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“Tu piel no es capaz de absorber tanta crema”: las rutinas de belleza con pocos pasos se imponen

El cuidado de la piel vira a lo esencial con miles de tutoriales que muestran los beneficios de las rutinas cosméticas minimalistas. Expertos analizan el fenómeno

Cremas hidratantes

El informe de tendencias Simplificando las rutinas de la piel publicado el pasado mes de diciembre por NIQ advertía que 2025 es el año del skinimalismo, movimiento que lleva las rutinas de cuidado de piel a lo básico. En lugar de los complejos rituales de la k-beauty (belleza coreana), con hasta 25 pasos; ahora se utilizan menos productos, pero más efectivos. “Llevo meses con una rutina minimalista ¡y tú también deberías! El mítico menos es más, pero para la piel. ¿Sabes por qué? Tu piel no es capaz de absorber tanta crema. Vemos a muchas influencers que explican sus rutinas y hemos normalizado que utilizar un montón productos es normal. Pero todo eso lo hacen para rellenar el video y mantener el interés. ¿Por qué es mejor el skinimalismo? Porque la piel no absorbe tanto producto y, al final, se quedan en la superficie como una paella de activos. Solo necesitas limpiador, sérum, hidratante y crema solar. No solo te lo va a agradecer tu piel, sino también tu bolsillo”, explica @amandasanchezgar en TikTok.

@amandasanchezgar

Mi humilde opinión sobre el skinimalism⭐️🧴🫧 ig: amandasanchezgar #skinimalism #skincare

♬ Jazz Bossa Nova - TOKYO Lonesome Blue

Este cambio de mentalidad tiene su origen en varios factores. “El contexto económico afecta porque en un momento de inflación y menor renta disponible, el consumidor prioriza su gasto, reduce pasos y se queda con lo imprescindible”, explica a S Moda Sara Jiménez, responsable de comunicación de Beauty Cluster. Según STANPA, el gasto medio por persona en España en cosmética y cuidado personal es de 221,6 euros al año, lo que da una media de 18,47 euros al mes; cifra que se aleja mucho de la cantidad de productos que vemos en redes sociales. “En este fenómeno hay un trasfondo cultural interesante porque los expertos vemos cansancio social, un hartazgo tras años de sobreinformación, de mensajes contradictorios y de compararnos con imágenes idealizadas en redes. Después, también está el componente sostenible: cuantos menos productos uses, menos envases, menos residuos y menor impacto medioambiental creas. No sirve de nada elegir el frasco más sostenible si compras 30 productos y acabas tirando la mitad. En este sentido, el minimalismo cosmético es una apuesta por una rutina sensata, realista y sostenible”, comenta Sara Jiménez.

Elisabeth Álvarez, fundadora del centro Inout y creadora de su propia línea cosmética coincide “ya no buscamos tener cajones llenos de productos, sino fórmulas efectivas, multifunción y respetuosas con la piel y con el entorno. Es un reflejo de una nueva forma de entender el consumo: más ética, más sensata y más sostenible. Además, la piel tiene memoria y límites. Una rutina demasiado extensa o con activos mal combinados puede alterar su equilibrio natural y producir sensibilidad, deshidratación y brotes. Al reducir productos la piel se equilibra, se oxigena y recupera su ritmo natural. Es una vuelta a lo esencial con conciencia y criterio: menos pasos, sí, pero más inteligentes”. El último punto a tener en cuenta es la pereza. “Por supuesto, no todo el mundo tiene ganas ni tiempo para hacer largas rutinas. En ese sentido es mejor un cuidado skinimalista que nada, pero es probable que se quede corto en muchos aspectos”, aclara Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8.

Minimalismo cosmético: cuándo es necesario

Las rutinas cortas se popularizaron tras la pandemia como solución al abuso cosmético que se hizo durante el confinamiento por simple aburrimiento. “No consiste en usar solo dos productos porque sí, sino de aplicar los justos y necesarios para lograr el equilibrio cutáneo. Las rutinas largas tratan varias necesidades, pero si están mal guiadas pueden sobreestimular la piel y acabar con rojeces, sequedad, brotes o sensibilidad. Por eso, el minimalismo funciona muy bien en pieles sensibles o alteradas”, aclara Raquel González, cosmetóloga y creadora de Byoode.

