las rutinas diseñadas para parecer naturales. La ironía, por supuesto, es que lograr este aspecto de bajo mantenimiento requiere un esfuerzo significativo. Así, muchas chicas realizan cada noche esta performance de forma cada vez más exagerada, porque cuanto más compleja y disparatada es la rutina, más visualizaciones, likes y comentarios genera.
¿Se nos está yendo de las manos la búsqueda de la piel perfecta? Buenaventura del Charco, director clínico del centro de psicólogos online Estar contigo terapia opina que sí. “Totalmente. Estas conductas desarrollan una autoestima dependiente del logro y nos exigimos alcanzar determinados estándares o cumplir con ciertas tareas para estar bien con nosotros mismos. Convertimos una lista de tareas en necesidad pensando que nos harán sentir mejor y, si no lo hacemos, aparece la culpa. Esta hipervegilancia e hipercontrol pueden llevar a picos de descontrol (atracones, explosiones emocionales, pensamientos intrusivos…) y ansiedad. El cuerpo tiende al equilibrio y si hay un exceso de algo, antes o después aparece un exceso de signo contrario. Por eso nos tenemos que preguntar ¿está el cuidado a nuestro servicio o nosotros al servicio del cuidado?”.
Los efectos no son tan buenos
Mascarillas, parches, correas, cintas y superposición de toda clase de activos… ¿De verdad esto es beneficioso? La Dra. Cristina García Millán, dermatóloga del GEDET y del Grupo Pedro Jaén habla claro “más capas no equivalen a mejores resultados y creo que el minimalismo bien diseñado funciona mejor. Las rutinas de muchos pasos pueden causar irritación, dermatitis de contacto, acné de tipo inflamatorio y desajustes en el pH que generan intolerancias. Como norma general, y para evitar problemas, no podemos combinar retinoides con exfoliantes químicos (AHA, BHA); ni peróxido de benzoilo (activo muy prescrito en casos de acné) con retinol por riesgo de dermatitis. Tampoco aconsejo acumular varios exfoliantes en una sola sesión para evitar la sobreexfoliación y el aumento de la pérdida de agua transepidérmica. La hidroquinona (un agente despigmentante) no debe aplicarse junto a peróxidos por riesgo de oxidación; y la vitamina C se asimila mejor por la mañana y el retinoide por la noche. Los péptidos pueden desestabilizarse con ácidos fuertes, por lo que es preferible separarlos. Como regla práctica, recomiendo un solo activo ‘potente’ por noche, junto con productos que aseguren la reparación”. Mireia Fernández, directora dermocosmética de Perricone MD coincide “estas rutinas virales son un claro ejemplo de overcare; y esta obsesión por añadir pasos y accesorios puede ser contraproducente. La piel agradece la constancia, no la sobreexposición. Pero tampoco debemos demonizar las rutinas de muchos pasos: todo dependerá de las necesidades de nuestra piel. El principal error es pensar que más es mejor. La piel no absorbe activos de manera indefinida, tiene un límite de tolerancia y tanta sobrecarga puede debilitar la barrera cutánea. Otro fallo habitual en estas rutinas es usar productos incompatibles sin entender sus combinaciones”.
Artilugios sin resultados demostrados
El éxito de estas rutinas en redes sociales es exponencial a la cantidad de productos sobre el rostro. Algunos de los elementos, como los gorros de seda para el cabello o las mascarillas para dormir, han sido un durante años buenos aliados en las rutinas nocturnas; pero otros, no tanto. La cinta bucal que sella la boca y asegura la respiración nasal está muy cuestionada. “No lo recomiendo porque es una práctica peligrosa que puede crear congestión, ronquido, apnea o reflujo. Además, existe riesgo de obstrucción de la vía aérea si el adhesivo se desplaza”, dice la Dra. Cristina García. Por otro lado, aparecen fajas faciales con efecto adelgazante (como la de Skims, la exitosa firma de Kim Kardashian) y tiras que se colocan sobre las arrugas para evitar que se produzca el pliegue. ¿Sirven de algo? “Las fajas no adelgazan ni recolocan la grasa; dan un efecto compresivo transitorio. Dormir con ellas puede marcar, irritar y sobrecargar la articulación temporomandibular. Por otro lado, la evidencia de que sirva de algo vendar el rostro con cinta kinesiológica para restringir el movimiento y prevenir líneas es muy limitada y el riesgo de irritación o despegamiento epidérmico por usar un adhesivo existe y ya he visto algún caso en la consulta”, afirma García Millán.
Una de las novedades más llamativas que incorporan a estas nuevas rutinas son unas mascarillas de colágeno blancas y opacas que, al despertar, se vuelven transparentes cuando se dice que los ingredientes se han absorbido en la piel. La Dra. Cristina García Millán apostilla “debemos tener en cuenta que el colágeno en su estructura original y completa no penetra y solo actúa como humectante con efecto temporal. El hidrolizado puede mejorar hidratación, pero no hay evidencia de que promueva la de neocolagénesis dérmica. Para estimular colágeno, lo ideal es utilizar retinoides, vitamina C estable, niacinamida y procedimientos médico estéticos”. Patricia Garín, directora de Boutijour aclara “recomiendo por seguridad seguir las instrucciones del fabricante, respetar los tiempos y no dejar toda la noche una mascarilla que no esté diseñada para ello. Si la mascarilla es exfoliante o contiene ácidos como glicólico, láctico o salicílico, dejarla toda la noche puede irritar, causar enrojecimiento o dañar la barrera de la piel, ya que está formulada para actuar solo unos minutos; en cambio, si es hidratante o calmante, con ingredientes como ácido hialurónico o aloe vera, no suele haber problema en prolongar su uso”.
¿Y cuál es la rutina ideal? “Durante la noche la piel necesita doble limpieza para eliminar impurezas, activos que favorezcan su reparación natural, como retinoides y péptidos, e hidratación suficiente para mantener la función barrera equilibrada. Una rutina eficaz no requiere más de cuatro pasos bien elegidos”, dice Estefanía Nieto, de Medik8.
Más allá de la efectividad o no de estas rutinas, no podemos obviar el coste emocional y el desgaste que supone llevarlas a cabo. “Es la trampa de buscar nuestra mejor versión. ¿Qué significa en realidad? Está bien querer mejorar y vernos guapos, pero nuestro valor y amor propio no puede depender de ello. ¿Tan mal nos vemos? Es llamativo ver como en estos tiempos la autoestima y el bienestar vienen más de la aceptación exterior que de lo que somos en realidad”, concluye el psicólogo Buenaventura del Charco.
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