¿Qué necesita la piel en realidad? La doctora Cristina de las Heras, médico estético de Martín del Yerro I Amselem habla claro: “Una piel sana solo necesita limpieza y protección solar. Sin embargo, la realidad es otra porque la exposición a la radiación ultravioleta, los hábitos poco saludables, los estados inflamatorios silentes o los desequilibrios hormonales hacen que la piel necesite hidratación extra y un aporte de activos como antioxidantes, retinoides y alfahidroxiácidos”.

La mayoría de los tutoriales que circulan en redes sociales inciden en las bondades de la simplificación de rutinas. Pero los expertos ven también puntos en contra. “El minimalismo cosmético puede ser positivo si se hace de manera inteligente. Reducir el número de productos mal combinados para centrarse en pocos bien formulados mejora la adherencia y reduce el riesgo de sobreexposición. Sin embargo, cuando la simplificación se convierte en omisión, es decir, si eliminamos pasos esenciales o activos clave, la piel pierde soporte funcional. Se debilita la barrera cutánea, se ralentiza la renovación celular y se compromete la respuesta frente al entorno”, dice Jaume Soley, doctor en química y director técnico de Gen Identity.

Un error común es asociar minimalismo con calidad y rutinas extensas con cantidad. “No se trata de elegir entre calidad o cantidad, sino de combinarlas con criterio. La piel es una barrera muy eficaz, y sólo un pequeño porcentaje de lo que aplicamos logra atravesarla. Necesitamos fórmulas bien diseñadas, con ingredientes activos en dosis efectivas y una vehiculización adecuada. No se trata de saturar la rutina con pasos innecesarios, sino de trabajar con menos productos, pero mejor formulados. El objetivo no es reducir por reducir, sino optimizar: elegir los pasos esenciales y complementarlos de forma personalizada, sin sobrecargar la piel ni saturar al consumidor”, afirma en Dr. Jaume Soley.

¿Qué significa básico?

Los expertos insisten en no dejar ninguno de los tres pasos innegociables de toda rutina esencial: limpieza, hidratación y protección. Pero con los millones de consejos de cuidado de la piel que circulan por redes y la ingente cantidad productos de belleza disponibles, cuesta encontrar protocolos que funcionen. Como norma general, antes de decantarse por un producto, Raquel González de Byoode recomienda guiarse por la ciencia. “Caro no siempre es mejor, pero lo muy barato esconde fórmulas diluidas y principios de baja calidad poco eficaces. Hay que aprender a leer los ingredientes, apostar por activos con respaldo científico y, a veces, desconfiar de lo que se vuelve viral sin justificación. Las redes sociales pueden ser útiles, pero generan muchísima confusión si no sabes filtrar”. Para aclarar la tarea varios expertos nos ayudan a elaborar una guía, simple y sencilla, para el cuidado facial ideal.

1- Limpieza: Es el punto de partida y, sin ella, cualquier tratamiento posterior pierde eficacia. “Por la mañana eliminamos los detritus que se generan por la noche, el sudor y la grasa propia. Y por la noche nos deshacemos del maquillaje, las impurezas y la polución”, dice la Dra. Cristina de las Heras. Elegir un buen limpiador es como elegir el tono correcto de la base: si nos equivocamos, todo lo demás se tambalea. “Para pieles secas o sensibles, mejor texturas cremosas o lechosas. Para mixtas o grasas, limpiadores en gel o espumas suaves que respeten el pH”, aclara Elisabeth Álvarez. Según los expertos, la doble limpieza es la mejor para la piel y consiste en empezar con un limpiador lipídico con más arrastre, y seguir con una fórmula en gel que limpie en profundidad. ¿Se puede hacer de forma exprés? “Sí, podemos mezclar los dos limpiadores, el de gel y el bálsamo, emulsionarlos y trabajar sobre el rostro en seco. Después, añadimos agua al rostro, y seguimos trabajando hasta que espume. Retiramos con agua tibia y completamos con una toalla húmeda”, dice Raquel González.

2- Hidratación: Una piel hidratada es más resistente y flexible, está menos seca y tiene un brillo que nace del interior. “En una piel sana aislada del exterior no sería necesario aportar hidratación extra. Pero la realidad es que el estrés, los ambientes secos y fríos, el sol, el calor y la contaminación rompen el equilibrio hídrico. Las fórmulas hidratantes impiden, por un lado, la deshidratación de la piel y, por otro, favorecen la retención de agua en las capas más superficiales. En pieles jóvenes, grasas o con tendencia acneica, la fórmula debe ser ligera, no comedogénica y rica en activos como ácido hialurónico de bajo peso molecular o niacinamida. En cambio, una piel seca o sensible requiere texturas ricas y calmantes, con ingredientes como ceramidas, glicerina o escualano”, afirma la Dra. Cristina de las Heras. Una forma de apostar por el ‘skinimalismo’ es lo que Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8, denomina como CSA: “si después de la limpieza aplicamos, por la mañana, una crema con vitamina C y SPF (CS) y por la noche utilizamos una hidratante o un suero nutritivo con retinoides aportamos a la piel lo esencial para protegerse, hidratarse y regenerarse”. Conforme las necesidades aumentan muchas rutinas incorporan sueros específicos para tratar diferentes problemas. ¿Podemos sustituir la hidratante por un sérum? “Estas lociones atraviesan la barrera cutánea con más facilidad que las cremas, por eso son el primer paso a la hora de aplicar los activos en la piel. Algunos sí pueden sustituir a las cremas hidratantes porque en su composición llevan activos que retienen el agua, como el ácido hialurónico. En pieles grasas, el uso de un sérum acompañado de una protección solar con capacidad hidratante es suficiente para completar una rutina de mañana”, dice Cristina de las Heras.

3- Protección solar: Si los dermatólogos tuvieran que elegir un solo producto para cuidar la piel, sin duda, sería el protector solar. “Sí, sin excepción. Incluso en interiores o con clima nublado porque la radiación UV, la luz azul y la infrarroja tienen un impacto acumulativo que acelera el envejecimiento y provoca daño celular. Hoy, un buen protector solar no solo debe ofrecer cobertura de amplio espectro (UVB, UVA, IR, luz azul), sino también incorporar antioxidantes, activos antipolución y texturas sensoriales que inviten a reaplicar. El futuro de la fotoprotección está en fórmulas híbridas que protegen y tratan a la vez. Todo, sin olvidar que la eficacia real está en el uso constante en la cantidad adecuada”, apostilla Jaume Soley, director técnico de Gen Identity. Lo ideal es elegir una textura adaptada al estilo de vida y al tipo de piel. “Las pieles grasas o con tendencia acneica necesitan fórmulas libres de aceite o en gel. Las secas, texturas más ricas con ingredientes como ceramidas o hialurónico. Y para todas, filtros seguros, de amplio espectro y con buena cosmeticidad: porque si no apetece usarlo, no hay constancia”, dice Elisabeth Álvarez. Con el protector, la cantidad es muy importante “debemos aplicar un gramo por centímetro cuadrado de piel, y reaplicar cada dos horas si estamos expuestos a luz solar”, incideCristina de las Heras.

¿Y qué hacemos con los complementos?

Aunque disfrutes mucho de una rutina simplificada, recibir algún tratamiento de cuidado de la piel de vez en cuando es un auténtico placer. “No son imprescindibles para todos, pero sí muy útiles para personalizar el cuidado. Las mascarillas actúan como una cura intensiva puntual. Los exfoliantes, si se usan bien, mejoran la renovación celular y la luminosidad. El contorno de ojos trata una zona muy fina y con necesidades específicas.

El cuello y escote, por su menor densidad de glándulas sebáceas, requieren productos nutritivos y reafirmantes. Los tónicos o aguas tratantes preparan la piel, refrescan y mejoran la absorción de activos. Estos productos no deben ser vistos como un lujo, sino como herramientas adicionales para cutis que necesitan un plus en momentos concretos”, concluye el Dr. Jaume Soley.

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